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Leonardo Da Vinci y la teoría del Cristo andrógino que salvó al mundo vestido de mujer

Por Pilar Gómez Rodríguez

Leonardo Da Vinci. Salvator Mundi

Las últimas noticias sobre el Salvator Mundi llegan desde Austria. Las trae el profesor Philipp Zitzlsperger. En la última conferencia de expertos sobre la pintura expuso la tesis de que el protagonista está vestido con ropas de mujer. Hablamos con él y le preguntamos por este último giro de guión en la serie que protagoniza la polémica obra de Leonardo.

E n el último congreso de expertos dedicado a dirimir la escabrosa cuestión de la autoría de Leonardo en la obra Salvator Mundi, —hasta el momento, la más cara de la historia al venderse por 450 millones de dólares en subasta pública— llamó poderosamente la atención una ponencia centrada en los ropajes de la figura protagonista de la obra. Su responsable es el profesor Philipp Zitzlsperger, de la Universidad de Innsbruck (Austria). Historiador del arte, Zitzlsperger está especializado en la historia del vestido desde que en el año 2007 escribiera la tesis de habilitación titulada: “La elocuencia de la ropa. El estudio del vestuario en la historia del arte a partir de ejemplos de Crivelli, Durero, Giorgione, Tiziano, Rafael y Bernini”.

Lo que Zitzlsperger expuso en la reunión de sabios celebrada en Leipzig (Alemania) y encabezada por Frank Zöllner –una de las mayores autoridades en Leonardo y autor de uno de los dos catálogos razonados modernos de sus obras– fue que aquella figura destinada a salvar al mundo habría de hacerlo vestida de mujer. Así es como la había pintado Leonardo o sus ayudantes, o uno y otros en una especie de obra colaborativa que no era ninguna excentricidad en la época. De hecho, descubrir en la tabla de marras qué partes son las que con mayor probabilidad pintó Leonardo y cuáles son más atribuibles a otras manos es uno de los mayores entretenimientos o quebraderos de cabeza, según se tome, en los que se afanan numerosos expertos.

Una historia de película y un giro de guión

La historia del cuadro da para una película de misterio, intrigas, aventuras y casualidades al más puro estilo Match Point… Y la tiene, solo que es un documental estrenado por Antoine Vitkine (no es el único, pues se estrenó también El Leonardo perdido, de Andreas Koefoed). Ambas repasan los hitos de la obra desde que apareciera en 2005 y se comprara por menos de 2.000 dólares. A partir de ahí comenzó la remontada. En primer lugar la obra, deteriorada y con muchos repintes, fue objeto de una larga restauración no exenta de polémica: el trabajo de su restauradora, Dianne Dwyer Modestini, habría consistido sobre todo en una leonardización del cuadro, subrayando los rasgos característicos de su arte, como el esfumato o el trabajo de los rizos, entre otros.

La labor de autenticación quedó consumada cuando la obra fue admitida y exhibida en una exposición que tuvo lugar en la National Gallery londinense en 2011. Fue una decisión arriesgada en la que participaron cinco expertos. El más convencido de que la obra era de Leonardo en puridad era Martin Kemp, pero estaba bastante aislado en su defensa, lo cual no fue óbice para que la pintura se vendiera como un auténtico Leonardo al oligarca ruso Dmitri Rybolovlev. La operación fue polémica porque el nuevo dueño se sintió estafado por el intermediario de la misma y quiso desprenderse del cuadro. La casa Christie’s de Nueva York tomó las riendas, montó una campaña de márketing y consiguió no el mejor precio posible para el cuadro, sino el mayor precio posible de la historia, vendiendo la obra a un misterioso comparador que luego resultó ser un príncipe saudí. En la actualidad el cuadro no se exhibe y cada vez son más numerosas las voces que dudan de que la obra pueda llevar la firma de Leonardo en solitario. La teoría mayoritaria es que se trata de una obra de su taller en la que el maestro pudo intervenir. Tanto el Louvre de París como El Prado apoyaron esta teoría en las exposiciones dedicadas al genio florentino en 2019 y 2021, respectivamente.

Leonardo Da Vinci. Estudio de paños para Salvator Mundi

Una de las pruebas que apoyan la autoría de Da Vinci es la existencia de dos dibujos preparatorios de la Royal Collection atribuidos sin dudas al florentino. En el exuberante libro de Frank Zöllner y Johannes Nathan editado por Taschen en 2011, Salvator Mundi no se encuentra en la relación de obra de Leonardo, pero sí figuran este par de dibujos de los ropajes. Y mientras los expertos siguen enfrascados en este tipo de cuestiones, examinando con lupa todo tipo de detalles: el pelo, la esfera y las particularidades de la refracción, los dedos de la bendición… La investigación del Zitzlsperger propone un nuevo giro de guión: un Salvator Mundi vestido con ropas de mujer abre nuevos capítulos en la serie sobre el cuadro más caro del mundo.

El escote cuadrado, la moda del XVI

“Se trata del cuello de la túnica de Cristo. Es rectangular y escotado y eso es algo absolutamente inusual en la indumentaria masculina del siglo XVI”, responde a El Grito Philipp Zitzlsperger. Los hombres no llevan escote, pero el Salvator de Leonardo sí, al igual que las mujeres de la época. Esto puede verse fácilmente comparando el Salvator de Leonardo con retratos de mujeres de ese periodo. Incluso la misma Gioconda. Y no solo ella, también todas las demás mujeres —ya sean pintadas por Leonardo o por otros artistas— llevan ese corte rectangular y escotado”.

Ahí están para corroborarlo, aparte de la mencionada Gioconda, los retratos de Leonardo de Ginebra de Benci, Cecilia Gallerani (La dama del armiño) o Beatrice d‘Este, pero también los que Rafael hizo a Elisabetta Gonzaga o el que protagoniza la Virgen del jilguero.

“Un Jesús vestido de mujer es muy extravagante —prosigue Zitzlsperger—. No conozco ningún otro ejemplo de este tipo anterior a él. Por lo tanto, creo que podemos atribuir definitivamente la invención de esta tipología a Leonardo. Pero la cuestión sigue siendo si, entre las muchas copias y réplicas del Salvador de Leonardo, el ejemplar de Arabia Saudí es el original. En resumen, a partir del estudio de la vestimenta pintada, no es posible descifrar el trazo de Leonardo”.

Leonardo Da Vinci. Gioconda

Leonardo Da Vinci. Gioconda

Leonardo Da Vinci. Ginebra de Benci

Leonardo Da Vinci. Ginebra de Benci

Leonardo Da Vinci. Cecilia Gallerani (La dama del armiño)

Leonardo Da Vinci. Cecilia Gallerani (La dama del armiño)

Leonardo Da Vinci. Beatrice d‘Este

Leonardo Da Vinci. Beatrice d‘Este

Rafael. Elisabetta Gonzaga

Rafael. Elisabetta Gonzaga

Leonardo Da Vinci. Virgen del jilguero

Leonardo Da Vinci. Virgen del jilguero

En un artículo reciente en The Art Newspaper, se mencionaba la curiosa posibilidad (perversa, era la palabra que empleaba) de que el hecho de estar vestido con ropa de mujer inclinara la balanza en favor de la autoría de Leonardo. ¿Por qué? No sería la primera vez que Leonardo usaba estos juegos y cruces. Para empezar, el Salvator Mundi se conoce como la Mona Lisa masculina, por el parecido físico que guardan las figuras, la posición de los labios… Detrás de ese retrato está la figura titular de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo​, en primer término, pero no está sola. Muchos historiadores barajan otros nombres de mujer (Isabel de Este, Constanza d’Abalo, Isabel de Aragón…) y uno de hombre: Gian Giacomo Caprotti, Il Salai, el ladrón, el mentiroso, el mismísimo diablo, al que Leonardo quiso y adoptó de niño como aprendiz, como asistente, como amante… Cuando quería representar la belleza, Da Vinci echaba mano de su rostro, ya fuera hombre o mujer lo que posteriormente se vería reflejado en el cuadro. Él es el San Juan Bautista, a propósito del cual escribe Frank Zöllner: “En los últimos años se ha puesto de moda buscar indicios biográficos en el San Juan Bautista de Leonardo, independientemente de su contexto histórico. Las sombras suaves dan al encarnado su aspecto delicado y tierno, y sugieren una cualidad andrógina que se ha interpretado como expresión de la tendencia homosexual de Leonardo”. Menos delicado y más atrevido lo pintó el maestro en el extraño Ángel encarnado, donde lo dibujó con pechos pequeños y una gran erección.

Leonardo Da Vinci. San Juan Bautista

El Cristo andrógino

En la estela de Zöllner, el profesor Zitzlsperger también pisa el freno: “La gente siempre intenta interpretar los cuadros de Leonardo desde un punto de vista biográfico. Pero esto es un callejón sin salida. Lo importante es que Leonardo pintó a Cristo vestido de mujer, pero no por razones de su propia orientación sexual. En mi opinión, una explicación mejor la proporciona la cultura del Cristo andrógino, que no encaja en un sistema de género binario de hombre y mujer. En el Renacimiento en particular, el ideal de belleza se conformó con la idea de que los hombres debían tener rasgos femeninos y las mujeres masculinos. Mario Equicola (1470-1525), humanista estrechamente vinculado a la corte de Milán, escribió en su Libro di natura d'amore (1525): "Se alaba el rostro de una mujer si tiene los rasgos de un hombre; el rostro de un hombre si tiene los rasgos femeninos. De ahí el proverbio: "El hombre afeminado y la mujer varonil son agraciados en casi todos los aspectos. [... quasi per ciascun luogo femmina masculo e masculo femmina hanno grazia]. [... quasi per ciascun luogo femmina masculo e masculo femmina hanno grazia]”.

De ahí que las mujeres de Miguel Ángel en pintura o escultura (véase el ejemplo de las tumbas de los Medici) sean a menudo muy musculosas y masculinas. Y probablemente exista una interpretación teológica adicional, a saber, que Cristo no solo correspondía a este ideal de belleza, sino que también representaba al género humano en su totalidad, esto es, todos los géneros. Esto se remonta, entre otros, a Platón, que sostenía la tesis de que en épocas anteriores, en una prehistoria paradisíaca, los seres humanos eran asexuados u hombre y mujer en una sola persona. Más tarde se dividieron en hombre y mujer, razón por la cual deben/quieren unirse (sexualmente) una y otra vez. El Salvator de Leonardo es, por tanto, un Salvator neoplatónico.

Miguel Ángel. Tumba de los Medici (detalle de la mujer)

Desde este punto de vista, estaríamos ante una representación de un Salvador Mundi absolutamente contemporánea, un Salvador del mundo que también es una Salvadora: “Hay algunos ejemplos en los que se pueden encontrar representaciones de Cristo como mujer”, concluye Zitzlsperger. No se tienen en cuenta en la investigación, probablemente porque se considera algo desagradable, pero existen algunos ejemplos de ‘mujeres en la cruz’ que se equiparan a Cristo. Así que Cristo siempre ha estado en el ámbito transgénero en la época premoderna”.

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