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De profesión, su señoría
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30 ANIVERSARIO DE LA REGIÓN DE MURCIA

De profesión, su señoría

Son pocos. Ocupan 45 escaños en la Asamblea Regional de Murcia. Y los calientan bien calentados, pues algunos ocupantes de los sillones parlamentarios regionales llevan toda

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De profesión, su señoría

Son pocos. Ocupan 45 escaños en la Asamblea Regional de Murcia. Y los calientan bien calentados, pues algunos ocupantes de los sillones parlamentarios regionales llevan toda su vida política en ellos, aunque ninguno los 30 años que cumple la autonomía murciana, que este sábado celebra su Día de la Región.

Los diputados autonómicos murcianos son un ejemplo de longevidad política extrema. Muchos de ellos, casi la mayoría, han hecho de la política su profesión, a pesar de tener otra para la que se prepararon e incluso llegaron a ejercer. Pero estar en el candelero tira mucho y sus señorías se aferran al escaño como si de un clavo ardiendo se tratara. Y a un sueldo medio neto mensual de entre 2.500 y 3.000 euros, que no es desdeñable en los tiempos que corren.

El caso más llamativo de longevidad política es el del propio presidente de la Asamblea, Francisco Celdrán Vidal, unionense de pro, de buena familia rica y terrateniente, que estudió Farmacia e Ingeniería Agrónoma y ejerció de profesor en la que ahora es la Universidad Politécnica de Cartagena. Celdrán entró en primera línea política en 1991 como diputado y secretario del Grupo Popular y cuatro años más tarde, al ganar el PP las elecciones autonómicas, llegó a presidente de la Cámara. Y ahí sigue, con su hierático semblante presidiendo las sesiones, veintiún años después. Desde su sillón ha visto cambiar a todos los presidentes de parlamentos de España y buena parte del mundo. Pero él no se ha movido.

Aunque hay alguien de mayor antigüedad política en la cámara murciana. Es Alfonso Navarro Gavilán, socialista superviviente de la lejana época en que el PSOE gobernó en Murcia (hasta 1995). El ahora diputado regional ha visto a su formación cosechar derrota tras derrota en el Ayuntamiento de Murcia y la Asamblea Regional. Y desde primera línea, pues fue diputado regional desde 1990 hasta 2007 y, tras un ejercicio (2005-2011) como portavoz municipal en la capital empeorando los resultados electorales, ha decidido volver a la Asamblea en esta octava legislatura, en la que su partido ha caído al suelo histórico de 11 diputados frente a los 33 del Partido Popular y el solitario de Izquierda Unida, obligado a refugiarse en un grupo condescendientemente llamado Mixto.

En sesión plenaria, rodean a Celdrán en la mesa presidencial otros veteranísimos de la política. Su primer vicepresidente es otro profesional que ha hecho de la cosa pública su carrera. Alberto Garre, abogado, fue diputado regional durante cuatro legislaturas de 1991 a 2004. Ese año pasó a diputado nacional en el Grupo Popular del Congreso. En 2011 regresó a su tierra natal y política para ser parlamentario en Cartagena y la mano derecha del longevo presidente cameral.

La secretaria primera de la Asamblea, Belén Fernández-Delgado (con guión, como ella ha recordado alguna vez a quien se olvidó de él), tiene también enormemente acreditada su profesionalidad política. Esta enfermera recién ingresada en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia fue vicepresidenta de la cámara en la pasada legislatura tras haber sido desde 1999 directora general y secretaria sectorial en la administración autonómica y senadora en Madrid (2000-2004).

Como en buena democracia, en los órganos representativos hay sitiales para todos. Así, la vicesecretaría segunda es ejercida por otra corredora política de fondo, Teresa Rosique, que lleva de diputada socialista desde 2003, cargo al que llegó en busca de mejor vida –política, se entiende– tras abandonar su antigua formación, Izquierda Unida, de la que había sido concejala en el Ayuntamiento de Cartagena desde 1987 hasta 1995, función a la que accedió por su acreditado activismo en el movimiento vecinal.

Jóvenes pero sobradamente preparados

También hay, entre los parlamentarios murcianos jóvenes valores de sobrada preparación y recorrido políticos. Por ejemplo, el actual portavoz del Grupo Popular, Juan Carlos Ruiz, que hizo bingo en 1992, con solo 25 años: entró a formar parte del Comité Ejecutivo Regional del partido en Murcia, de la Junta Directiva Nacional del PP y fue elegido presidente regional de Nuevas Generaciones, cargo que desempeñó hasta cinco años después.

En su currículo de la página web de la Asamblea murciana no figuran profesión ni estudios. Está claro que solo se dedica a la política. Desde aquel año del V Centenario del Descubrimiento de América su ascenso y actividad ha sido imparable, pues fue diputado nacional en Cortes dos legislaturas (2003-2011).

Quien sí parece haber aprovechado el tiempo para prepararse sobradamente mientras ejercía la política es otro diputado que formó junto al anterior parte de la denominada Quinta del Biberón de la política cartagenera a principios de la década de los noventa del siglo pasado. Domingo Segado, un año mayor que Ruiz, fue concejal más tarde (1995) y pasó a diputado regional en 2004, lo que parece haberle servido para licenciarse en Ciencias Políticas y Empresariales en detrimento de una carrera de mayor relumbrón.

Otros veteranos con gran apego al sillón representativo por parte popular son Vicente Balibrea y María Dolores Soler (conocidos miembros del Opus Dei), Juan Bernal Roldán, José Antonio Ruiz Vivo (militante kiko recién destituido como portavoz regional), Vicente Maeso y José Iborra (sempiternos alcaldes de Yecla y Mula, respectivamente), Juan Antonio Sánchez (que se hizo cambiar el apellido por Sánchez-Castañol), y el mismísimo Ramón Luis Valcárcel, diputado regional y presidente autonómico desde las elecciones de 1995, tras haber sido portavoz municipal en Murcia desde 1987.

Apegados al sillón socialista

En el PSOE no van a la zaga en cuanto a permanencia. La diferencia es que el PP mueve banquillo porque va ganando elecciones cada vez con mayor diferencia y entran jóvenes en los escaños. Sus rivales socialistas dan alguna oportunidad a los jóvenes, pero el grupo se ha convertido en un refugio para algunos políticos si no trasnochados, sí muy vistos. Es el caso de Francisco Oñate, un profesor de EGB que se enganchó a la política en la Transición como alcalde pedáneo de Javalí Nuevo (Murcia) en 1979, pasó a concejal en el Ayuntamiento de Murcia en 1991, en 2003 ascendió a la Asamblea Regional y hasta ahora.

Con Oñate han participado como dirigentes en la progresiva debacle socialista murciana otros parlamentarios regionales como Francisco Abellán, que simultaneó la Alcaldía de Jumilla (1999-2011) y la poltrona de senador (2004-2011), además de participar al más alto nivel en la dirección de los socialistas murcianos tantas veces derrotada en las urnas. O Antonio Martínez Bernal, cabeza visible municipal del PSOE en Cartagena desde el mismo año de la gran derrota (1995).

La pelea la lleva ahora como portavoz parlamentaria Begoña García Retegui, médico de familia que fue la número uno de la candidatura de mayo de 2011 con la que el partido se hundió a 11 diputados, mientras el entonces secretario general, Pedro Saura, se buscaba un puesto en la administración estatal todavía socialista y ahora es portavoz de Hacienda en el Congreso de los Diputados.

Tanto Retegui, que está en su tercera legislatura como el portavoz del PP, Ruíz, y el solitario parlamentario de IU, Juan Antonio Pujante, rechazan imitar la propuesta de Esperanza Aguirre de reducir los diputados en la Asamblea de Madrid. “Nosotros ya llevamos recorrido nuestro camino de austeridad”, dice Ruíz. Retegui cree que la Asamblea Regional murciana “está en su justa medida” para controlar al Ejecutivo. Y Pujante que lo de Aguirre no pasa de ser una boutade.

Son pocos. Ocupan 45 escaños en la Asamblea Regional de Murcia. Y los calientan bien calentados, pues algunos ocupantes de los sillones parlamentarios regionales llevan toda su vida política en ellos, aunque ninguno los 30 años que cumple la autonomía murciana, que este sábado celebra su Día de la Región.