España pierde peso en el mundo y se queda sin altos cargos en la diplomacia europea

Los tiempos en los que la representación exterior de la Unión Europea tenía acento español se han terminado. España sigue perdiendo peso en el mundo, y ha sido incapaz de situar a ningún alto cargo importante en el nuevo servicio diplomático de la UE. Según el borrador que la Comisión Europea ha enviado esta semana al Europarlamento, y al que ha tenido acceso El Confidencial, España contará únicamente con un director general, es decir, un puesto de cuarto nivel en la jerarquía de la nueva estructura.

El represente español será Tomás Duplá del Moral, director de Oriente Medio y sur del Mediterráneo de la Comisión Europea, quien seguirá ocupándose del área geográfica mediterránea. A lo largo de su dilatada carrera en Bruselas, Duplá ha ejercido también como director para América Latina, y se ha responsabilizado de las oficinas dedicadas a Palestina, Líbano e Israel.

Pero su solitaria nominación sabe a poco, especialmente después de que Javier Solana fuera el Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad durante diez años. “El borrador que ha llegado al Parlamento Europeo es una muy mala noticia. Hemos pasado de tener al jefe de la diplomacia a un director de cuarto nivel. Eso es lo que cuenta España ahora”, se lamentaron fuentes diplomáticas.

Aunque todavía hay margen para negociar la presencia de más españoles, la noticia ha caído como un jarro de agua fría entre los eurodiputados y diplomáticos de nuestro país. La pérdida de peso en el escenario internacional es una crítica habitual en los pasillos del Ministerio de Asuntos Exteriores, así como una denuncia común de la oposición en el Congreso de los Diputados.

Ashton no se acuerda de España

La decepción que supuso la presidencia española de la UE durante el primer semestre de este año, el controvertido papel de Miguel Ángel Moratinos, los primeros pasos de Trinidad Jiménez al frente del Ministerio, los conflictos con Marruecos o la última gira que tenía prevista José Luis Rodríguez Zapatero, modificada por la presión de los mercados, han empañado los escasos éxitos diplomáticos, como la entrada de España en el G-20.

El servicio exterior de la UE viene recogido en el Tratado de Lisboa y su puesta en marcha fue acordada, precisamente, durante la presidencia española. Sin embargo, el Gobierno socialista no ha logrado persuadir a Catherine Ashton para obtener la secretaría general o una de las dos subsecretarías, cargos inmediatamente por debajo de la jefa de la diplomacia. Tampoco un número representativo de directores generales. Para sus primeros nombramientos de peso, la alta representante eligió al francés Pierre Vimont como secretario general ejecutivo, y al irlandés David O’Sullivan como director general del servicio.

La elección para los 400 diplomáticos que integrarán el servicio constituye la siguiente batalla diplomática, en la que España espera obtener una cuota del 10%. De momento, Ashton ha elegido 28 nuevos embajadores para las delegaciones de la UE, de los que cinco son españoles. Sus destinos son Argentina, Angola, Guinea Bissau, Namibia y China (donde Carmen Cano de Lasala  acude como número dos de la delegación).