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Santander necesita que los colocadores compren el 40% de sus cédulas para salvar la emisión
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BANKINTER TIENE QUE PAGAR UN INTERÉS RÉCORD DEL 4,9%

Santander necesita que los colocadores compren el 40% de sus cédulas para salvar la emisión

Los mercados se relajaron a finales de la semana pasada, la prima de riesgo de España cayó en picado y hasta un banco mediano, Bankinter, logró

Foto: Santander necesita que los colocadores compren el 40% de sus cédulas para salvar la emisión
Santander necesita que los colocadores compren el 40% de sus cédulas para salvar la emisión

Los mercados se relajaron a finales de la semana pasada, la prima de riesgo de España cayó en picado y hasta un banco mediano, Bankinter, logró emitir cédulas hipotecarias el viernes. A priori, parece que ha pasado la nueva tormenta de la deuda y que las cosas vuelven a la normalidad. Pero no es oro todo lo que reluce. Santander no pudo colocar hace dos semanas toda su emisión de cédulas en el mercado y los colocadores tuvieron que quedarse con el 40% de la misma, según fuentes cercanas a la operación. Y el citado Bankinter tuvo que pagar un diferencial de 310 puntos básicos para vender la suya.

Según las fuentes citadas, el mayor banco de España tuvo problemas de demanda en la emisión de 1.000 millones de euros en cédulas (el papel más seguro que puede emitir una entidad) a cinco años, hasta tal punto que los bancos agentes de la colocación -Goldman Sachs, Citigroup y Barclays- tuvieron que quedarse con el 40% de la misma, aproximadamente. Los colocadores cobran una comisión por asumir este riesgo, y distribuirán dicho papel entre sus fondos de inversión o lo colocarán a inversores finales cuando las condiciones del mercado lo permitan. 

Portavoces de los tres bancos de inversión declinaron hacer comentarios al respecto. Un portavoz del Santander se remitió a la nota de prensa posterior a la colocación en la que se asegura que hubo demanda por 1.300 millones y que ésta estuvo muy diversificada geográficamente. Sin embargo, las cifras de demanda incluyen la de los propios colocadores y también la de aquellos inversores que exigían un tipo de interés más elevado que el pagado finalmente por Santander.

El banco que preside Emilio Botín salió al mercado un día después de que BBVA reabriera el mercado mayorista de emisiones, que llevaba cerrado desde octubre para la banca española. La entidad que dirige Francisco González emitió cédulas por valor de 1.500 millones a tres años con un diferencial de 225 puntos básicos (2.25 puntos porcentuales) sobre el tipo de referencia midswap -equivalente al euribor a ese plazo-. Santander colocó menos volumen, 1.000 millones, pero a un plazo mayor -cinco años- y pagando el mismo diferencial.

"Pagar lo mismo a un plazo mayor siempre es complicado, pero en el caso de Santander se sumó que ese día fue cuando se torció el mercado y dio comienzo el nuevo ataque a la deuda española que llevó al diferencial con Alemania hasta 270 puntos básicos el martes pasado", señala una de las fuentes consultadas.

En todo caso, que uno de los bancos más grandes y conocidos del mundo no lograra demanda final suficiente para una emisión relativamente pequeña es significativo de la situación crítica en que se encuentran los mercados. Y todo el mundo señala a la misma causa: que Santander es español, lo cual le confiere una imagen que genera rechazo en los inversores internacionales.

"Si Santander fuera británico o alemán no habría tenido ningún problema y habría pagado mucho menos", opina otra de las fuentes. De hecho, el nacionalizado ING y BNP Paribas pagaron un diferencial de apenas 60 puntos básicos por colocar activos similares.

Bankinter dispara el precio para poder emitir

Esta situación del mercado se refuerza con la colocación de Bankinter del viernes. El banco que preside Pedro Guerrero tardó dos días en colocar 500 millones en cédulas (empezó el jueves por la mañana) y tuvo que ir subiendo el diferencial ofrecido hasta 310 puntos básicos para poder venderlas. Al final lo consiguió, e incluso tuvo que hacer un prorrateo por exceso de demanda, pero el precio pagado es altísimo: ese diferencial equivale a un 4,90% de interés anual.

Es este respecto, nos encontramos dos posturas enfrentadas. Por un lado, hay expertos que consideran que a estos precios es una locura salir al mercado porque el sector está incurriendo en un coste excesivo que va a deprimir todavía más sus maltrechos márgenes y que, inevitablemente, se trasladará a los créditos a la clientela. Con el agravante de que las cédulas se lanzan a pérdida, porque las hipotecas que las respaldan tienen diferenciales inferiores al punto, que es lo que ingresa el banco, mientras que paga a los inversores este 3,10 en el caso de Bankinter.

Por otro lado, hay quien sostiene que lo importante es salir al mercado al precio que sea para trasladar un mensaje de confianza en la solvencia del sector financiero español, que es lo que está cuestionado. "Además, estamos hablando de importes muy pequeños para el tamaño de los balances de las entidades, es decir, que su impacto en los márgenes tampoco es tan grande", señala una tercera fuente.

Los mercados se relajaron a finales de la semana pasada, la prima de riesgo de España cayó en picado y hasta un banco mediano, Bankinter, logró emitir cédulas hipotecarias el viernes. A priori, parece que ha pasado la nueva tormenta de la deuda y que las cosas vuelven a la normalidad. Pero no es oro todo lo que reluce. Santander no pudo colocar hace dos semanas toda su emisión de cédulas en el mercado y los colocadores tuvieron que quedarse con el 40% de la misma, según fuentes cercanas a la operación. Y el citado Bankinter tuvo que pagar un diferencial de 310 puntos básicos para vender la suya.

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