Es noticia
El palacete de Matas
  1. España

El palacete de Matas

El gran dilema económico de Baleares no afecta al número de visitantes extranjeros o al PIB estancado, sino a cuántos cientos de millones de

Foto: El palacete de Matas
El palacete de Matas

El gran dilema económico de Baleares no afecta al número de visitantes extranjeros o al PIB estancado, sino a cuántos cientos de millones de pesetas –o millones de euros– cuesta el palacete que se ha comprado el presidente autonómico Jaume Matas en la calle San Felio. El inmueble, con su aparato heráldico incorporado, se halla en pleno casco histórico palmesano, a sólo unos metros de la sede del Govern. La rehabilitación integral dispara el precio y los comentarios de la ciudadanía sobre el número de televisores ultraplanos que decoran sus paredes, que son tantos como cuartos de baño adornan la mansión Boyer-Preysler. Los mentideros de las Islas se preguntan también por las fiestas con servicio de uniforme y elogian -en esta España dilapidadora- el esfuerzo ahorrador del político del PP.

Matas se incorporó a la administración hace prácticamente dos décadas, por lo que sus únicos ingresos conocidos están estrictamente tasados. Por si fuera poco, no hace mucho arrojó su declaración de Hacienda a sus críticos. El problema radica en que esas cifras no casan con los precios imperantes en una de las geografías más caras de Europa. Tampoco el salario de la cónyuge, Maite Areal, bastaría para taponar huecos. O sea, que han conseguido muy barata su nueva vivienda. Una auténtica ganga.

Cuando el PSOE preguntó a Matas por su ‘palacete’ –denominación que ha triunfado en la sabiduría popular, y que se ha incorporado a las pancartas de las manifestaciones ecologistas–, el president abandonó el parlamento autonómico y dejó la respuesta en manos de su vicepresidenta, que se limitó a recriminar su patrimonio al diputado socialista que se había interesado por el asunto.

Por desgracia para Matas, el asunto saltó a Madrid, y ahí sí que Génova le obligó a responder. El País publicó una página sobre el baile de cifras, y el presidente de Baleares rompió el boicot al grupo Prisa para enviar una carta de puntualizaciones que muy poco puntualizaba. Decía que el precio no se ajustaba "ni por aproximación" al señalado, sin aclarar si el error era por exceso o por defecto. Mucha palabrería y ningún dato –además de la humillación de tener que empobrecer una adquisición hecha precisamente para emparentar con la rancia alta sociedad palmesana–, así que vamos con las cifras.

Oasis único en medio de una Palma congestionada

El piso rehabilitado sin escatimar lujos ocupa, según consta en el Registro, 476 metros cuadrados. A esta superficie hay que sumar 24 metros cuadrados de la terraza trasera, otros nueve de balconada, y un garaje en las antiguas caballerizas de 60 metros cuadrados, que por sí solo podría albergar dos minipisos de la ministra Trujillo. El palacete se oxigena además con 160 metros cuadrados de jardín, un auténtico sueño en pleno centro de la congestionada Palma. Como única penitencia, la superficie ajardinada tiene una servidumbre a favor de una congregación religiosa que se ha enfrentado a Matas durante la legislatura por haber proyectado un hospital en las inmediaciones de su monasterio.

El PSOE disparó el precio de esa superficie, que se acerca a los 800 metros cuadrados, a mil millones de pesetas. Aunque esta cifra parece exagerada, es difícil de creer que se halle por debajo de los tres millones de euros o quinientos millones de pesetas. La alambicada operación de compra fue explicada individualmente a los comunicadores locales –al estilo de Aznar en el 11-M, es decir, telefoneando a los directores de periódicos– para evitar una erupción de escepticismo. El esquema de la adquisición a través de un 'leasing' se ha modificado en al menos una ocasión.

El gran dilema económico de Baleares no afecta al número de visitantes extranjeros o al PIB estancado, sino a cuántos cientos de millones de pesetas –o millones de euros– cuesta el palacete que se ha comprado el presidente autonómico Jaume Matas en la calle San Felio. El inmueble, con su aparato heráldico incorporado, se halla en pleno casco histórico palmesano, a sólo unos metros de la sede del Govern. La rehabilitación integral dispara el precio y los comentarios de la ciudadanía sobre el número de televisores ultraplanos que decoran sus paredes, que son tantos como cuartos de baño adornan la mansión Boyer-Preysler. Los mentideros de las Islas se preguntan también por las fiestas con servicio de uniforme y elogian -en esta España dilapidadora- el esfuerzo ahorrador del político del PP.