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Chacón canta victoria mientras Rubalcaba redobla su cacería de votos
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LA CÚPULA DEL PSOE TEME QUE LA TENSIÓN ROMPA AL PARTIDO Y LLAMA A LA UNIDAD

Chacón canta victoria mientras Rubalcaba redobla su cacería de votos

Una batalla voto a voto con un amplio catálogo de mecanismos de presión sobre los delegados se desencadenó ayer en el congreso del PSOE ante la

Foto: Chacón canta victoria mientras Rubalcaba redobla su cacería de votos
Chacón canta victoria mientras Rubalcaba redobla su cacería de votos

Una batalla voto a voto con un amplio catálogo de mecanismos de presión sobre los delegados se desencadenó ayer en el congreso del PSOE ante la escasa distancia que separa a Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba. La aspirante catalana cantaba victoria al inicio del cónclave, pero conforme pasaban las horas la inquietud se instaló en su candidatura, que rebajó su margen de victoria del medio centenar a la treintena de votos. El equipo del ex vicepresidente, lejos de desmoronarse por los malos augurios, se había lanzado a la caza de delegados, dispuesto a recuperar terreno en Andalucía, pero sobre todo en comunidades donde un vuelco de última hora haría saltar las apuestas favorables a Chacón.

“Con el número de delegados que tenemos atado, y si no hay grandes cambios durante la noche, se puede decir que el congreso está ganado”, señalaron fuentes chaconistas dedicadas a la tarea de vigilar y consolidar los apoyos comprometidos. La frenética sucesión de conversaciones en los pasillos del cónclave, en sus comisiones de trabajo, así como en las cenas de cada delegación diseminadas por Sevilla conformaron el entramado de adhesiones, presiones y ofertas que este sábado se traducirán en el nombre del nuevo secretario general.

“Hay delegados que han prometido su voto a Chacón pero que finalmente estarán con nosotros. Vamos por delante pese a que algunos están vendiendo el oso antes de cazarlo”, afirmaron fuentes del bando de Rubalcaba, quien ayer se empleó a fondo para lograr la remontada. “La mayoría en Andalucía va a ser definitiva, y también nosotros vamos a estar hasta el último minuto pescando delegados”, replicó un destacado integrante de la candidatura de Chacón. Además de los votos andaluces, marcados por la grave fractura que padece esta federación socialista, permanecían en el aire apoyos manchegos, extremeños, murcianos o gallegos. Por su parte, Tomás Gómez, que encabeza la lista mayoritaria en Madrid, se disponía a comunicar anoche su respaldo a la ex ministra de Defensa.

En esta atmósfera de tensión, volvieron a cruzarse acusaciones sobre las presiones que los acólitos de uno y otro candidato ejercen sobre militantes y dirigentes provinciales. A Susana Díaz, secretaria de organización del PSOE andaluz, se le acusa desde el sector de Rubalcaba de ejercer las peores artes para engañar a los delegados y al partido en Andalucía. Según los afines al ex vicepresidente, la mano derecha de José Antonio Griñán aparentó neutralidad para bajo cuerda una fuerte campaña a favor de la catalana. Por ello, en diferentes estratos del partido en Andalucía esperan la revancha cuando lleguen los congresos provinciales y la composición de las listas a las autonómicas.

La interpretación de estas maniobras es muy diferente desde el lado de Chacón, donde se sostiene que tanto Díaz como el resto de dirigentes que apoyan a la ex ministra han sido víctimas de las más duras presiones para impedir que esta federación acabara por cercenar las posibilidades de triunfo de Rubalcaba. Tampoco ayudó a rebajar el grado de enfrentamiento el hecho de que Chacón, durante una comida con sus colaboradores, bromeara al compararse con el barcelonista Messi esquivando las patadas de su rival madridista Pepe.

La cúpula teme que el partido se rompa en dos

El relato bélico del cónclave socialista se completa con narraciones paralelas sobre despedidas, lealtades y miedos a que el PSOE acaba roto en dos bandos. En este último capítulo, desde Marcelino Iglesias, al presidente del congreso, José Antonio Griñán, pasando por el actual presidente del partido, Manuel Chaves, o el secretario general saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, han querido fijar el mensaje de que, pase lo que pase, sea quien sea el próximo secretario general, hay que preservar la unidad del partido. Entre otras razones porque las elecciones andaluzas, otro de los referentes del congreso, junto con las asturianas, están a la vuelta de la esquina, pero también por la incertidumbre que genera la pugna entre los acólitos de Rubalcaba y Chacón.

Sin embargo, quienes hacen la llamada a la unidad no disfrutan de complicidad personal, y apenas pueden demostrar unidad entre ellos. Y es que la relación entre Griñán y Chaves es inexistente después de fuertes desencuentros en los últimos años. Y ni siquiera en su adiós, Zapatero logró la aprobación de los suyos a su gestión: el informe de la Ejecutiva se aprobó con 734 votos a favor, 21 en contra y 53 abstenciones, cuando hasta ahora había disfrutado de un apoyo unánime. Pese a todo, el secretario general socialista se despidió de los recordando que cuando se impuso a José Bono en 2000, el perdedor de aquella cita se convirtió en un fiel amigo. Un esfuerzo por dar ejemplo a los dos aspirantes en liza cuyo efecto se comprobará el domingo con la confección de los nuevos órganos directivos del PSOE.

Una batalla voto a voto con un amplio catálogo de mecanismos de presión sobre los delegados se desencadenó ayer en el congreso del PSOE ante la escasa distancia que separa a Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba. La aspirante catalana cantaba victoria al inicio del cónclave, pero conforme pasaban las horas la inquietud se instaló en su candidatura, que rebajó su margen de victoria del medio centenar a la treintena de votos. El equipo del ex vicepresidente, lejos de desmoronarse por los malos augurios, se había lanzado a la caza de delegados, dispuesto a recuperar terreno en Andalucía, pero sobre todo en comunidades donde un vuelco de última hora haría saltar las apuestas favorables a Chacón.

Carme Chacón Alfredo Pérez Rubalcaba