Los críticos de ERC ya tienen 1.200 firmas: si la financiación no convence, se rompe el Gobierno catalán

La recogida de firmas dentro de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para forzar un referéndum sobre la financiación que proponga el Gobierno central para Cataluña ha tensado al máximo la situación dentro del partido independentista. Si se realiza un referéndum y la propuesta de Madrid es rechazada, los republicanos se verían obligados a romper el Gobierno tripartito y se reproduciría la situación de la pasada legislatura con el Estatut, que las bases de ERC rechazaron. En ese caso, José Montilla debería convocar nuevas elecciones, ya que el gobierno quedaría en minoría.

Hasta el momento, según fuentes de los críticos, ya se han recogido 1.200 firmas a favor del referéndum, cifra que supera el mínimo para la convocatoria, cifrado en 1.000 firmas. La corriente Esquerra Independentista (EI), que lidera el diputado Uriel Bertran, presentó también en la última reunión del Consejo Nacional (máximo órgano del partido entre Congresos) una moción para que se empiece a preparar el terreno con el fin de convocar el referéndum.

Desde la dirección oficial, la respuesta es que en estos momentos no toca hablar del tema. “Tenemos el compromiso de convocarlo, pero cuando corresponda. En estos momentos, no hay ninguna propuesta encima de la mesa, por lo que no vamos a convocar nada”, subrayó una fuente oficial a El Confidencial. De momento, la propuesta de Pedro Solbes que ha trascendido cifra en 1.200 millones la cantidad que le corresponde a Cataluña el primer año (para el segundo año ascendería a 1.600 millones y se alcanzarían los 2.000 millones el tercero), cantidad considerada insuficiente por todas las fuerzas políticas y las instituciones catalanas. La negociación, sin embargo, continúa y, según todos los indicios, será modificada al alza.

Por su parte, Francesc Sánchez Loro, portavoz de EI, señaló a este diario que “entiendo que a los dirigentes oficialistas no les agrade la idea, pero los estatutos son muy claros: con el 10% de las firmas de los militantes se puede convocar un referéndum. Tenemos las firmas suficientes y las entregaremos después de Semana Santa para que el mecanismo pueda ponerse en marcha en cualquier momento. No tratamos de convocar un referéndum ahora, sino que queremos tenerlo todo listo para que el día en que se produzca un acuerdo, podamos votar sin dilaciones”.

Conversaciones entre críticos

Otra fuente del sector crítico señaló a El Confidencial que una de las excusas que da la dirección republicana para no secundar las propuestas de los críticos es que no existe un reglamento que desarrolle la convocatoria de los referéndums internos. Es decir, un reglamento que dictamine quién y cómo ha de presentar la cuestión, quién y cómo ha de hacer la pregunta, etcétera. Esta excusa, sin embargo, es rechazada de plano porque, señala Sánchez Loro, “el reglamento no es obligatorio y si no lo hay, se ha de aceptar cualquier iniciativa, ya que ése es el mandato del penúltimo Congreso”.

EI ha mantenido conversaciones sobre el tema con la otra gran corriente crítica, Reagrupament, que lidera el ex consejero Joan Carretero. Los dos sectores ya colaboran habitualmente en temas puntuales y se apoyan propuestas mutuas que ponen en aprietos a la dirección. En este caso, Reagrupament no tiene entre sus prioridades la convocatoria del referéndum, pero apoya la propuesta de Uriel Bertran.

A todo ello, se da una gran paradoja: el peculiar modo de organización que tienen los republicanos juega en su contra en el tema de la estabilidad. Para convocar un referéndum, se necesita el 10% de las firmas de los militantes del partido. Ésta fue precisamente una propuesta de la dirección oficial para que, a cambio, Esquerra dejase de ser una formación asamblearia y pasase a organizarse como cualquier otro partido político. Tras ganar esa moción, presentaron la otra (la que instaba a ERC a dejar asamblearia) y los críticos presentaron una enmienda: los militantes votaron en su mayoría a favor de seguir siendo asamblearios. La maniobra de trueque jugó, al final, en su contra y ahora les pone contra la pared.