Rajoy: “Todos tenemos alguna deuda con Suárez”

“Todos tenemos alguna deuda por saldar” con Adolfo Suárez. Así de gráfico se mostró ayer el presidente del PP, Mariano Rajoy, durante su intervención en el acto de presentación del libro El pensamiento político de Adolfo Suárez, de Federico Quevedo, periodista de El Confidencial. En esta obra, rica en anécdotas, minuciosa en detalles, honda en el pensamiento, Quevedo hace una radiografía del sentir político del ex presidente del Gobierno. (Leer la intervención de Federico Quevedo en el acto).

Durante la presentación, Rajoy afirmó que esta obra se publica en un momento en el que existe un "cuestionamiento del espíritu y los logros de la Transición, de los que -aseguró- Adolfo Suárez es, junto al Rey, la principal referencia". Explicó que, después de treinta años, tiene la sensación de que "todos -o casi todos- hemos sido como mínimo cicateros y en algunos casos injustos" con Suárez.

"Creo que todos tenemos alguna deuda por saldar con Adolfo Suárez, la de unos es mayor que la de otros. Hoy se habla mucho de crispación -prosiguió-, pero se me hace difícil recordar un ejercicio más sistemático, despiadado y tenaz que el ejercicio de demolición, de acoso y derribo que contra Suárez emprendió el PSOE después de las elecciones de 1979 hasta su primera desaparición de la escena política".

Por eso dijo que no puede evitar un "gesto de ironía" cuando ahora se le dice al PP que no ha aceptado el resultado de 2004,y recordó que él mismo, la noche del 14 de marzo, cuando supo los resultados, reconoció públicamente la "legitimidad del triunfo del adversario" y llamó a José Luis Rodríguez Zapatero para felicitarle. "La noche del 3 de marzo de 1979 desde la dirección del PSOE todo lo que dijo fue que 'el pueblo se había equivocado'", recordó.

Prologado por Suárez Illana

Con prólogo de Adolfo Suárez Illana, Pasión por la libertad (Altera, 340 páginas) se compone, en una primera parte, de un análisis sobre los principios de Suárez que hicieron posible la Transición y la consolidación de la democracia a través de la Constitución de 1978. Este proceso supone para Quevedo un ejemplo del liberalismo reformista y de la idea de libertad que se analiza en la segunda parte.

En la segunda parte de su libro, Quevedo aborda los fundamentos centristas de Suárez. El autor, que confiesa su admiración hacia Suárez, atribuye al primer presidente de la democracia el “mérito” de que la dicotomía izquierda-derecha “diera paso al verdadero choque ideológico de nuestros días, entre el socialismo y el liberalismo”.