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La estrategia del ‘bujero’
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La estrategia del ‘bujero’

A comienzos de enero de 2006, el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, celebraban su enésimo encuentro en

A comienzos de enero de 2006, el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, celebraban su enésimo encuentro en el caserío de Txillarre en busca de una tregua de ETA que ya para entonces el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero esperaba, pero que, sin embargo, no terminaba de concretarse. Aquella tarde los ánimos estaban especialmente tensos. ETA acababa de echar un jarro de agua fría al diálogo al hacer estallar dos artefactos de escasa potencia en el Parador Nacional de Sos del Rey Católico (Zaragoza). El dirigente socialista vasco criticó duramente un atentado que se había producido precisamente en un momento en el que lo que se esperaba de la banda armada era un comunicado de fin de la violencia y no más explosivos. Otegi y su compañero, el dirigente abertzale navarro Pernando Barrera, se esforzaron por quitar importancia a lo que calificaron de “bombillas” y sus daños materiales, que Barrena, navarro de nacimiento, describió como “bujeros” sin importancia.

Año y medio después de aquellos bujeros, ETA ha decidido retomar la senda de los atentados. Su comunicado en la madrugada de ayer no deja lugar a dudas. Va a volver a atentar, pero ¿cómo? Los servicios de información de la Policía, la Guardia Civil y la Ertzaintza barajan diferentes hipótesis. Algunos creen que la banda armada iniciará una campaña de “hostigamiento” muy similar a la que la organización terrorista mantuvo durante cerca de dos años antes de anunciar su ahora finiquitado “alto el fuego permanente”. Claro que entonces Josu Ternera y compañía querían propiciar lo que en una carta enviada a un Zapatero recién estrenado en La Moncloa calificaron de “clima de distensión”. De hecho, como adelantó este diario en exclusiva, en dicha misiva los etarras se comprometían a no cometer ninguna “ekintza (acción) de importancia”, es decir, asesinato.

Los que consideran que ETA va a mantener esta estrategia de bombas sin víctimas mortales -de bujeros en palabras de los batasunos-, están convencidos de que la banda armada quiere seguir tensando la cuerda, pero sin romperla. “Saben que si el PP gana las próximas elecciones, la vía del diálogo se cerrará mientras Rajoy y los suyos estén en el poder. Quieren apretar al PSOE, pero sin ahogarle en las elecciones de marzo”, reflexionaba ya hace unos días en voz alta un responsable de la lucha antiterrorista que estaba convencido de que el comunicado etarra estaba al caer... como así ha ocurrido. Según esta hipótesis, ETA cometerá atentados con bomba con aviso previo para minimizar la posibilidad de víctimas mortales e, incluso, emprenderá una campaña de verano, por su gran repercusión en el extranjero, pero no habrá tiros en la nuca ni bombas-lapa.

A comienzos de enero de 2006, el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, celebraban su enésimo encuentro en el caserío de Txillarre en busca de una tregua de ETA que ya para entonces el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero esperaba, pero que, sin embargo, no terminaba de concretarse. Aquella tarde los ánimos estaban especialmente tensos. ETA acababa de echar un jarro de agua fría al diálogo al hacer estallar dos artefactos de escasa potencia en el Parador Nacional de Sos del Rey Católico (Zaragoza). El dirigente socialista vasco criticó duramente un atentado que se había producido precisamente en un momento en el que lo que se esperaba de la banda armada era un comunicado de fin de la violencia y no más explosivos. Otegi y su compañero, el dirigente abertzale navarro Pernando Barrera, se esforzaron por quitar importancia a lo que calificaron de “bombillas” y sus daños materiales, que Barrena, navarro de nacimiento, describió como “bujeros” sin importancia.