El Informe más triste del presidente: pocos empresarios y rápido desalojo de periodistas

El Palacio de la Moncloa ha sustituido este año a la Bolsa de Madrid y a la sede del Consejo Económico y Social como escenario de la presentación del Informe Económico del Presidente. José Luis Rodríguez Zapatero presentó este jueves el documento que elabora su Oficina Económica en el contexto más complicado de su mandato. Tal vez por ello, retrasó hasta el último momento su publicación y eligió una puesta en escena más discreta de lo habitual. Un acto en el que no ha estado representantes de la llamada economía real, y que los periodistas han tenido que abandonar sin la oportunidad de departir con los invitados y sin poder preguntar a Zapatero.

El presidente tuvo la oportunidad de volver a estrechar sonriente la mano del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, quien no estuvo acompañado por los máximos representantes de los sindicados. En lugar de Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo acudieron los secretarios de Acción Sindical de CCOO y UGT, Ramón Górriz y Antonio Ferrer. Ante ellos, Zapatero se comprometió a acordar una reforma laboral que “fortalezca a las empresas sin debilitar a los trabajadores” en el primer trimestre de 2010, así como a comenzar la reforma del sistema de pensiones de forma inminente. Tan “inminente” como aseguró que será el regreso de España a la senda de crecimiento.

La representación empresarial estuvo dominada por los constructores. Florentino Pérez, Luis del Rivero, Juan Miguel Villar Mir, Rafael del Pino o José Manuel Entrecanales pudieron escuchar por enésima ocasión los éxitos del Plan E, del nuevo fondo para inversión local y de los 19.000 millones comprometidos por el Ministerio de Fomento. Entre la audiencia destacaron también, además de un nutrido grupo de ministros, Antonio Bufrau (Repsol), Ángel Ron (Banco Popular), Salvador Alemany (Abertis), y los representantes de la CECA  y la AEB.   

Pese a su habitual optimismo, la coyuntura económica en la que Zapatero ha tenido que defender su tercer informe ha supuesto un fuerte contraste con la euforia de hace dos años e, incluso, con la prudencia de 2008. El presidente inauguró esta iniciativa en abril de 2007. España crecía por encima de la media europea y el palacio de la Bolsa acogió a los 300 primeros ejecutivos de las principales empresas españolas para arropar a Zapatero, al estilo del informe que detallan ante el mundo económico los presidentes de Estados Unidos. Por entonces, Pedro Solbes disfrutaba de una posición sólida al frente de la vicepresidencia segunda.

A la espera del crecimiento sostenible

Un año más tarde, el acto se trasladó al verano. Zapatero eligió el Consejo Económico y Social para, tres meses después de haber sido reelegido, reconocer “un crecimiento débil a corto plazo, pero no un estancamiento duradero”. La palabra crisis no figuraba todavía en el vocabulario habitual del presidente, pero las perspectivas negativas ensombrecieron el tono de su discurso. “No podremos durante algún tiempo absorber todas las solicitudes de empleo formuladas por los trabajadores”, señaló.

En esta tercera oportunidad, Moncloa ha retrasado hasta final de año  la presentación, una vez aprobado el anteproyecto de  Ley de Economía Sostenible, el plan estrella del Gobierno para salir de la crisis y sentar las bases de un nuevo modelo productivo. Zapatero reservó para la defensa de este proyecto en el Congreso las líneas maestras de su programa económico, restando así interés y contenido al Informe de su Oficina. Queda ahora esperar a la presentación del próximo año, cuando, según Zapatero, se podrá realizar la primera evaluación del anhelado crecimiento sostenible.