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Cayo Lara: “Es el momento de que el Estado recupere la banca pública”
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Cayo Lara: “Es el momento de que el Estado recupere la banca pública”

Al nuevo hombre fuerte de IU no le gustan los líderes, sino los equipos, aunque esté obligado a ser la “cara” de la coalición en su primera legislatura como

Foto: Cayo Lara: “Es el momento de que el Estado recupere la banca pública”
Cayo Lara: “Es el momento de que el Estado recupere la banca pública”

Al nuevo hombre fuerte de IU no le gustan los líderes, sino los equipos, aunque esté obligado a ser la “cara” de la coalición en su primera legislatura como diputado. Agricultor de profesión, natural de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), el próximo 29 de enero cumplirá 60 años. Es vehemente con sus posiciones políticas; tanto, que en ocasiones resulta imposible interrumpirle para puntualizar algunas de sus manifestaciones. Él lo tiene claro: de la crisis no se sale solo con recortes, sino con más ingresos vía una fiscalidad más exigente con quienes más tienen y una política inflexible con el fraude fiscal. Y de “banco malo” para que la banca sanee sus balances, nada. Es hora, dice, de volver a la banca pública. La entrevista se celebra en su despacho del Congreso la mañana del pasado miércoles.

¿Qué le parece el tándem Luis de Guindos-Cristóbal Montoro que ha elegido Rajoy para sacarnos de la crisis?

Van a ser el núcleo duro del Gobierno, los encargados de las políticas más neoliberales al grito de no podemos gastar más. Guindos es el hombre del mercado y de los poderes financieros; representa al político que pasa de lo público a lo privado y que siempre que sale de lo público se lleva un trozo de democracia. Alguien debería escribir algún día la historia de los “caballos de Troya” del Estado. Montoro se va a encargar de aplicar a rajatabla las medidas de la Unión Europea: el ajuste duro que nos va a traer más crisis y más paro, y controlará que las comunidades autónomas no se desmadren en el gasto.

El déficit público se reduce con menos gastos y más ingresos. ¿Cómo lo haría usted?

Todo lo que se ha hecho y parece que el Gobierno va a hacer es recortar. Las administraciones públicas han derrochado en obras innecesarias, como los aeropuertos de Castellón y Ciudad Real o la parada del AVE a diez kilómetros de Guadalajara, por poner algunos ejemplos, y de este tipo de gastos hay que prescindir, pero lo más grave es que se han reducido de forma radical los ingresos de la Hacienda Pública. Al estallar la burbuja inmobiliaria mucha gente se va al paro y el Estado deja de ingresar el IRPF y, además, el Gobierno reduce el impuesto de sociedades, que es otra vía importante de ingresos. Para que se haga una idea, en el presupuesto de 2010 se recogen 16.000 millones de euros de ingresos por el impuesto de sociedades y 84.000 millones por IRPF. Es decir, las rentas del trabajo pagan más que los beneficios del capital. Estos elementos han sido capitales.

También hay una importante fuente de ingresos en la reducción del fraude fiscal.

Del fraude fiscal en nuestro país nadie quiere hablar. Gestha, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda ha elaborado un informe que lo cuantifica en torno a 60.000 millones, de los cuales 42.700 millones, el 75%, vienen de las grandes empresas, y el resto de las Pymes y los autónomos. El fraude fiscal en España es en este momento el más grande que ha habido en nuestro país. Falla la inspección a las grandes fortunas. Los presupuestos de 2010 y 2011 bajaron en un 5,7% y un 6,1% la partida de la Agencia Tributaria, lo que demuestra la falta de voluntad del Gobierno para luchar contra el fraude.

Vamos con los ingresos, ¿qué propone para recaudar más por la vía del IRPF si sigue sin crearse empleo?

Hay que tocar los tipos impositivos. No planteamos una revolución, sino volver a los que tuvimos en tiempos más duros en el país, cuando el marginal estaba en el 56% frente al 43% actual. También había más tramos, lo que hacía que fuera más justo y equitativo. Hay que volver a aquellos tipos impositivos, y que no digan que los demás países bajan impuestos y nosotros no porque la presión fiscal en España es ocho puntos menor que la de la UE.

Supongo que propone lo mismo para el impuesto de sociedades.

El impuesto de sociedades llegó a estar en el 35% de los beneficios de las empresas, ahora está entre el 30 y el 25%, según el volumen de facturación, y parece que Rajoy tiene intención de bajarlo al 20%. Hay que volver al 35%, entre otras razones porque las empresas que tienen beneficios deben estar contentas de hacer una contribución social al país. Hay algunos empresarios que dicen que si les aprietan más con los impuestos van a tener problemas pero es mentira, porque solo pagan impuestos los que obtienen beneficios, no los que tienen pérdidas.

¿Cree que bajar el impuesto de sociedades al 20% puede ayudar a que las empresas generen algo de empleo?

Estamos perdiendo al empresario que intentaba obtener los máximos recursos posibles para reinvertirlos y generar más empleo. Ahora solo piensan en los beneficios, y la especulación financiera se ha convertido en el gran negocio de una parte del sector empresarial.

No ha citado a la banca.

La herencia que nos dejan no es responsabilidad exclusiva de la banca, ni mucho menos. Los gobiernos del PSOE y del PP también tienen responsabilidad por no haber intervenido en el mercado de la vivienda. Si hubiesen construido vivienda pública para vender o alquilar no estaríamos donde estamos porque habrían introducido en el mercado la competencia y se habría evitado que los precios de las viviendas se multiplicaran por dos y por tres de manera artificial. Como no ha sido así (en 2005, 2006 y 2007 la vivienda pública suponía un 5% de la construida) la banca se ha quedado con todo el mercado. Es muy sencillo de explicar: la banca se endeuda fuera para conceder créditos, y los promotores y las familias se endeudan con la banca. Esta deuda privada asciende a 2,3 billones de euros, mientras que la deuda pública es de 700.000 millones, más de tres veces menos. Tenemos la generación más hipotecada de la historia. Muchas familias asumieron hipotecas abusivas que no podían pagar con salarios normales, y los bancos les ofrecían demorar los pagos durante 30, 40 y hasta 50 años. Cuando la gente pierde el empleo la banca se queda con las viviendas, en una política igualmente abusiva, hasta el punto de que hoy podemos hablar de entre 750.000 y un millón de viviendas vacías, la mayoría en poder de la banca.

Alguna culpa tendrá el Banco de España como encargado de supervisar estas operaciones.

El Banco de España no ha cumplido con sus obligaciones de supervisor y tiene responsabilidades serias, políticas y probablemente penales, en lo que ha ocurrido. Los bancos se han saltado todas las reglas para la concesión de créditos, pero también han jugado a lo mismo el Banco de España, los banqueros, los promotores y los Gobiernos del PP y del PSOE. Todos creían que esto no tenía fin cuando el crecimiento de precios de la vivienda y del suelo era artificial. Esta situación está generando una presión permanente con la famosa prima de riesgo y la deuda soberana por la calificación que de ella están haciendo unas agencias de calificación que están al servicio de los intereses de los especuladores. La mejor prueba de que el poder real está en la banca y no en los gobiernos es que se niegan sistemáticamente a que el Banco Central Europeo (BCE) emita bonos o compre deuda directamente a los Estados al 1% interés, que es el que van a pagar los bancos por los 500.000 millones de euros que el BCE les va a prestar para que ellos, a su vez, compren deuda soberana al 5 o al 6 por ciento. Si el BCE comprara deuda soberana directamente a los países se acababa la especulación financiera, por lo menos con la deuda.

Los ciudadanos no entienden que quienes han quebrado sus entidades de crédito con una gestión temeraria continúen cobrando salarios multimillonarios y estén blindados con pensiones millonarias.

La banca quiere tener el 100% del ahorro en España, tenerlo en sus manos para gestionarlo y continuar con sus mismas políticas. Nosotros creemos que estamos en el momento de retomar la idea de la banca pública aprovechando el ICO y las cajas de ahorro, especialmente las intervenidas por el Estado. Recuperar lo que fue Argentaria. ¿Por qué tenemos que dejar todo el crédito y los recursos de los ciudadanos en manos de entidades privadas con ánimo de lucro que solo responden ante sus accionistas? Si un banco pierde dinero por la mala gestión de sus gerentes, ¿por qué tiene que pagarlo el Estado? Rajoy negó en el debate de investidura que vaya a crear un banco malo, pero Montoro no deja de hablar de ello, y hay entidades, como el BBVA, que también defienden esta fórmula. Un banco malo en el que colocar todos sus activos tóxicos para sanear así sus balances y continuar operando igual. Nosotros creemos que es el momento de introducir  la banca pública para dos cosas para dar crédito a la pequeña empresa y apostar por un nuevo modelo productivo, que no va a ser posible sin una banca pública que lo respalde.

El Gobierno de Rodríguez Zapatero hizo dos reformas laborales que supusieron  el mayor recorte de derechos de los trabajadores desde la instauración de la democracia, pero a los empresarios les parecen insuficientes (el presidente de la CEOE ha propuesto un nuevo contrato, los minijobs), y al presidente Rajoy ha anunciado otra reforma más para enero.

La ministra de Trabajo ha descartado los minijobs, los contratos esclavistas de 400 euros, aunque de esos hay. Ninguna reforma laboral ha creado empleo, y las dos del PSOE ni han aumentado los contratos indefinidos, se mantiene el porcentaje de temporales y, además, tenemos despidos más baratos y subvencionados por el Estado, que paga ocho días de la indemnización; justo lo contrario de lo que el Gobierno dijo que facilitaría la reforma laboral.

Cinco millones de parados, una crisis que dura ya cuatro años y de la que no se ve fondo y la única respuesta sindical en los cuatro últimos fue una huelga general de resultado discreto. ¿No están siendo los sindicatos demasiado condescendientes y poco combativos?

No hemos criticado a las  organizaciones sindicales porque respetamos su soberanía, y porque hay un sector de la caverna mediática y económica que han querido cargárselos, y ante esa situación hay que cerrar filas. Con todas las críticas que se quieran son la columna vertebral de la defensa de los derechos de los trabajadores.  

Bien, no les han criticado por las razones que me acaba de exponer, pero le preguntaba si creía que habían sido poco beligerantes para la gravedad de la crisis que vivimos.

Venimos de una etapa de bonanza en la que la acción reivindicativa apenas ha hecho falta. Volver a engrasar la maquinaria no es fácil. Creo que han hecho un esfuerzo importante para parar la agresión del Gobierno y los sectores empresariales, y un ejemplo fue  la huelga general. IU no estuvo de acuerdo con el pensionazo y creemos que no deberían haberlo firmado, pero ellos han justificado que lo hicieron como un mal menor porque la posición del Gobierno era más dura

Los ciudadanos no lo han visto así y hay una creciente desafección hacia los grandes sindicatos. El 15M es la muestra de ello.

Es probable que en algún momento álgido una parte importante de la opinión pública no se haya sentido acompañada por los sindicatos, pero en tiempo de crisis hacer sindicalismo no es fácil. La gente tiene mucho miedo a perder su trabajo y eso lo sabe el empresario y los sectores más dogmáticos del liberalismo. Las empresas tienen las mesas llenas de currículos de gente que quiere trabajar, y o aceptas lo que te ofrecen o te dicen que en la puerta tienen a otros cien esperando. Es tiempo de mucha resistencia, de explicar a la gente que hay alternativas diferentes para que la crisis no la paguen quienes no son responsables de ella.

IU es la tercera fuerza política del país por número de votos, pero ¿qué pueden 11 diputados contra una mayoría absoluta de 187?

Este país adolece de un sistema electoral más justo. Si el PSOE hubiera hecho una reforma electoral de acuerdo con el informe del Consejo de Estado el PP no tendría mayoría absoluta, y con un sistema proporcional puro el PP tendría 160 escaños y nosotros 25, pero PSOE, PP, PNV y CiU no quisieron. Ante la mayoría absoluta vamos a ser la caja de resonancia de los ciudadanos y vamos a pelear, pero siendo conscientes de que tenemos un muro enfrente.

¿Ve posible alcanzar acuerdos con el PSOE desde la oposición?

Es que no sé para qué. Coincidiremos en algunas propuestas, supongo, igual que con otros grupos. Ahora pueden pegar un giro de 180 grado, pero las propuestas políticas del PSOE han hecho mudo daño. El drama de los socialistas es que han hecho las mismas políticas neoliberales que en la UE hacen partidos conservadores. Han renunciado a la socialdemocracia, y por mucho que vengan ahora con propuestas socialdemócratas no se lo cree nadie. Veremos si coincidimos en las calles si el Gobierno lleva adelante las medidas de ajuste duro que han anunciado y que van a generar más paro.

¿Rubalcaba o Chacón?

Me es indiferente. Me interesa su línea política, no las personas, que no son la clave. Los dos han estado en el Gobierno y son parte de sus recetas económicas. No vale que ahora digan que van a cambiar. Chacón, además, nos ha mantenido en una guerra y nos metió en otra.

Dos preguntas de carácter interno. ¿IU es el PCE?

No. El PCE logró el 43% de apoyos en la última asamblea y tiene una apuesta muy decidida por IU.

La segunda: ¿por qué ha castigado a Llamazares relegándole en el grupo parlamentario?

No ha habido castigo. Gaspar ha decidido encabezar una nueva fuerza político, crear un partido que se llama IU abierta, y está en su derecho…

Ese partido no existe.

Pero lo anunció en el último Consejo Federal. Gaspar ha estado solo en el Parlamento, ha hecho un buen trabajo parlamentario que le ha sido reconocido. Ha llevado al Congreso la línea marcada por la organización, pero ahora he querido que el portavoz sea de mi plena confianza, de la mayoría, y esa persona es José Luis Centella. Gaspar es un buen parlamentario, pero los tiempos pasan y no puedes ser el portavoz de manera permanente; lo ha sido durante once años. Somos un colectivo de once diputados y quiero que todos tengamos protagonismo. No creo en los líderes, sino en las personas, en el grupo.

Al nuevo hombre fuerte de IU no le gustan los líderes, sino los equipos, aunque esté obligado a ser la “cara” de la coalición en su primera legislatura como diputado. Agricultor de profesión, natural de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), el próximo 29 de enero cumplirá 60 años. Es vehemente con sus posiciones políticas; tanto, que en ocasiones resulta imposible interrumpirle para puntualizar algunas de sus manifestaciones. Él lo tiene claro: de la crisis no se sale solo con recortes, sino con más ingresos vía una fiscalidad más exigente con quienes más tienen y una política inflexible con el fraude fiscal. Y de “banco malo” para que la banca sanee sus balances, nada. Es hora, dice, de volver a la banca pública. La entrevista se celebra en su despacho del Congreso la mañana del pasado miércoles.

Cayo Lara