La dimisión de Miguel Sebastián abre en canal el socialismo madrileño

La renuncia de Miguel Sebastián a recoger su acta de concejal en el Ayuntamiento de Madrid ha abierto, finalmente, la ‘caja de Pandora’. Su ‘espantá’ no sólo no ha servido para calmar los ánimos en el seno del Partido Socialista de Madrid, como aseguró pretender con su renuncia, sino que ha añadido más leña a un fuego suficientemente avivado.

Y es que Rafael Simancas y los miembros de su ejecutiva ya no sólo van a tener que lidiar con su propia crisis en la Asamblea de Madrid, ya de por sí de suficiente entidad, sino que, tras la dimisión del economista de Minnesota por el batacazo electoral, ahora deberán elegir un nuevo portavoz municipal.

En teoría, la número dos del Ayuntamiento es la abogada leonesa Pilar Gallego, ex esposa del ministro de Defensa José Antonio Alonso y amiga personal del presidente Zapatero, pero en la práctica su elección no va ser fácil. Y no sólo como consecuencia de que la ex subdelegada del Gobierno en Madrid no tiene carné del Partido Socialista (tampoco Sebastián lo tenía), sino sobre todo por el hecho de que buena parte de la dirección del PSM está abiertamente enfrentada a la Ejecutiva Federal, a quien responsabiliza del fracaso electoral precisamente por la elección de Sebastián. Y la elección de Gallego se interpretaría como una nueva imposición de Moncloa. La normativa interna establece que es la dirección regional quien propone tanto el nombre del portavoz como la dirección del grupo, pero posteriormente son los concejales quienes deben ratificar la propuesta.

Simancas y su Ejecutiva, además, tienen que decidir quién será el portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, algo que tampoco se presenta sencillo. El presidente de los socialistas de Madrid ha anunciado que no volverá a repetir como candidato a la presidencia regional, pero no ha aclarado si continuará como portavoz en el parlamento regional. Según fuentes consultadas ayer, es probable que continúe un año más de forma provisional hasta el próximo Congreso del partido, pero preparando el terreno a su sucesor, que prácticamente tendrá como única misión refundar el partido en Madrid o al menos sacarlo de sus cenizas (ha obtenido los peores resultados desde 1995). El dirigente que sigue sonando con más fuerza es Tomás Gómez, alcalde electo de Parla, pero se da la circunstancia que el edil más votado de España entre las grandes ciudades no es miembro de la Ejecutiva.

Guerra: “¿Y de qué ha dimitido Sebastián?”

El tercer frente de batalla que vive la antigua Federación Socialista Madrileña tiene mucho que ver con la pérdida de importantes bastiones electorales, como Alcobendas, San Sebastián de los Reyes o Torrejón de Ardoz, asunto que en algunos círculos se considera incluso más grave que los resultados de Madrid, ya que nadie daba un duro por la posibilidad de que Aguirre y Ruiz-Gallardón fueran desbancados. La pérdida de esos feudos ha escocido mucho y, sobre todo, ha fracturado el partido en multitud de voces discrepantes que todavía no han cristalizado en corrientes de opinión organizadas. Ni siquiera los ‘guerristas’, cuyo peso en el PSM era casi marginal hace bien poco, hablan por el momento de forma coordinada.

El único que lo hizo ayer ante los periodistas fue, precisamente, Alfonso Guerra, que sacó su vena irónica para referirse a lo que ha sucedido en Madrid. “¿Qué le parece la dimisión de Sebastián?”, se le preguntó en los pasillos del Congreso. “No sabía nada -contestó-. ¿Y de qué ha dimitido? ¿Qué era?”, aclaró a los periodistas. Cuando alguien le recordó que Miguel Sebastián fue el candidato a la Alcaldía de Madrid por el PSOE, Guerra interrumpió con otra pregunta a sus interlocutores con cierta sorna: “¿Pero no habrá dimitido de candidato?”, indicó.