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Navajazos togados y el guindo de la AVT
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Navajazos togados y el guindo de la AVT

Menos mal que a la entrada de la sala donde se celebra el juicio del 11-M todo el mundo debe pasar por un arco detector de

Menos mal que a la entrada de la sala donde se celebra el juicio del 11-M todo el mundo debe pasar por un arco detector de metales y los objetos que portan son revisados con un escáner. Menos mal porque si no este miércoles habría que haber lamentado más de una desgracia personal entre el medio centenar de abogados que ejercen las acusaciones y defensas. No obstante, esa falta de armas blancas y objetos contundentes no ha desanimado a algunos letrados en sus ansias por ajustar cuentas, cuya exposición de conclusiones ha sido todo un alarde de navajerismo togado.

El ambiente ya estaba caliente tras la intervención de los tres miembros de la Fiscalía, por lo que cuando ha tomado la palabra el representante de la Asociación de la Víctimas del Terrorismo, Emilio Murcia, se ha lanzado directamente a la yugular del fiscal jefe, Javier Zaragoza. Le ha acusado de haber ordenado en los últimos meses a sus subordinados hacer interrogatorios “blancos y de defensa” a Arnaldo Otegi y otros destacados dirigentes de la izquierda abertzale que han pasado por la Audiencia Nacional durante la tregua. Y todo porque el fiscal había acusado a este letrado de “esquizofrenia procesal” por ejercer más de defensor que de acusador frente a los 28 procesados en el 11-M.

Y ya puestos a repartir puñaladas traperas, Murcia ha continuado. Primero contra el juez, Juan del Olmo, y la fiscal Olga Sánchez, a los que ha acusado de “prostituir” el secreto de sumario con filtraciones interesadas a la prensa y de desvirtuar la instrucción del sumario por sus prisas, entre otras cosas, en desguazar los trenes. Después, contra los peritos de la Policía y la Guardia Civil que participaron en el informe sobre los explosivos, a los que ha criticado que, en su opinión, se sacaran de la manga la llamada teoría de la contaminación para justificar la presencia de elementos extraños en la ya célebre muestra M-1, recogida en uno de los focos de las explosiones.

De tanto estirar el brazo para dar navajazos, el abogado de la AVT ha terminado cayéndose del guindo. De hecho, ha reconocido que pruebas, pruebas, lo que se dicen pruebas de la participación de ETA en el 11-M no hay. Y que, además, no terminaba de entender todo el esfuerzo de informes, análisis y estudios que se han hecho sobre la supuesta intervención o no de la banda armada en los atentados, cuando realmente nada parece apuntan a que Josu Ternera y sus chicos hubieran tomado parte en la masacre. Cuando aún mantenían los presentes la boca abierta ante las nuevas revelaciones, ha añadido que no creía en la existencia de una oscura trama policial confabulada para poner bombas en los trenes o colocar mochilas donde no las había. E, incluso, ha llegado a admitir que sí hubo un trapicheo de Goma 2 entre la trama asturiana y la célula islamista. Vamos, que sólo le ha falta poner a parir a la célebre teoría de la conspiración a la que hasta ahora se le hacía partícipe. Al menos, para consuelo de los agujerólogos, ha insistido en dejar la investigación abierta para llegar a “la mano que mece la cuna”... por si acaso.

Y más navajazos

Menos mal que a la entrada de la sala donde se celebra el juicio del 11-M todo el mundo debe pasar por un arco detector de metales y los objetos que portan son revisados con un escáner. Menos mal porque si no este miércoles habría que haber lamentado más de una desgracia personal entre el medio centenar de abogados que ejercen las acusaciones y defensas. No obstante, esa falta de armas blancas y objetos contundentes no ha desanimado a algunos letrados en sus ansias por ajustar cuentas, cuya exposición de conclusiones ha sido todo un alarde de navajerismo togado.