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La marcha de estudiantes y sindicalistas acaba en Cibeles con incidentes
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UNA QUINCENA DE HERIDOS

La marcha de estudiantes y sindicalistas acaba en Cibeles con incidentes

La Gran Vía madrileña ha cerrado a cal y canto tras la llegada de una marcha formada por estudiantes y sindicalistas. Zara y su filial Lefties

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La marcha de estudiantes y sindicalistas acaba en Cibeles con incidentes

La Gran Vía madrileña ha cerrado a cal y canto tras la llegada de una marcha formada por estudiantes y sindicalistas. Zara y su filial Lefties eran de las pocas tiendas abiertas, aunque la clientela se contaba con los dedos de las manos. La marcha confluyó hacia la desértica calle desde Plaza de España, donde se congregaron centenares de manifestantes llegados desde Moncloa, donde sucedieron los primeros encontronazos con la policía.

Un habitual de la Puerta del Sol, Bob Esponja, aprovechó la jornada de parón para animar a los comerciantes de la zona a que cerraran sus locales. El particular dibujo animado que a menudo se deja fotografiar en la céntrica plaza con los más pequeños despertó la alegría de curiosos y manifestantes, que le aplaudían y silbaban cada vez que conseguía que alguno de los comerciantes se arrepintiese y bajara la verja de su negocio. En la calle Montera, la que une Sol con Gran Vía, la nota de color la puso un grupo de invidentes. Con un megáfono en la mano y un perro guía en la otra, entonaron varias canciones dirigidas a una clase política “que no nos representan”.

Pasado el mediodía, la protesta seguida en su mayoría por militantes de UGT y CCOO, alcanzó una Gran Vía cortada al tráfico, donde los policías intentaron en más de una ocasión despejar la vía pública empujando a los manifestantes y colocando a decenas de 'lecheras' en el asfalto que habitualmente está colapsado de vehículos. Algún manifestante aprovechaba para tirar de la verja de algún comercio, ante la atenta mirada de sus trabajadores. Algunos comerciantes confesaban resignados a este diario que no cerraban porque no se podían permitir ese lujo. "¿Quién va a dar de comer a mis hijos? ¿Ése de ahí?", señalaba Luis, un comerciante de souvenirs de Madrid a quien le llegaron a insultar en varias ocasiones por mantener su comercio abierto. "Ellos piden comprensión pero ellos no entienden que haya gente que no tiene más remedio que trabajar", apuntaba.  

La marea desembocó en la plaza de Cibeles pasada la una del mediodía con la intención de gritar contra los recortes ejecutados por el ayuntamiento dirigido por Ana Botella.Detrás de los leones están los ladrones”, se escuchó. Los policías despejaron la plaza en apenas dos minutos, dejando quince personas heridas, según las cifras que ha ofrecido Emergencias Madrid.  

Próximo objetivo: el Hospital La Princesa

Los manifestantes pidieron calma a los compañeros más exaltados y se reagruparon por pandillas, para cruzar la plaza por separado y poder avanzar hacia el Hospital de La Princesa, la última parada de la mañana. Mientras pasaban como podían la desorbitada cadena policial que custodiaba el Palacio de Cibeles, sede del ayuntamiento de Madrid, los más cabreados gritaban ‘¡pa tanta porra no hay chocolate!’ a los antidisturbios que permanecían inmóviles, preparados para volver a cargar en cualquier momento. Otro grupo, mucho más calmado, le recordaban que “estamos también aquí por vosotros, que os han bajado el sueldo”. El intento de acercamiento fue en vano.

Los alrededores del Congreso de los Diputados también estuvieron completamente blindados durante la primera parte de la huelga general. Había gran presencia policial, incluso a caballo. En los aledaños de la Cámara Baja se podía escuchar a más de un turista malhumorado porque no les dejaban acceder  a la zona desde el acceso de la calle Prado. Para esta tarde, hay convocada una nueva acción para rodear el Congreso, posterior a la manifestación que pretende tomar el centro de Madrid. La intención es permanecer en Neptuno hasta mañana por la mañana, cuando comienza el Pleno. “Espero poder aguantar todo el día”, zanja Daniel, un profesor de Secundaria en huelga “por mí, por nuestro futuro y por el de nuestros hijos”. 

La Gran Vía madrileña ha cerrado a cal y canto tras la llegada de una marcha formada por estudiantes y sindicalistas. Zara y su filial Lefties eran de las pocas tiendas abiertas, aunque la clientela se contaba con los dedos de las manos. La marcha confluyó hacia la desértica calle desde Plaza de España, donde se congregaron centenares de manifestantes llegados desde Moncloa, donde sucedieron los primeros encontronazos con la policía.

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