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Italia buscó traficantes de semen en España
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el juez bermúdez llevó la investigación

Italia buscó traficantes de semen en España

Roma denuncia a dos clínicas españolas por contrabando genético. Una de ellas cedió esperma y óvulos a Severino Antinori, el ginecólogo italiano que aseguró haber clonado humanos

Foto: Un doctor pasa por delante de un cartel con imágenes del desarrollo de un feto humano en una clínica de fertilidad del doctor Severino Antinori. (Reuters)
Un doctor pasa por delante de un cartel con imágenes del desarrollo de un feto humano en una clínica de fertilidad del doctor Severino Antinori. (Reuters)

El grupo de los 'carabinieri' que se encarga de los asuntos de salud pública en Italia, el NAS, entra en la clínica Matris de Milán, propiedad del polémico ginecólogo Severino Antinori. Es el 22 de julio de 2014 y el médico -famoso por haber afirmado en 2002 que había clonado seres humanos- copa de nuevo decenas de titulares e informativos de televisión tras anunciar que ha logrado un embarazo gracias a un donante externo. No es otra excentricidad científica de Antinori sino una práctica completamente normal pero prohibida en Italia hasta hace solo cinco meses por una ley de Berlusconi que el Constitucional italiano acaba de anular. Aun así, los agentes sospechan que esa intervención es ilegal. Piden ayuda al fiscal, que les permite incautarse de las 34 muestras de semen y 173 óvulos almacenados en la clínica. Tras examinarlos, concluyen que Antinori puede haber pagado por ellos, algo prohibido en Italia. Si es así, se encuentran ante un caso de contrabando de material genético. Porque todos esos gametos congelados proceden de España.

Su origen, según las investigaciones del cuerpo policial italiano, son dos clínicas reproductivas de Sevilla y Barcelona -Ginemed y el Institut Marquès- con amplia experiencia en estas técnicas y a las que, durante los años en los que la fecundación con donante estuvo prohibida en Italia, acudieron cientos de parejas de ese país para intentar procrear. Los 'carabinieri' deciden pedir ayuda a la policía española, y el grupo de desaparecidos del Cuerpo Nacional de Policía, a quien corresponde el caso, decide llevarlo al juez. Al tratarse de contrabando, el tribunal competente es la Audiencia Nacional. El entonces titular del Juzgado Central de Instrucción número 3, Javier Gómez Bermúdez, inicia su investigación el pasado 20 de noviembre.

Severino Antinori (Téramo, 1945) es un ginecólogo obsesionado con pasar a la historia como un pionero. Aunque sus prácticas, en ocasiones, hayan sido acusadas de erosionar los límites éticos o hayan provocado la desaprobación de la comunidad científica. Su afán por la polémica, por ejemplo, le llevó en 2002 a anunciar que había inseminado a tres mujeres con embriones clonados. “No revelaremos la identidad de los bebés cuando nazcan”, dijo entonces a la prensa. “En el actual clima de persecución, la gente diría que son monstruos”, añadió. Lo cierto es que los especialistas en biotecnología jamás le creyeron. Antinori no probó su polémico logro. Hoy nada se sabe de los niños clónicos.

Pero no hay duda de que otras prácticas tildadas de excéntricas por muchos sí se llevaron a cabo. Luchó durante años para lograr el récord de embarazo en mujeres añosas y logró gestaciones en señoras que superaban la sesentena. Incluso inseminó a una mujer de 20 años con un óvulo de su madre, de 48, fecundado con esperma del compañero de esta última, convirtiendo a la joven en 'madre-hermana' del bebé.

El juez Bermudez pide informes

La reproducción asistida es un asunto de salud pública, una competencia transferida a las comunidades autónomas, así que Bermúdez pide informes a la Generalitat de Cataluña y a la Junta de Andalucía. Ambas mandan a sus inspectores de salud a las clínicas acompañados de la policía. En Barcelona, los inspectores enseñan al personal del Institut Marquès las referencias de las muestras de semen halladas en la clínica de Antinori, que fueron obtenidas de Biosperm, el banco de semen de ese centro sanitario. Sus empleados buscan los albaranes de esas muestras y descubren que las vendieron a la otra clínica investigada, Ginemed, algo que, según fuentes del Institut Marquès, es totalmente legal y habitual en España. Fue la clínica sevillana la que envió todo el material a Antinori, según esas mismas fuentes. La Generalitat concluye que no solo no hay indicios de contrabando, sino que el centro no ha cometido ninguna irregularidad y así lo hace saber al juez.

En Sevilla, los agentes también concluyen que no se ha cometido ningún delito por parte de Ginemed, aunque sí detectan indicios de irregularidades administrativas. Como la ausencia de un convenio de coordinación con la clínica de Antinori en que se establezcan los procedimientos a seguir por ambas partes, se describa con detalle el material genético enviado, y las responsabilidades y obligaciones de ambas clínicas, una documentación que deben tener al servicio de la inspección, según el decreto-ley de donación y distribución de células y tejidos humanos. Una portavoz de esa clínica pide que no se publique la información y se niega a facilitar ningún dato sobre el caso.

Con los informes de la Generalitat y de la Junta sobre la mesa, el juez Gómez Bermúdez llega a la conclusión de que “no queda debidamente justificada la perpetración del delito”, por lo que archiva el caso. En Italia, la investigación judicial ha seguido una suerte similar. Tras la incautación de los gametos de su clínica milanesa, Antinori recurre para que se los devuelvan y poder seguir usándolos con sus pacientes. Y lo consigue. El Tribunal Ordinario de Milán ordenó su restitución el 22 de septiembre de 2014 después de que el polémico ginecólogo presentara un certificado de Ginemed, la clínica sevillana, en el que sus responsables aseguraban que todos esos gametos se le cedieron “a título gratuito”.

Antinori se siente una víctima

Desde Italia, Antinori asegura que, después de todo lo ocurrido, se siente una víctima del Gobierno italiano y de la influencia de la Iglesia en su país, y señala como responsable directa a Beatrice Lorenzin, la ministra italiana de Sanidad. “Es ella la que ha organizado todo esto. No se conforma con que se me investigue en Italia sino que también culpa a clínicas españolas en las que estas actividades son legales desde hace décadas”, afirma. Lorenzin pertenece al conservador y católico Nuovo Centrodestra, una escisión de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi -cuyo Ejecutivo prohibió la fecundación con donante-, y que ahora forma Gobierno con el Partito Democratico del primer ministro, Matteo Renzi (centro-izquierda). Según el Tribunal de Milán, fue el ministerio de Lorenzin el que envió a los 'carabinieri' a la clínica milanesa de Antinori.

La Sociedad Italiana de Fertilidad cifra en unas 7.000 las parejas italianas al año que necesitan gametos de donante para tener un bebé, según declaró su presidente a 'L'Espresso'. Durante la prohibición de esa práctica en Italia, gran parte de ese mercado lo copó España. Según datos del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), unas 2.300 parejas de ese país acudieron a clínicas españolas en 2013. El Constitucional italiano ha levantado el veto, pero las dificultades siguen existiendo de facto. La legislación todavía obstaculiza la donación de semen y óvulos, por lo que a las clínicas reproductivas italianas no les queda otra que mirar al extranjero. También a España.

El grupo de los 'carabinieri' que se encarga de los asuntos de salud pública en Italia, el NAS, entra en la clínica Matris de Milán, propiedad del polémico ginecólogo Severino Antinori. Es el 22 de julio de 2014 y el médico -famoso por haber afirmado en 2002 que había clonado seres humanos- copa de nuevo decenas de titulares e informativos de televisión tras anunciar que ha logrado un embarazo gracias a un donante externo. No es otra excentricidad científica de Antinori sino una práctica completamente normal pero prohibida en Italia hasta hace solo cinco meses por una ley de Berlusconi que el Constitucional italiano acaba de anular. Aun así, los agentes sospechan que esa intervención es ilegal. Piden ayuda al fiscal, que les permite incautarse de las 34 muestras de semen y 173 óvulos almacenados en la clínica. Tras examinarlos, concluyen que Antinori puede haber pagado por ellos, algo prohibido en Italia. Si es así, se encuentran ante un caso de contrabando de material genético. Porque todos esos gametos congelados proceden de España.

Javier Gómez Bermúdez
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