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A Rajoy sólo le falta Carla Bruni
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A Rajoy sólo le falta Carla Bruni

Aquella idea no era nueva. Cuando el pasado día 10 Mariano Rajoy proclamó que él no apoyaba la implantación del canon digital, sino que estaba junto

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A Rajoy sólo le falta Carla Bruni

Aquella idea no era nueva. Cuando el pasado día 10 Mariano Rajoy proclamó que él no apoyaba la implantación del canon digital, sino que estaba junto a los artistas que madrugan, “los que se levantan a las siete de la mañana para trabajar y dar de comer a sus hijos”, más de un experto en Comunicación Política reconoció la filosofía que latía tras esta reflexión: la de Nicolás Sarkozy. El presidente francés salió elegido en mayo pasado con una campaña electoral en la que se presentaba como el candidato de esa “Francia que madruga”, el elegido del pueblo.

Rajoy no se atreve a declarar que es el candidato del pueblo español, pero siempre deja caer que él es independiente de los poderes económicos y mediáticos, que representa al español “normal”. El líder popular evoca en su campaña las ideas del presidente francés; no oculta su admiración por Sarkozy y por Angela Merkel, sus dos referentes del centro-derecha europeo. Tampoco lo ocultan sus avances del programa electoral con el que se presenta a las elecciones del 9 de marzo.

Su propuesta de que los inmigrantes firmen un contrato al quedarse en España está inspirada directamente en el huracán Sarko. Rajoy anunció ayer su voluntad de liderar la implantación de este contrato en toda la Unión Europea, tras entrevistarse en Berlín con la canciller alemana. Todo hay que decir que es una idea que planea por los despachos de la Unión desde hace dos años. Pero Sarkozy y Merkel, con sus respectivos partidos –UMD y CDU- están decididos a que gane el 9 de marzo, para lo que están dispuestos a dejar que él lleve la iniciativa en este asunto, mientras hacen evidentes gestos de apoyo a Rajoy frente a José Luis Rodríguez Zapatero.

Otras medidas del candidato del PP inspiradas en Sarkozy son las iniciativas de gran calado relativas a la seguridad ciudadana, así como rebajar la edad penal para los menores de edad. Aunque con diferencias: en el caso francés supone internar en centros a los delincuentes reincidentes a partir de los 16 años; en el del PP implica rebajar a los 12 años la edad con la que un niño puede ser internado, y que los que tengan 16 años pasen al sistema penitenciario cuando cumplan los 18 años de edad.

Pero a Mariano Rajoy le falta Carla Bruni. No es que necesite cambiar su estado civil, porque está felizmente casado. Lo que le falta en realidad es ese impulso audaz que exuda Sarkozy y que le ha llevado a casarse con una cantante de vida afectiva libérrima. Una suerte de actitud postmoderna que le permite nombrar ministro a un socialista, designar a una humilde inmigrante ministra de Justicia, implantar la paridad en las carteras más relevantes, consensuar con los ecologistas más radicales las medidas de lucha contra el cambio climático y hasta reconocer la cornamenta en público como hizo tras aquel difícil episodio conyugal vivido por Cecilia Ciganer con un publicista.

Se desconoce quiénes serán los ministros de Rajoy, pero todo apunta a que los escogerá de entre los candidatos que le acompañan, con la participación estelar del empresario Manuel Pizarro. No hay noticias que vaya a crear, por tanto, un Gobierno que trascienda a la ortodoxia popular.

En el equipo redactor del programa del PP niegan que haya habido una Sarkocopia, aunque sí reconocen “una coincidencia de ideario” con las de los líderes francés y alemana. De hecho, el contrato de integración también tiene su reflejo en Gran Bretaña y en otros países de la UE.

La inspiración de Merkel

Aquella idea no era nueva. Cuando el pasado día 10 Mariano Rajoy proclamó que él no apoyaba la implantación del canon digital, sino que estaba junto a los artistas que madrugan, “los que se levantan a las siete de la mañana para trabajar y dar de comer a sus hijos”, más de un experto en Comunicación Política reconoció la filosofía que latía tras esta reflexión: la de Nicolás Sarkozy. El presidente francés salió elegido en mayo pasado con una campaña electoral en la que se presentaba como el candidato de esa “Francia que madruga”, el elegido del pueblo.

Mariano Rajoy