¿Dónde está Lissavetzky? Los socialistas critican la inactividad del rival de Gallardón

“Esperemos que Lissavetzky haga campaña de verdad”. Un destacado diputado nacional del PSM muy ligado a Tomás Gómez responde con ironía y una abierta sonrisa maléfica cuando le preguntan por el candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, actual secretario de Estado para el Deporte. Pero el comentario, aunque proviene del bando ganador de las primarias, también es compartido, con más o menos inquietud, por los concejales socialistas que se decantaron por Trinidad Jiménez en la contienda interna. 

Superada la “depresión post-parto” que sobrevino tras las últimas elecciones internas, los concejales del grupo socialista en el Ayuntamiento no entienden el largo y pronunciado silencio de Lissavetzky. Un hombre que, de momento, ha brillado por su ausencia en la arena política madrileña y cuya actitud ya empieza a preocupar entre sus futuros compañeros. “A muchos nos sorprende el silencio que ha mantenido durante el último mes”, asegura a este diario un concejal situado entre los perdedores de las primarias. El bando al que, precisamente, apelaba Lissavetzky cuando se autoproclamó parte de un “tándem ganador” junto a la hoy ministra de Defensa. “Está un poco apartado y con una especie de depresión post-parto que no permite que se vislumbre un candidato”, asegura.

A falta de siete meses para las elecciones del próximo 22 de mayo, los socialistas cuentan con un candidato que todavía no ha empezado a ejercer como tal. Y el tiempo corre en contra. Confirmado en su cargo por el presidente Rodríguez Zapatero, Lissavetzky ya ha anunciado que no dejará la secretaría de Estado hasta diciembre, cuando se resuelva si España opta, junto con Portugal, a la organización del Mundial de Fútbol de 2018. Hasta entonces, Lissavetzky no se meterá de lleno en su nuevo traje de candidato. Labor que le gustaría estrenar, eso sí, apuntándose el tanto de haber logrado para España la organización de un gran evento deportivo, justo lo que Alberto Ruiz Gallardón no ha conseguido todavía con los Juegos Olímpicos. 

Un candidato sin agenda

Por no tener, Lissavetzky no tiene todavía una oficina electoral propia para ejercer como candidato y en la que poder recibir a diferentes colectivos y ciudadanos. Está a la espera de que el Partido Socialista de Madrid le dote de los medios que necesita para empezar la precampaña. Desde su entorno, un portavoz matiza que durante estos días ya ha visitado alguna agrupación y está más centrado en temas como la elaboración del programa electoral. “Es un trabajo interno más orgánico y que, de momento, tiene poca visibilidad”, señalan.

“Empieza a sorprender y a preocupar el silencio y la tardanza que está demostrando para salir a escena”, añaden desde el Ayuntamiento. “Si esperamos hasta diciembre es un poco tarde porque la gente, dentro del grupo, está muy intranquila”. Una inquietud que, añaden, también se extiende a la capacidad real que podrá tener Lissavetzky para configurar su propio equipo en la lista electoral. Porque el PSM vive días de calma tensa después de que Tomás Gómez y su equipo ya haya demostrado algunos síntomas que sugieren que habrá una vendetta interna hacia quienes no le apoyaron en las primarias del 3 de octubre.  

“Lissavetzky va a tener un problema serio de gobernanza si se imponen las tesis de Gómez entre los miembros de su lista”, señalaba recientemente a este diario otro diputado nacional del PSM. “Espero que le dejen confeccionar una lista manejable y en la que él se sienta cómodo. De lo contrario, las posibilidades de que continúe en el cargo si no gana las elecciones son pequeñas”.

En su primera intervención pública tras las primarias, Lissavetzky explicó a este diario que, aunque había habido "algún rasguño" en la batalla interna, "la herida se ha soldado bien". Negó también que por su cabeza haya pasado en algún momento la idea de tirar la toalla. “Soy de ideas firmes y cuando doy un paso no pienso en volver atrás. Nunca jamás”, añadió.