Defensa cancela pedidos y revende material para ahorrar 7.000 millones en armamento

El Ministerio de Defensa ha culminado sus negociaciones con las industrias suministradoras del ramo para rebajar la factura de pedidos y los compromisos adquiridos dentro de los llamados "programas especiales de armamento" (cazas, aviones de transporte, helicópteros, submarinos y blindados). De momento, por la vía de renunciar a una parte de las unidades previstas y la reventa de otras que considera prescindibles, el departamento que dirige Pedro Morenés logra rebajar el techo de gasto de los 36.875 millones de euros que dejó el anterior Gobierno a 29.495, 7.000 millones menos que pagar en los próximos años.

La "reconducción" de los grandes programas de compra de armamento, encargados a la industria multinacional europea y a la nacional, supone un drástico recorte de los pedidos realizados en su día (algunos hace dos décadas) con el fin de asegurar la modernización de las Fuerzas Armadas. El peso de la factura se había disparado con la crisis económica y el Ejecutivo anterior suspendió los pagos durante los ejercicios de 2010 y 2011, incluso de las últimas unidades de cazas EF-2000 ya entregadas.

Nada más llegar al poder, el nuevo Gobierno tuvo que habilitar un presupuesto extraordinario para abonar al consorcio europeo que los fabrica las facturas atrasadas, único modo de poder entrar en la negociación para aplazar o renunciar a la compra de las siguientes fases del proyecto. El secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, ha sido el responsable de dirigir el plan de ajuste y renegociación con las empresas.

Es en el EF-2000, proyecto en origen suscrito en tiempos de Felipe González, donde se logra ahora el mayor ahorro: 2.966 millones de euros. Defensa consiguió primero aplazar la siguiente entrega de unidades, ahora renuncia a la última fase del pedido y está decidido a almacenar algunos aparatos con vistas a la reventa.

El segundo ahorro más importante, el que revela mayor exageración a la hora del encargo (porque es más reciente), pero que parece tener una solución presupuestaria más fácil afecta al avión de transporte europeo A400M, que en parte se fabrica en España. De los 27 aparatos encargados, las Fuerzas Armadas sólo se quedarán con 13. El resto, que habrá que pagar de todos modos, se pondrán a la venta. Así, Defensa espera ahorrar 800 millones y, si la operación de exportarlos sale bien, casi el triple: hasta 2.360 millones de euros.

Helicópteros NH-90 caros y vacíos

El caso del helicóptero NH-90 es el más curioso. Los actuales responsables del Ministerio se han encontrado con que había 45 aparatos pero el número era pura teoría, no incluían equipamiento alguno. Después de la renegociación, se han tenido que conformar con dejar el pedido en 22 unidades y con el compromiso de abonar otros 190 millones sobre el plan inicial para que incluyan los llamados "equipos de misión" y el mantenimiento para 5 años.

En la adquisición del helicóptero de ataque a tierra ‘Tigre’, que se acaba de estrenar en la guerra de Afganistán para la protección de las tropas españolas, el Ejecutivo ahorra 33 millones de euros porque renuncia, de entrada, a "reconfigurar" en el futuro las primeras unidades que ha recibido.

Sobre los encargos del blindado medio de cadenas Pizarro, el recorte es drástico al pasar de las 190 unidades previstas a sólo 117. El ahorro resultante es de 163 millones de euros.

El proyecto de submarino S-80 se mantiene tal cual con su actual techo de gasto de 2.135 millones de euros. Está encargado a la empresa nacional Navantia y de plena actualidad por el retraso de otros dos años en la fecha de entrega prevista por un problema de diseño (exceso de peso). Es el único programa que no se ve afectado por la "reconducción" porque tiene que ser revisado primero en su parte técnica.