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La primera decisión de ZP: borrar todo rastro de Perejil del búnker de Moncloa
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GOOGLE MAPS CONSIDERA AL ISLOTE "TERRITORIO EN DISPUTA"

La primera decisión de ZP: borrar todo rastro de Perejil del búnker de Moncloa

La primera decisión que tomó José Luis Rodríguez Zapatero tras aterrizar en Moncloa, el 15 de abril de 2004, no fue la de retirar las tropas

Foto: La primera decisión de ZP: borrar todo rastro de Perejil del búnker de Moncloa
La primera decisión de ZP: borrar todo rastro de Perejil del búnker de Moncloa

La primera decisión que tomó José Luis Rodríguez Zapatero tras aterrizar en Moncloa, el 15 de abril de 2004, no fue la de retirar las tropas de Irak algo que, como es sabido, comunicó tres días después con interrupción televisiva incluida. Su inmediata determinación fue la de borrar el vestigio de aquellos siete días de julio de 2002 en que España defendió su soberanía sobre el islote de Perejil frente a la ocupación de Marruecos. La aparición en un almacén monclovita del cuadro con la fotografía por satélite de la isla, que había lucido en un lugar destacado del búnker de Presidencia, ha servido para conocer aquella "retirada inmediata", sin luz ni taquígrafos, ordenada por el expresidente Zapatero que, paradójicamente, quiso convertirse luego en paladín de la "memoria histórica" de nuestro país.

El cuadro, según atestiguan funcionarios que aún hoy deambulan por los pasillos del palacio presidencial, fue un regalo del entonces ministro de Defensa Federico Trillo al equipo del Departamento de Crisis, como recuerdo de "aquellas largas jornadas que al final lograron doblar el pulso al vecino marroquí". El obsequio, consistente en la foto aérea de Perejil con una placa conmemorativa de la efeméride, fue recibido por los miembros del equipo "con gran satisfacción y alegría", según relato de los mismos funcionarios, y se colocó en sitio principal de uno de los recintos más secretos de nuestro país, el búnker de Moncloa, construcción impulsada en los años ochenta por el expresidente del Gobierno Felipe González, que con el recuerdo presente del 23-F, quiso disponer de un infraestructura para resguardo de los miembros del Ejecutivo mientras coordinaban la respuesta del Estado ante una gran crisis. 

Aquel 15 de abril de 2004, en su discurso de investidura, Rodríguez Zapatero declaró: "Marruecos exige y merece una atención preferente y unas relaciones que busquen el entendimiento profundo. Así lo expondré a las autoridades marroquíes en la visita que realizaré, si obtengo la confianza de esta Cámara, en los próximos días". El 24 de abril,  a las 14.15 horas, el presidente aterrizaba en el aeropuerto de Casablanca, donde era recibido calurosamente por el primer ministro marroquí. Días antes, el rey Mohamed VI, que ya le había acogido a finales del 2001 como líder del PSOE, le envió una afectuosa felicitación en la que hablaba de “una nueva era”.

¿Y qué pintaba en esa “nueva era" el recuerdo infame para Marruecos de la expulsión del islote de Perejil? Eso debió pensar Zapatero, cuyas órdenes sobre la retirada de aquel recuerdo en el corazón mismo de Moncloa fueron taxativas. Borrar de un plumazo la épica que el Gobierno anterior había insuflado a la crisis hispanomarroquí. La misma que emana de lo escrito por María Ángeles López de Celis, que fue secretaria de Presidencia durante 32 años, cuando cuenta cómo "para teñir de solemnidad el momento de la intervención en Perejil, el presidente descolgó el teléfono y habló de usted a su amigo Federico Trillo: ‘Ministerio de Defensa, ordene a los responsables militares que la operación se lleve a cabo, y dígales que tienen toda la confianza y el respaldo del Gobierno, que Dios les acompañe y que vuelvan con el triunfo’". 

Lírica de similar cariz con la que Trillo dio cuenta de la victoria "al alba y con tiempo duro de levante..." en la operación en clave Romeo Sierra  y que acabó con un puñado de militares marroquíes y su armamento al otro lado de la frontera de Ceuta. Por contra, Zapatero no se anduvo con zarandajas y despachó la retirada de la fotografía enmarcada del islote de Perejil sin más historias que un "retírese inmediatamente". En este caso, eran las cinco de la tarde del viernes y el parte meteorológico apuntaba curiosamente "borrasca, situada en el Norte de África, y que viajará por la costa Mediterránea peninsular, dejando lluvias a lo largo de su recorrido", como reza el parte del organismo nacional.

Por cierto, la operación sobre Perejil, que recibió el nombre de Restablecer Statu, se dejó algunos flecos sueltos: aún hoy, casi 11 años después de aquellos hechos y casi tres desde que Miguel Ángel Moratinos al frente de Exteriores reclamara por escrito al monstruo tecnológico la atribución para España de su soberanía, Google Maps, el servicio de mapas cartográficos más consultado del mundo, sigue llamando al islote por su nombre en árabe y considerándolo no español, sino "territorio en disputa". Lo tiene escrito el profesor Geoffrey Parker: el éxito nunca es definitivo.

La primera decisión que tomó José Luis Rodríguez Zapatero tras aterrizar en Moncloa, el 15 de abril de 2004, no fue la de retirar las tropas de Irak algo que, como es sabido, comunicó tres días después con interrupción televisiva incluida. Su inmediata determinación fue la de borrar el vestigio de aquellos siete días de julio de 2002 en que España defendió su soberanía sobre el islote de Perejil frente a la ocupación de Marruecos. La aparición en un almacén monclovita del cuadro con la fotografía por satélite de la isla, que había lucido en un lugar destacado del búnker de Presidencia, ha servido para conocer aquella "retirada inmediata", sin luz ni taquígrafos, ordenada por el expresidente Zapatero que, paradójicamente, quiso convertirse luego en paladín de la "memoria histórica" de nuestro país.

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