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La ‘gota malaya’ contra el Alzheimer
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La ‘gota malaya’ contra el Alzheimer

La primera semana de mayo del 2007, Pasqual Maragall asistía en Nueva York a un recital de la cantante mallorquina Maria del Mar Bonet y del

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La ‘gota malaya’ contra el Alzheimer

La primera semana de mayo del 2007, Pasqual Maragall asistía en Nueva York a un recital de la cantante mallorquina Maria del Mar Bonet y del cantaor Miguel Poveda. El político catalán se había desplazado a la ciudad norteamericana con una cargada agenda de trabajo para participar en el Urban Age, un foro internacional que estudia los retos de las ciudades del futuro. Pero en su agenda privada figuraba otra visita que sería la que marcaría, precisamente, su futuro personal.

En aquel viaje, el ex presidente de la Generalitat de Cataluña hizo una escapada relámpago al Hospital General de Massachussets, en Boston. El centro tiene un convenio de colaboración científica con el Hospital de Sant Pau de Barcelona para el estudio del Alzheimer y Maragall se sometía allí a las pruebas definitivas que le confirmarían lo que ya le habían diagnosticado en Cataluña: que la terrible enfermedad le comenzaba a afectar y que había de intensificar los tratamientos.

En algunos círculos políticos de Barcelona ya se conocía la triste realidad, pero desde la misma cúpula de su partido, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), se había dado la orden de no hablar de ello aunque sólo fuese por respeto personal. La cúpula socialista conocía al detalle el avance de los síntomas de la dolencia y los esfuerzos de un equipo de médicos por ponerle coto, pero el tema sólo era tratado en reuniones muy reducidas para comentar novedades al respecto. En los foros del partido -ejecutiva, consejo nacional y asambleas sectoriales o territoriales- jamás se llegó a aludir a la situación personal del presidente del PSC.

Sólo hubo un desliz: el que tuvo el delegado de la Generalitat en Madrid, Raimon Martínez Fraile -curiosamente, antiguo colaborador de Pasqual en el Ayuntamiento de Barcelona-, que en un programa de radio hizo referencia a unas declaraciones de Maragall diciendo que las mismas habían sido hechas por “una persona un poco enferma” y en un estado “no muy adecuado física y psicológicamente”. Horas después, recibía una llamada desde la plaza de Sant Jaume y era destituido por el presidente de la Generalitat, José Montilla.

La 'gota malaya'

Los altibajos de Maragall durante los últimos años, sin embargo, no pueden ser atribuidos al Alzheimer. Ninguna de sus maragalladas o de sus decisiones como presidente o las que tomó posteriormente fueron debidas a la dolencia, según explican tanto sus colaboradores como sus detractores. El veterano político se ha guiado siempre por impulsos personales y corazonadas más o menos afortunadas. Su traumático Gobierno junto a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), a la que acabó echando por oponerse al referéndum del Estatuto, e Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV) fue en buena medida una labor personal del hasta hace poco presidente del PSC.

La primera semana de mayo del 2007, Pasqual Maragall asistía en Nueva York a un recital de la cantante mallorquina Maria del Mar Bonet y del cantaor Miguel Poveda. El político catalán se había desplazado a la ciudad norteamericana con una cargada agenda de trabajo para participar en el Urban Age, un foro internacional que estudia los retos de las ciudades del futuro. Pero en su agenda privada figuraba otra visita que sería la que marcaría, precisamente, su futuro personal.

Fundación Pasqual Maragall