División entre los ricos españoles para pedir que les suban los impuestos

A los ricos tampoco les agrada pagar impuestos. O al menos, pedir por iniciativa propia que se los suban. Así quedó claro al menos el martes en la reunión que mantuvieron algunas de las principales fortunas españolas y directivos de las primeras compañías del IBEX 35 con motivo del Consejo para la Competitividad, el grupo de presión que reúne a un selecto grupo de distinguidos empresarios como Isidoro Álvarez, Isak Andic, Emilio Botín, José Manuel Entrecanales, Juan Roig, Francisco González, Florentino Pérez, Rafael Del Pino, Isidro Fainé, José Manuel Lara.

El sanedrín de 16 ilustres no fue capaz de ponerse de acuerdo sobre el pronunciamiento que debía hacer el Consejo para la Competitividad respecto a este tema. No hubo unanimidad. Entre los asistentes, varios constructores y algún financiero manifestaron su oposición a apoyar una posible subida de impuestos para los más ricos, según fuentes informadas del contenido de la reunión. Las explicaciones por su parte fueron diversas: ya pagan muchos impuestos (a través de sus compañías), las dificultades por las que atraviesan sus negocios o las pérdidas acumuladas en sus inversiones particulares.

Del otro lado, algunos de los empresarios emergentes y otros presidentes ejecutivos eran partidarios de que este colectivo realizara un esfuerzo fiscal, por lo que pudiera tener de simbólico, más que de práctico a efectos recaudatorios, tal como había reclamado el inversor estadounidense Warren Buffet, el primero en abrir en canal este debate. Sin embargo, su opinión no era compartida por la mayoría. Sólo unos meses después de su constitución, el lobby de la gran empresa tiene así su primer desencuentro, como no había pasado a la hora de pronunciarse, por ejemplo, sobre la reforma del mercado laboral.

Por este motivo, las expectativas creadas en torno a la reunión del martes quedaron defraudadas con la nota pública remitida. En el comunicado, el Consejo para la Competitividad se limitó, de manera muy breve, a calificar como "muy positivo" el principio de estabilidad presupuestaria contenido en la reforma constitucional: "La incorporación de este principio a nuestra Constitución es un elemento muy importante para asegurar la consecución de los objetivos de déficit y deuda pública y para incrementar la confianza en la economía española que contribuya al crecimiento económico futuro".

Muy lejos de lo esperado. Sobre todo después de lo ocurrido en países como Francia, donde algunas de sus primeras fortunas se manifestaron públicamente a favor de una revisión de sus cargas fiscales poco antes de que lo anunciara Nicolás Sarkozy, o en Alemania y Portugal, que también han anunciado la creación de nuevos impuestos para las rentas más altas, el debate en España estaba servido. Por si la expectación era poca, antes de que hablaran los ricos, los partidos políticos, sobre todo el PSOE, ya se habían encargado de convertir este asunto en parte de su batería de promesas electorales.

Precisamente, este debate político ha terminado por desanimar a los más indecisos. La posibilidad de que cual opinión los más ricos sobre la subida de impuestos pueda ser interpretada a favor o en contra de PSOE-PP pesó sobremanera en el intercambio de opiniones que se cruzó durante la reunión. Al final, ha terminado siendo el presidente de la patronal CEOE, Joan Rosell, quien sí se ha atrevido a manifestar a este respecto, exigiendo un esfuerzo colectivo, fundamentalmente a funcionarios, no sólo para las rentas más altas, como pueden ser sus representados los empresarios.