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Rajoy desafía a la Comisión y sienta precedente ante una Merkel inflexible
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PRIMER PAÍS ‘DEL SUR’ QUE OBVIA LOS CRITERIOS DE DÉFICIT DE BRUSELAS

Rajoy desafía a la Comisión y sienta precedente ante una Merkel inflexible

Mariano Rajoy hizo este viernes una apuesta arriesgada y no está claro que cuente con el respaldo de la canciller Merkel. Mientras ella insiste en que

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Rajoy desafía a la Comisión y sienta precedente ante una Merkel inflexible

Mariano Rajoy hizo este viernes una apuesta arriesgada y no está claro que cuente con el respaldo de la canciller Merkel. Mientras ella insiste en que la crisis aún no ha pasado e intenta demostrar a sus electores que va a meter en cintura a los gastones e irresponsables países periféricos, el presidente del Gobierno le sale respondón con el tope de déficit.

Resulta además curioso que precisamente en el mismo día en el que 25 de los 27 países de la Unión Europea firman el Pacto Fiscal que establece límites concretos para la deuda y el déficit públicos, con sanciones para los socios ‘pecadores’, uno de ellos, España, cambie el guión sobre la marcha y afirme que en este año su déficit no será del 4,4 sino del 5,8%. Es cierto que ese 4,4% correspondía a los cálculos de la época Zapatero, pero ese salto de 1,4 puntos no va a recibir aplausos y, probablemente, todavía menos comprensión por parte de Bruselas. Sobre todo si, como ha afirmado el propio Rajoy, no ha informado oficialmente de ello aún a la Comisión Europea, y no piensa hacerlo hasta abril.

Es de suponer que el presidente del Gobierno es consciente del precedente que pone sobre la mesa y sería bueno y aconsejable que hubiera avanzado algo de estos datos a sus colegas durante la reunión del Consejo Europeo. Y, especialmente, a Angela Merkel (su portavoz el mismo viernes por la tarde no sabía si Rajoy le había adelantado, en efecto, a la canciller las nuevas cifras de déficit para este año). Pero, en todo caso, España se ha convertido en el primero de los países del Sur que se aleja de los objetivos fijados por la Comisión Europea e, incluso, que se posiciona en clara confrontación con ella.

En estos tiempos de ‘intergubernamentalidad’ Madrid se está centrando fundamentalmente en los contactos directos con Berlín y París, puenteando o dejando en un segundo plano a Bruselas. Y la capital comunitaria se está vengando mostrando muy poca comprensión hacia las demandas del gobierno de Rajoy. Lo que cuenta para el ‘aparato de la UE’ es el esfuerzo común de consolidación fiscal, dar una imagen de todos remando en la misma dirección. Y ello por más que Madrid insista en que la realidad manda, que no se pueden hacer milagros ni dar más vueltas al déficit y que, eso sí, se mantiene el objetivo de lograr sólo un 3 por ciento el año que viene.

Es, pues, una apuesta arriesgada especialmente porque, según Merkel, “la situación sigue siendo frágil y los próximos dos años van a ser tan decisivos como lo han sido los dos anteriores”. Dicho de otra manera, no se puede bajar la guardia ni tratar a unos países con más contemplaciones que a otros. ¿O sí?, como diría el inquilino gallego del Palacio de la Moncloa. ¿Qué se busca? ¿Forzar por las bravas una mayor flexibilidad por parte de Europa al presentar esos datos a Bruselas y a los socios? ¿Van a entender Berlín y el ala dura de la Eurozona que un país lucha firmemente contra el déficit aumentando en casi un punto y medio las previsiones del mismo para este año? ¿El esfuerzo o la promesa de esforzarse es una moneda aceptable para los mercados en esa lucha por lograr credibilidad? Ojalá fuera así y no sólo wishful thinking.

Angela Merkel ha insistido en que allá por mayo, con todos los presupuestos nacionales sobre la mesa, la Comisión Europea –el Ejecutivo de los 27- tomará una decisión acerca de si esos balances son compatibles o no con los objetivos establecidos en este Pacto Fiscal recién firmado y si hay margen para flexibilizar algo. Pero ya se sabe que la Comisión Europea no decide nada sin consultar a la Cancillería Federal y, de hecho, siempre que hay una previsión importante Merkel invita a cenar en Berlín a Durao Barroso y Van Rompuy y no precisamente para presumir de sus dotes culinarias.

Merkel no va a ceder así como así ni va a descafeinar ese Pacto que tanto le ha costado imponer a sus socios. No se quiere hacer excepciones pero, si Mariano Rajoy lo consigue, será una auténtica proeza. Será además necesario un gran esfuerzo añadido de la diplomacia española para convencer a Berlín y a Bruselas de que sus esfuerzos van absolutamente en serio y de que el déficit bajará a un tres por ciento en algo más de doce meses. Por cierto ¿para cuándo una visita a Schäuble por parte de sus colegas Montoro y Guindos

Mariano Rajoy hizo este viernes una apuesta arriesgada y no está claro que cuente con el respaldo de la canciller Merkel. Mientras ella insiste en que la crisis aún no ha pasado e intenta demostrar a sus electores que va a meter en cintura a los gastones e irresponsables países periféricos, el presidente del Gobierno le sale respondón con el tope de déficit.

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