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Garzón, a su hija: “Quieren mi foto bajando las escalerillas de la Audiencia”
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DURO ATAQUE A LOS JUECES PREGO Y MARGARITA ROBLES

Garzón, a su hija: “Quieren mi foto bajando las escalerillas de la Audiencia”

Desde aquella famosa carta pública a todos los que “brindaron con champán” el día que su padre, Baltasar Garzón, fue condenado por prevaricación en el caso

Foto: Garzón, a su hija: “Quieren mi foto bajando las escalerillas de la Audiencia”
Garzón, a su hija: “Quieren mi foto bajando las escalerillas de la Audiencia”

Desde aquella famosa carta pública a todos los que “brindaron con champán” el día que su padre, Baltasar Garzón, fue condenado por prevaricación en el caso de las escuchas a los abogados de la trama Gürtel, María Garzón no había hablado tan alto ni tan claro para explicar su versión sobre los hechos que han acabado con la carrera judicial de su padre. En su opinión, una “muerte civil” en vida, una “cacería” contra el que fue considerado el “juez estrella” de la Audiencia Nacional (calificativo que, por cierto, detesta) y que, según relata en el libro ‘Suprema Injusticia’, su padre siempre supo que iba a tener un fatal desenlace. “María, lo que quieren es mi foto bajando las escalerillas de la Audiencia Nacional, suspendido, para que nunca más vuelva a entrar”, le explicaría con meridiana claridad su padre. “Quieren acabar conmigo y lo van a hacer. Esto es solamente el principio”.

El libro, editado por Planeta, y que desde ayer está a la venta en toda España, recoge en poco más de 140 páginas el relato personal e íntimo de quien ha sido testigo excepcional del ocaso del juez Garzón. Un texto que, sin caer en los descalificativos, recoge duras sentencias contra algunos de los compañeros de su padre, como el magistrado del Supremo Adolfo Prego, quien admitió a trámite la querella de Manos Limpias contra Garzón por el caso de las fosas del franquismo, y que, en opinión de la autora, se la tenía jurada a su padre desde que éste se opuso públicamente a la guerra de Irak. El 26 de mayo de 2009, cuando la Sala Segunda del TS admitió a trámite esa querella, Garzón le confesó a su hija: “Han comenzado, han reventado el dique de contención y han provocado la inundación. No pararán hasta el final”.

Tampoco sale nada favorecida la vocal progresista del Consejo General del Poder Judicial Margarita Robles, a quien acusa de tener al CGPJ a sus “ordenes” y a quien veladamente se refiere con la siguiente afirmación. “Siempre se ha empleado una vara de medir distinta para Garzón, y lo vergonzoso es que muchos de sus compañeros, con actitud mezquina, disfrutaban y aplaudían que así fuera. Pero sí algo me ha producido náuseas ha sido la actitud de determinada compañera y vocal de aquel organismo que durante tiempo asistió en actitud aduladora a todos y cada uno de los actos que mi padre organizaba o auspiciaba. Quizás ha olvidado que le pidió que decretara la prisión de unos detenidos de kale borroka porque era conveniente para las elecciones y que mi padre le recriminó su acción claramente ilegal”.

“Lo tienen decidido desde el principio”

María Garzón considera que la rapidez con la que su padre fue suspendido de la Audiencia Nacional justo cuando él había solicitado ya los servicios especiales para trabajar con el fiscal Luis Moreno Ocampo en la Corte Penal Internacional delata una persecución que pretendía, únicamente, “humillarle públicamente” y “exiliarle a la fuerza”. El juez, según la versión del libro, siempre intuyó que su condena no vendría por el tema de las fosas ni por el caso de los patrocinios en Nueva York, un tema cuyo posible delito ya había prescrito. “Mi padre siempre había sostenido que la decisión estaba tomada desde hacía tiempo”, relata la autora. “No me podía quitar de la cabeza las palabras que, unos días antes, en la celebración del cumpleaños de mis hermanos, Baltasar y Aurora, nos había dicho en la sobremesa: “Quiero que estéis preparados, porque estoy convencido de que me van a absolver en el caso del franquismo y a condenar en el Gürtel: lo tienen decidido desde el principio”.

“Recuerdo que protesté y le dije: “Papá, el juicio ha ido muy bien, todo el mundo lo ha visto, no te pueden condenar”- prosigue-. Vi su mirada tranquila pero inquietante, y de modo tajante, me contestó: “Hija mía, los conozco bien, no tienen límite, si han llegado hasta aquí es para finiquitar lo que empezaron. No me quieren en la carrera judicial; saben que no hay nada, pero lo van a hacer”.

“Querían deshacerse de mi padre”

El guión, efectivamente, siguió lo que el propio Garzón había predicho y, de hecho, la rapidez con la que le comunicaron la sentencia del caso de las escuchas tampoco le hacía presagiar buenas noticias por parte del Tribunal Supremo. “Hija, han tardado muy poco. No es buena señal”. “Solo habían empleado 48 horas de deliberación para un juicio de complejidad elevada en los aspectos técnicos eran numerosos. Mi padre tenía razón: no era una buena noticia”.

María Garzón explicó ayer que este libro se lo debía a su padre y a su familia y que espera que el Constitucional o Estrasburgo acaben demostrado que el exjuez no tuvo un juicio justo por parte del Supremo español. “Se miren por donde se miren los tres casos, no hay por dónde agarrarlos, de modo que uno llega a la conclusión de que el objetivo estaba fijado de antemano”, concluye en el libro. “Querían deshacerse de mi padre, y cuanto más cruel y evidente fuera el modo de conseguirlo, mejor”. 

Desde aquella famosa carta pública a todos los que “brindaron con champán” el día que su padre, Baltasar Garzón, fue condenado por prevaricación en el caso de las escuchas a los abogados de la trama Gürtel, María Garzón no había hablado tan alto ni tan claro para explicar su versión sobre los hechos que han acabado con la carrera judicial de su padre. En su opinión, una “muerte civil” en vida, una “cacería” contra el que fue considerado el “juez estrella” de la Audiencia Nacional (calificativo que, por cierto, detesta) y que, según relata en el libro ‘Suprema Injusticia’, su padre siempre supo que iba a tener un fatal desenlace. “María, lo que quieren es mi foto bajando las escalerillas de la Audiencia Nacional, suspendido, para que nunca más vuelva a entrar”, le explicaría con meridiana claridad su padre. “Quieren acabar conmigo y lo van a hacer. Esto es solamente el principio”.

Baltasar Garzón