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Ana Botella entrega el concurso de saltos de Madrid a favor de la 'jet set' del caballo
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TRAS QUITA LA ORGANIZACIÓN AL CLUB DE CAMPO

Ana Botella entrega el concurso de saltos de Madrid a favor de la 'jet set' del caballo

Está en juego el control y el negocio de la prueba ecuestre más importante del país. Este fin de semana, la capital acoge la centenaria prueba

Foto: Ana Botella entrega el concurso de saltos de Madrid a favor de la 'jet set' del caballo
Ana Botella entrega el concurso de saltos de Madrid a favor de la 'jet set' del caballo

Está en juego el control y el negocio de la prueba ecuestre más importante del país. Este fin de semana, la capital acoge la centenaria prueba del Concurso de Saltos Internacional de Madrid (CSI**), que se celebra en el recinto del conocido Club de Campo. Sin embargo, para sospecha de una parte del mundo de la hípica, este año la organización del evento no correrá a cargo del selecto círculo deportivo, controlado por el Ayuntamiento, como ha ocurrido históricamente, sino de la empresa de eventos Oxer Sports, controlada por el empresario catalán Carles Vilarrubí y el exjinete Álvaro Arrieta, que puede aprovechar esta cita para quedarse.

Celebrada desde hace 103 años, la Internacional de Madrid, como se conoce coloquialmente, era y es una de las pruebas referentes en el circuito mundial. Desde hace décadas, su organización corría a cargo del Club de Campo, en cuyas instalaciones se disputa, y hasta esta cita su último responsable era el laureado jinete y abonado de la casa Alfonso Segovia. Este año, sin embargo, la organización del evento se ha cedido a Oxer Sport, cuyos gestores han convencido a la alcaldesa Ana Botella y a su subordinado José Manuel Berzal, presidente del Club de Campo, de las bondades de celebrar un tipo de prueba distinta a la convencional.

De esta manera, la Internacional de Madrid ha pasado a ser una cita en el calendario de la Longines Global Champions Tour (GTC), que se vende a sí misma como una especie de “Fórmula 1 de la Hípica”, una competición privada compuesta por trece etapas que se celebra por ciudades como Cannes, Mónaco, Viena o Qatar y que este año, además de incorporar a Londres y Shangái, también recala en Madrid. Su llegada, más que generar apoyo y entusiasmo, ha enfrentado al mundo del caballo que vive en el Club de Campo con los nuevos organizadores, vistos como una imposición de la alcaldesa, según varios testimonios de protagonistas.

¿Quién sale ganando? Oxer Sport compró los derechos para celebrar esta prueba en España durante cinco años. Aprovechando su buena entrada institucional, que llega incluso hasta Iñaki Urdangarín, el equipo de Villarubí y Arrieta consiguió vender su show hípico a la Valencia del entonces presidente Francisco Camps, impulsor de grandes eventos como la Copa América, la Fórmula 1 o la visita del Papa. Las tres primeras, que costaron a las arcas públicas más de 2,25 millones de euros, tuvieron lugar en la capital (2009-2011). Sin embargo, la falta de presupuesto hizo que el año pasado la cita se celebrara en Oliva, otro municipio valenciano gobernado por el PP.

Para evitar que su evento hípico estrella quedara relegado a una plaza de segunda, Oxer Sport necesitaba colarse en la capital. Antes de desembarcar en el Club de Campo de Madrid, la compañía organizó a finales del año pasado la primera edición de la Madrid Horse Week en el recinto del IFEMA, una feria de cuatro días sobre el mundo del caballo para la que se asoció con Daniel Entrecanales. La cita, además de contar con importantes patrocinadores (Banco Sabadell, Caser, Mahou, Pedro del Hierro, Land Rover y Metro de Madrid), consiguió vender la retransmisión de los concursos a varias teles autonómicas (Castilla-La Mancha, Canal 9 y EITB).

El siguiente paso era el Club de Campo y la Internacional de Madrid. Tras meses de negociaciones, Oxer Sport consiguió que Ana Botella y Jaime Berzal se sobrepusieran a las resistencias existentes a su entrada con otra prueba -la Global Champions Tour- bajo el brazo, aunque la presentación oficial no se hizo hasta la semana pasada. En ese ir y venir, una de las figuras del mundo hípico que actuó a favor de este cambio ha sido el aristócrata y jinete Cayetano Martínez de Irujo, abonado además del propio centro deportivo, que llegó a tomar parte en algunas de las reuniones celebradas con el Ayuntamiento, según fuentes informadas de las negociaciones.

Poco a poco, el monopolio de Oxer Sport como gestor de todas las grandes pruebas hípicas del país y el negocio global de su explotación comercial está levantando ampollas. Sobre todo, por la forma de llegar. Tras pasar por San Sebastián, Gijón, Barcelona, Valencia, La Coruña, Ávila… la capacidad de relaciones de Vilarubí, miembro destacado de la oligarquía catalana, y el despliegue técnico del equipo de Álvaro Arrieta, a su vez marido de Arantza Quiroga, expresidenta del Parlamento del País Vasco y ahora portavoz parlamentaria de su grupo, hace prácticamente imbatible la combinación. Sólo les faltaba la joya del Club de Campo.

Está en juego el control y el negocio de la prueba ecuestre más importante del país. Este fin de semana, la capital acoge la centenaria prueba del Concurso de Saltos Internacional de Madrid (CSI**), que se celebra en el recinto del conocido Club de Campo. Sin embargo, para sospecha de una parte del mundo de la hípica, este año la organización del evento no correrá a cargo del selecto círculo deportivo, controlado por el Ayuntamiento, como ha ocurrido históricamente, sino de la empresa de eventos Oxer Sports, controlada por el empresario catalán Carles Vilarrubí y el exjinete Álvaro Arrieta, que puede aprovechar esta cita para quedarse.

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