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15-M: Y al tercer año llegó la política
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CASI EL 55% DE LOS ESPAÑOLES, QUIEREN UN PARTIDO SURGIDO DEL MOVIMIENTO INDIGNADO

15-M: Y al tercer año llegó la política

Cuando se cumple el segundo aniversario de aquel 15-M que revolucionó las calles con el “no nos representan” dirigido a instituciones, partidos políticos y sindicatos, parece

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15-M: Y al tercer año llegó la política

Cuando se cumple el segundo aniversario de aquel 15-M que revolucionó las calles con el “no nos representan” dirigido a instituciones, partidos políticos y sindicatos, parece ser que la vía de cambiar el mundo desde el grito a la intemperie va perdiendo fuerza. Durante los últimos meses, numerosas iniciativas nacidas de las distintas sensibilidades del movimiento vienen ya preparando el terreno para saltar a las listas electorales. Si será en las próximas europeas o en las generales, es una incógnita. Si reunir ese puzzle de propuestas será posible, es otra. El caso es que el tercer año del 15-M se abre como el año del salto a la política,  una posibilidad que podría tener buena acogida ciudadana. Según una encuesta difundida esta semana por la consultora Simple Lógica, el 54,7% de los españoles vería con buenos ojos la irrupción de una siglas nacidas del movimiento indignado entre la oferta electoral.

Hoy la calle, aquel 15-M, saldrá a celebrar su cumpleaños. Acampadasol, Coordinadora 25-S, las dos escisiones de Democracia Real Ya, la misteriosa y agresiva Plataforma ¡En Pie! (muy tocada desde el fracaso del pasado 25 de abril), las mareas ciudadanas de educación, sanidad, etc., la Plataforma de Afectados por la Hipoteca...  Todos estos movimientos comparten un rasgo común: la división de opiniones en su seno sobre si se debe dar el salto a la política o mantener el espíritu ideológicamente aconfesional con el que nació el 15-M.

Todos estos movimientos comparten un rasgo común: la división de opiniones en su seno sobre si se debe dar el salto a la política o mantener el espíritu ideológicamente aconfesional con el que nació el 15-M

Algunos movimientos, como la originaria DRY, reconocen abiertamente que el debate existe, que se trata en asambleas desde hace ya más de un año. Lo mismo sucede con la Asociación DRY -nacida en abril de 2012-, que recientemente ha propuesto una candidatura cívica al estilo de las 5 Estrellas italianas de Beppe Grillo.

En diciembre del pasado año se constituyó el primer esqueleto medianamente sólido para reunir las diferentes sensibilidades. Fue en Rivas Vaciamadrid, durante un puente constituyente convocado por la Coordinadora 25-S pero que reunió a miembros de la gran mayoría de los grupos. De aquel encuentro nació una hoja de ruta que hacía explícita la posibilidad de “valorar la formación de un frente social amplio que tenga como táctica la victoria electoral, como parte de la creación de poder popular para impulsar un proceso constituyente”. Incluso se advertía de la posibilidad de concurrir a las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en 2014. Han pasado seis meses desde entonces sin ninguna novedad.

Tampoco han faltado algunas propuestas excéntricas. En enero de este año, unos ciudadanos anónimos difundían un video con rostros irreconocibles y voces distorsionadas que se presentaban como Partido X o Partido del Futuro. Se inscribieron en el registro de partidos del Ministerio del Interior el 12 de diciembre de 2012. Y anunciaron, muy enigmáticamente, que por alguna razón estarían en la orden del día del Consejo de Ministros el pasado 5 de abril. Sin noticias de ellos, también, hasta ahora. Hay quien sospecha incluso de que se trató sencillamente de una broma oportunista. 

Hace menos de un mes, nacía Confluencia. Se trata de una iniciativa emprendida por disidentes de 25-S, DRY, Foro Cívico y mareas ciudadanas que consideran que estos grupos ya han agotado la vía asamblearia y callejera, y están cansados de que no se pase a la acción. Política, por supuesto. Confluencia no es un germen de partido. Es solo un grupo de trabajo que estudia cómo aunar todos los movimientos sociales y partidos de izquierdas en una especie de candidatura unitaria o, incluso, a través de una pléyade de agrupaciones electorales locales o provinciales. Uno de sus impulsores, Ramón Hernández, es fundador del 15-M y fue portavoz de Coordinadora 25-S.  También andan por ahí Frente Común, el Frente Cívico de Julio Anguita, el Partido del Movimiento Ciudadano 15-M (repudiado por el mismo 15-M), En Red... 

Desde la izquierda se observan con cierta preocupación todas estas iniciativas. Y han recogido la pelota de su tejado. Esta semana se presentaba en sociedad el proyecto Alternativas desde Abajo. No se trata de un proyecto de partido nacido del 15-M. Arranca desde Izquierda Unida, Izquierda Anticapitalista, Equo, asociaciones ecologistas y sindicatos. Pero tampoco quiere ser una suma de siglas. Quieren lograr una sinergia con los movimientos ciudadanos -todos al mismo nivel- para aprovechar el desgaste de PP y PSOE y asaltar el poder en las próximas elecciones generales.

Los precedentes de acercamiento de los políticos a los movimientos ciudadanos no funcionaron bien hasta ahora. En varias ocasiones, IU intentó atraer las marcas 15-M hacia su sombra. El rechazo más llamativo lo sufrieron los de Cayo Lara a mediados de diciembre pasado. Invitaron a la Coordinadora 25-S a participar en la X Asamblea Nacional de la formación frentista que se celebró el 14 de diciembre. Tras debatirlo, 25-S rechazó el convite. Las siglas tradicionales ya están muy acostumbradas a recibir las calabazas de la calle.

La manifestación de este domingo se articula alrededor de un lema bastante explícito y sin ninguna connotación electoral. Más bien al contrario: “De la indignación a la rebelión: escrache al sistema”. Pero otra cosa es lo que se está tratando en las asambleas indignadas. Quizá buscar el escrache a través de las urnas. 

Cuando se cumple el segundo aniversario de aquel 15-M que revolucionó las calles con el “no nos representan” dirigido a instituciones, partidos políticos y sindicatos, parece ser que la vía de cambiar el mundo desde el grito a la intemperie va perdiendo fuerza. Durante los últimos meses, numerosas iniciativas nacidas de las distintas sensibilidades del movimiento vienen ya preparando el terreno para saltar a las listas electorales. Si será en las próximas europeas o en las generales, es una incógnita. Si reunir ese puzzle de propuestas será posible, es otra. El caso es que el tercer año del 15-M se abre como el año del salto a la política,  una posibilidad que podría tener buena acogida ciudadana. Según una encuesta difundida esta semana por la consultora Simple Lógica, el 54,7% de los españoles vería con buenos ojos la irrupción de una siglas nacidas del movimiento indignado entre la oferta electoral.