La prima de riesgo de España se relaja hasta 225 puntos

La prima de riesgo de España lleva varios días aumentando y la decisión de la agencia de calificación Moody's de rebajar el rating de la deuda soberana de nuestro país y situarla en perspectiva negativa le daba esta mañana un nuevo empujón. El diferencial entre la rentabilidad del bono español a diez años y el alemán, de referencia en Europa, se ampliaba hasta los 231 puntos básicos tras conocerse la noticia, desde los 224 puntos en los que se situaba a primera hora. A media sesión, sin embargo, volvía a relajarse hasta 223 puntos.

El rendimiento de los títulos españoles ha ganado 4 puntos y se sitúa en el 5,48%. Moody's ha bajado la nota de España hasta 'Aa2' porque considera que el coste de la reestructuración del sistema financiero español será mayor de lo que el Gobierno espera y, además, considera que el Ejecutivo tendrá dificultades en afrontar la rebaja del déficit por la falta de control que tiene la administración central sobre las finanzas de las comunidades autónomas.

Tras conocer la noticia, la ministra de Economía, Elena Salgado, ha dicho que las "dudas" de la agencia sobre la banca se hubieran resuelto "simplemente esperando a que esta tarde el Banco de España confirme las cantidades necesarias".

La prima de riesgo de España se disparó el año pasado como consecuencia de la crisis de deuda soberana tras el rescate a Grecia y marcó máximos desde 1996 a finales de noviembre cuando alcanzó los 283 puntos básicos después de conocerse que Europa daría ayuda financiera a Irlanda. Este año el diferencial entre el bono y el 'bund' ha alcanzado su máximo nivel el 10 de enero en los 267 puntos básicos, por la intensificación de los rumores sobre un posible rescate a Portugal, algo que el mercado da por hecho.

Los bonos portugueses a 10 y a 5 años han visto cómo se elevaba en las últimas semanas su rentabilidad, que se sitúa hoy por encima del 7,3%, un nivel que los expertos consideran peligroso, ya que dificulta y encarece el acceso a la financiación y puede provocar dificultades a Lisboa para afrontar los compromisos de deuda que tiene este año.