La Audiencia Nacional concede el primer permiso a Valentín Lasarte

La Audiencia Nacional ha concedido el primer permiso ordinario al preso expulsado de ETA Valentín Lasarte, asesino entre otros de Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica, después de haber permanecido en prisión más de 17 años. La Sección primera de la Sala de lo Penal, presidida por Fernando Grande-Marlaska, ha acordado por unanimidad concederle el primer permiso de tres días con la condición de que lo disfrute fuera del País Vasco.

La Sala ha valorado que Lasarte, condenado a más de trescientos años de cárcel por numerosos asesinatos, cumple todos y cada uno de los requisitos que exige la ley. Está en segundo grado desde 2009,  ha cumplido una cuarta parte de la condena y ha reconocido el daño causado por el terrorismo.

Además, pertenece a la ‘vía Nanclares’y ha pedido perdón personalmente a víctimas de sus atentados, contando con que está pagando pequeñas cantidades de dinero para atender las responsabilidades civiles fijadas en sus sentencias.

El tribunal también ha tenido en cuenta que fue expulsado de ETA y se ofreció a pasar los permisos fuera del País Vasco para no herir a sus víctimas.

Según recoge el auto, “desde la perspectiva del tratamiento penitenciario, la conducta y la evolución de Valentín Lasarte es notoria. Ha reelaborado su vinculación con la organización terrorista, ha repudiado la violencia, rompió el silencio con el colectivo de presos que le presta apoyo, fue expulsado de la banda, reconoce el daño causado por sus actos, se arrepiente y pide perdón”.

De acuerdo con los magistrados, ha evolucionado “en clave de humanidad compartida, por motivo sinceros, indagando en el pasado, hasta reconocer el mal provocado inútilmente”. Todo ello, “después de haber sido consciente de su intervención en crímenes horrendos”. Y añade el tribunal: “Sobre todo, piensa y se ocupa de las víctimas”.

Fue el propio Lasarte, condenado entre otros por el asesinato de Gregorio Ordóñez, quien se ha ofrecido a pasar sus días de permiso  fuera de San Sebastián, donde delinquió, precisamente para no herir decía, el sentimiento de las víctimas.

De ahí, que el tribunal explica que el sistema penitenciario debe ejemplificar la conducta y el comportamiento de condenados que intentan integrarse al orden jurídico, respetar las normas y reconocer a sus víctimas, más si se trata de delitos muy graves y reconocer el esfuerzo rehabilitador, “cuando es sincero y expresivo de una transformación”. Casos como el de Lasarte, por su excepcionalidad, “pueden erigirse en modelo de un sistema que persigue, entre otros fines, la rehabilitación de los condenados.