Ibersuizas demanda a los directivos críticos con García Baquero y Banco Pastor

La guerra de los Rose del capital riesgo español no ha hecho más que comenzar. La firma de inversión Ibersuizas ha decidido emprender acciones legales contra la mayoría de su equipo gestor, los anteriores directivos Ramón Cerdeiras, Iñigo Sánchez-Asiaín, Fernando Chinchurreta  y Juan Luis Ramírez, tras la reunión celebrada ayer por su consejo de administración.

El motivo argumentado por Ibersuizas es el ¨incumplimiento continuado de los más elementales deberes como consejeros de las sociedades del grupo, así como de sus obligaciones contractuales como gestores de los fondos administrados¨. Además, la firma de inversión contempla ampliar sus actuaciones en caso de determinar la existencia de posibles responsabilidades penales.

 

Este anunció público por parte del fondo de capital riesgo no ha quedado sin respuesta. En una nota difundida ayer martes por la tarde, los directivos denunciados afirmaban que durante su actuación como empleados de Ibersuizas “han trabajado siempre en defensa de la independencia de gestión y de los intereses de los inversores de los fondos gestionados”, desmarcándose de las acusaciones vertidas.

 

El pasado 17 de octubre, estos directivos fueron cesados de sus puestos como consejeros de la gestora, situación que provocó, en su opinión, la pérdida “del control efectivo de los fondos gestionados, ya que dicho cese hacía imposible una gestión independiente, tal y como lo marca la documentación constitutiva y relevante de los fondos y las prácticas habituales en este sector”.

 

Esta situación provocó que unos días antes, el 3 de noviembre, el equipo liderado por Iñigo Sánchez Asiaín presentara una demanda civil contra Inversiones Ibersuizas, la gestora de los fondos, por incumplimiento del contrato mediante el cual se levantó el vehiculo de inversión y por lo tanto la concurrencia de una causa para la remoción de la gestión del fondo. 

 

Durante estas semanas, las dos partes en conflicto han estado en contacto con los inversores del fondo, entre los que se encuentran institucionales tan relevantes como Goldman Sachs, para ganarse su confianza y de esta manera quedarse con la gestión del fondo, al que solo queda una parte mínima para haberse invertido por completo.