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Batalla entre el Arzobispado de Valladolid y un descendiente de Maura por una herencia millonaria
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Batalla entre el Arzobispado de Valladolid y un descendiente de Maura por una herencia millonaria

Hace ya una década que el Arzobispado de Valladolid y un descendiente de Antonio Maura, presidente de dos gobiernos del rey Alfonso XIII, pugnan por una

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Batalla entre el Arzobispado de Valladolid y un descendiente de Maura por una herencia millonaria

Hace ya una década que el Arzobispado de Valladolid y un descendiente de Antonio Maura, presidente de dos gobiernos del rey Alfonso XIII, pugnan por una herencia estimada en más de 24 millones de euros. El inmenso legado, del que la diócesis del arzobispo Braulio Rodríguez Plaza disfruta desde 1999 y que está compuesto por joyas, obras de arte, acciones, dinero en efectivo y un ingente patrimonio inmobiliario, procede de las hermanas Carmen y María Luisa Gómez del Peral, quienes fallecieron ese mismo año, con un mes y medio de diferencia, en una residencia de Tordesillas.

La batalla legal se inclina actualmente hacia los familiares de las hermanas Gómez del Peral, tras una sentencia del Juzgado nº 9 de Valladolid en primera instancia (ratificada por un fallo posterior de la Sección Primera de lo Civil de la Audiencia Provincial) que obligaba al Arzobispado a devolver la herencia. Sin embargo, la diócesis aún disfruta de los bienes -de hecho, ha vendido el patrimonio inmobiliario y cobra la renta de varias viviendas-, mientras sigue pendiente de un recurso de casación presentado hace ya dos años ante el Tribunal Supremo. “El proceso está aún en vía judicial, cuando terminé, alguien del Arzobispado se pronunciará al respecto”, señala a este diario un portavoz de la diócesis.

¿Cómo llegó semejante fortuna a las arcas del Arzobispado? El origen de esta multimillonaria herencia y la oscura pugna por hacerse con ella se remontan a 1984, año en que muere José María de la Cuesta Maura –marido de Carmen Gómez e hijo de Benito Cuesta, empresario fundador del Banco Castellano y de Aguas de Valladolid-, quien hizo testamento a favor de su esposa ante el notario Francisco Fernández-Prida. Fuentes de toda solvencia aseguran que José María de la Cuesta creó junto al testamento una reserva troncal hereditaria para asegurar que el inmenso legado regresaría a la familia tras la muerte de su mujer. Sin embargo, el acta notarial de dicha reserva troncal, de momento, no ha aparecido. La fortuna nunca regresó a los Cuesta.

Testamentos sucesivos

En el año 1994, Carmen y María Luisa redactan un testamento ante notario en el que nombran heredero único al Arzobispado de Valladolid. La terminología excesivamente técnica del documento, impropia de unas señoras de procedencia humilde como ellas, arroja dudas sobre el mismo, según declara a El Confidencial José Antonio de la Cuesta Maura, sobrino y ahijado de Carmen Gómez, que lleva años luchando contra la diócesis.

Dos años más tarde, las dos hermanas realizaron un escueto testamento ológrafo (escrito a mano), con faltas de ortografía propias de su edad, en el que se nombran herederas de forma recíproca para asegurar a la que sobreviviera la disposición de la fortuna. Este documento, según la sentencia de la Audiencia Provincial, invalida el testamento realizado supuestamente en 1994. Además, en 1999, poco antes de acudir a la residencia donde morirían, Carmen y María Luisa redactan dos nuevos documentos en el que nombran a José Antonio de la Cuesta heredero único universal de todo su patrimonio. Estos testamentos de últimas voluntades fueron guardados en una de las cinco cajas fuertes que utilizaban las hermanas, repartidas en varias entidades bancarias de Valladolid. “Si los testamentos no están”, asegura Cuesta, “los responsables serán el propio banco y el Arzobispado”.

Las estrategias de la diócesis

Hace ya una década que el Arzobispado de Valladolid y un descendiente de Antonio Maura, presidente de dos gobiernos del rey Alfonso XIII, pugnan por una herencia estimada en más de 24 millones de euros. El inmenso legado, del que la diócesis del arzobispo Braulio Rodríguez Plaza disfruta desde 1999 y que está compuesto por joyas, obras de arte, acciones, dinero en efectivo y un ingente patrimonio inmobiliario, procede de las hermanas Carmen y María Luisa Gómez del Peral, quienes fallecieron ese mismo año, con un mes y medio de diferencia, en una residencia de Tordesillas.