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España mejora su clima empresarial, pero sigue a la zaga de las economías industrializadas
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MEJORA EN CONSTITUCIÓN DE SOCIEDADES Y PAGO DE IMPUESTOS

España mejora su clima empresarial, pero sigue a la zaga de las economías industrializadas

El informe Doing Business 2012 deja constancia de una ligera evolución en el ambiente para hacer negocios en España. Y, de paso, ofrece no pocas sugerencias

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España mejora su clima empresarial, pero sigue a la zaga de las economías industrializadas

El informe Doing Business 2012 deja constancia de una ligera evolución en el ambiente para hacer negocios en España. Y, de paso, ofrece no pocas sugerencias al futuro presidente del Gobierno para poner en marcha la maquinaria reformista en el ámbito económico-empresarial, que debería activarse con posterioridad a los comicios del 20-N. El influyente ranking del Banco Mundial, que analiza 183 países y territorios, sitúa a la economía española -englobada en la categoría de rentas altas, con una riqueza per capita de 31.650 dólares- en el lugar 44 de esta clasificación mundial, tan sólo un puesto por encima del peldaño que ocupó el pasado año. Una escala que induce a cierto engaño. Entre otras cuestiones porque, al desvelarse la nota alcanzada en cada uno de los diez parámetros que analizan los expertos de esta institución multilateral para determinar la valoración media tota de cada nación, se aprecia una notable mejoría en dos de los aspectos más relevantes que configurar el clima empresarial: la constitución de sociedades y el pago de impuestos. Precisamente los dos talones de Aquiles que ha venido detectando en España estos informes del Banco Mundial desde su primera edición, en 2003.

Constitución de sociedades

En relación a los procedimientos que la Administración española exige a la hora de crear una empresa -costes y número de trámites-, el Doing Business 2012 constata un gran salto de calidad. Nada menos que 15 posiciones. Si bien la caída libre que experimentó el pasado año, hasta el puesto 148, no era propia de una economía industrializada. Este adelantamiento, que deja a España en el puesto 133 Y lejos de sus pretensiones objetivas, tiene, sin embargo, un mérito reformista loable, según el Banco Mundial: la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 13/2010, de impulso a la constitución telemática de empresas, el conocido como sociedades exprés, en menos de 24 horas. Un cambio legislativo que “ha reducido tanto los costes para iniciar un negocio como el mínimo capital requerido para ponerlo en funcionamiento”. En este terreno, la constitución de sociedades, el Banco Mundial mantiene en diez el número de trámites requeridos, con una media de 28 días de espera para que sea operativo -19 días menos que en 2011- y un coste del 4,7% de la renta per capita -el baremo en el que el Banco Mundial evalúa todos los costes de su estudio-, considerablemente inferior al 15,1% del ejercicio precedente.

Dentro de los diez procesos para la creación de sociedades en España, el Doing Business otorga una nota sobresaliente a los trámites notariales, la apertura de una cuenta bancaria, la obtención de la declaración censal de inicio de actividad, o la declaración de exención por parte de la Dirección General de Tributos, así como la afiliación de trabajadores a la Seguridad Social, para los que tan sólo se emplea en España un día. En cambio, el resto de pasos obligatorios oscilan entre los tres días que exige la consecución del certificado negativo de la denominación social del Registro Mercantil; hasta los quince días que requiere legalizar los libros societarios, aspecto en el que incide en la elevada tarifa que solicita el Registro Mercantil. Pasando por los siete días que emplean los ayuntamientos en tramitar la licencia municipal de apertura y los 6 que utiliza el Registro Mercantil en dar de alta a la escritura pública de constitución de compañías.      

Pago de impuestos

Pero el informe detecta otro parámetro con mejores niveles de progreso: los pagos tributarios. En este aspecto, España ha ganado 28 posiciones, hasta el lugar 48 del ranking, con siete procedimientos obligatorios, el empleo de 187 horas al año para cubrir estas aportaciones por contribuyente que significan el 38,7% de los beneficios -o ingresos- totales. El estudio achaca este avance a la rebaja de la presión fiscal sobre las empresas y al recorte, del 32,5% al 30%, del gravamen corporativo a las empresas en el IRPF -una reforma de 2009-, así como a la mejora de eficiencia en el sistema de pagos electrónico de impuestos.

Los expertos del Banco Mundial ofrecen, además, pistas sobre por dónde pueden ir los cambios legislativos en la próxima legislatura. En esencia, al comparar los datos recabados sobre España con la media de los países de rentas altas (básicamente, los socios de la OCDE), detectan que las cotizaciones a la seguridad y la fiscalidad que las empresas españolas tienen que sufragar por sus empleados están 12 puntos por encima. Una reivindicación constante en las negociaciones que la patronal CEOE ha puesto encima de la mesa frente a sindicatos y Gobierno.

Otros parámetros

En el resto de indicadores, las notas de España se mantienen en posiciones intermedias. La mejor de ellas -puesto 20- se aprecia, un año más, en las facilidades que la economía española concede a las resoluciones de insolvencia; es decir, la buena celeridad en la reclamación de pagos y deuda de las normas concursales (antiguas suspensiones de pagos) y de bancarrota. Le siguen, por este orden, los trámites para obtener permisos de construcción (38); la consecución de crédito (48, tras perder tres posiciones); seguridad contractual (54); comercio transfronterizo (55); operaciones en el Registro de la Propiedad (56), el indicador que más retrocede con nada menos que 11 posiciones y, finalmente, la protección inversora, que también desciende cuatro peldaños, desde el 93 del informe 2011 al 97 de este año.  

A remolque del mundo industrializado

La modesta mejoría de España en el Doing Business no esconde su notable retraso en relación a otros países de su entorno. El ranking, un año más, mantiene como las cinco economías con un clima de negocios más adecuado para las empresas a Singapur, Hong-Kong -enclave al que sigue evaluando de manera independiente a China-, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Dinamarca. Los siguientes cinco países han experimentado cambios. Así Noruega y Reino Unido se intercambian sus posiciones -sexta y séptima-, a las que le siguen Corea del Sur, que gana nada menos que siete posiciones y cierran este tramo dos de las naciones europeas más castigadas por la crisis financiera global:   Islandia, que sube cuatro lugares, e Irlanda, que cierra el top-ten pese a retroceder dos peldaños. Por delante de España se sitúan la práctica totalidad de los viejos socios de la Unión Europea, algunos nuevos como las tres repúblicas bálticas, Eslovenia o Chipre, pero también países latinoamericanos (Chile, Perú, Colombia o Puerto Rico) y economías como la de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Qatar, en Oriente Próximo, Tailandia y Malasia, en Asia, Georgia o Macedonia (ex república soviética la primera y yugoslava, la segunda) o Mauricio y Sudáfrica, como representantes africanos.

El informe también corrobora que la economía que más ha progresado en este terreno ha sido Marruecos, que ha saltado 21 puestos, hasta el lugar 94 de la clasificación; una buena señal para el millar de empresas españolas que hacen negocio de manera permanente con el Reino Alauí en un número importante de sectores de actividad, y cuya actividad reformista explica, en cierta medida, la ausencia de revueltas sociales de especial intensidad como las que se han producido desde febrero pasado en otras latitudes del Magreb.      

Otros informes relevantes

Con unos escasos días de diferencia, la revista Forbes situaba a España en el lugar 32 de un ranking similar al del Banco Mundial, uno mejor que su barómetro de 2011. En esta clasificación, Forbes identifica a España como la duodécima economía del planeta, con 29.400 dólares per capita y le otorga el máximo galardón global en libertad individual. También menciona especialmente su alto grado de liberalismo comercial y monetario y los avances en innovación, tecnología y derechos de propiedad. Lo peor, a juicio de esta publicación de referencia económica y empresarial mundial, son las trabas burocráticas, la protección al inversor y el desarrollo del mercado interior.        

El informe Doing Business 2012 deja constancia de una ligera evolución en el ambiente para hacer negocios en España. Y, de paso, ofrece no pocas sugerencias al futuro presidente del Gobierno para poner en marcha la maquinaria reformista en el ámbito económico-empresarial, que debería activarse con posterioridad a los comicios del 20-N. El influyente ranking del Banco Mundial, que analiza 183 países y territorios, sitúa a la economía española -englobada en la categoría de rentas altas, con una riqueza per capita de 31.650 dólares- en el lugar 44 de esta clasificación mundial, tan sólo un puesto por encima del peldaño que ocupó el pasado año. Una escala que induce a cierto engaño. Entre otras cuestiones porque, al desvelarse la nota alcanzada en cada uno de los diez parámetros que analizan los expertos de esta institución multilateral para determinar la valoración media tota de cada nación, se aprecia una notable mejoría en dos de los aspectos más relevantes que configurar el clima empresarial: la constitución de sociedades y el pago de impuestos. Precisamente los dos talones de Aquiles que ha venido detectando en España estos informes del Banco Mundial desde su primera edición, en 2003.

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