Los sindicatos quieren bajar la edad de las prejubilaciones de Caja Madrid hasta 52 años

Los sindicatos del SIP que lideran Caja Madrid y Bancaja consideran insuficiente la propuesta de la dirección de prejubilar a los trabajadores de la nueva entidad a partir de los 55 años, de la que dio cuenta El Confidencial en septiembre. A su juicio, la única forma de que que salgan los 3.800 empleados necesarios es rebajar esa edad hasta 52 años. Además, piden que los prejubilados cobren el 100% del sueldo neto, lo que equivale a un 85% del sueldo bruto, frente al 70% que ofrece la entidad.

"Queremos dar certezas a los trabajadores y la única forma es bajar la edad de corte, porque empezando por 55 años no salen las cuentas", explica una fuente sindical de la entidad madrileña. "Ahora bien, no se trata de que todo el que tenga 52 se prejubile de golpe, sino de un proceso que se prolongará durante dos o tres años", añade.

La postura de los sindicatos de Caja Madrid -donde es mayoritaria Comisiones Obreras- en el momento actual de las negociaciones es que toda la reducción de plantilla -cifrada en 3.800 personas para todo el SIP- se haga mediante prejubilaciones. En cambio, la entidad pretende que un porcentaje de entre el 20% y el 25% de las salidas se produzcan mediante bajas incentivadas, para las que han elevado su propuesta desde 45 hasta 60 días por año trabajado, según otras fuentes no oficiales de la caja.

"De momento no vamos a hablar de bajas hasta que no cerremos la cuestión de las prejubilaciones. Cuando esté clara la edad y las condiciones, podremos hablar de bajas si es necesario para llegar al número fijado, pero nuestra postura sigue siendo que se haga todo con prejubilaciones", según las fuentes sindicales.

Los representantes de los trabajadores tienen a su favor los acuerdos laborales que han alcanzado otras fusiones, reales o virtuales, de cajas, donde toda o casi toda la reducción de plantilla se ha hecho con prejubilaciones en muy buenas condiciones.

Así, la de Caixa Galicia y Caixanova ha accedido a pagar el 85% del sueldo bruto, que supone el 98% del neto, y la de CAM-Cajastur-Cantabria-Extremadura, el 80% del bruto y el 95% del neto; en este caso, estas peores condiciones obedecen a la presencia de Caja Castilla-La Mancha en el grupo y que, como es sabido, se encuentra en situación de insolvencia.

Caja Madrid-Bancaja, la fusión más retrasada

Estos acuerdos ilustran que casi todas las fusiones van bastante más avanzadas en su reestructuración que la de Caja Madrid y Bancaja, la más grande de todas y que dará lugar a la tercera mayor entidad financiera de España. Así, el SIP que preside Rodrigo Rato no sólo no ha cerrado el acuerdo laboral, sino que tampoco tiene todavía definido el organigrama, en especial el puesto de primer ejecutivo.

Después de meses de búsqueda infructuosa de un consejero delegado capaz de pilotar una fusión tan complicada, ahora todo apunta a que Rato asumirá esa tarea -con José Luis Olivas, de Bancaja, como vicepresidente- y que contará con uno o varios directores generales para la gestionar el día a día. La cuestión ahora es quién o quiénes ocuparán ese puesto, si alguien procedente de una de las dos entidades o un fichaje externo.

Oficialmente, las entidades implicadas en el SIP aseguran que todo va según los plazos previstos y que no habrá ningún problema. Pero este retraso respecto a otras fusiones preocupa incluso en el Banco de España: no parece casualidad que el gobernador Fernández Ordóñez pusiera las Navidades como fecha tope para que todo esté listo precisamente en unas jornadas organizadas por Caja Madrid y con Rato a su lado.

También hay que tener en cuenta otro elemento que ha retrasado hasta ahora el pacto laboral: todas las cajas de ahorros celebran elecciones sindicales este miércoles, y mientras los sindicatos mayoritarios pretendían presentarse a las mismas con el logro de un acuerdo beneficioso para los empleados, los minoritarios han intentado dilatarlo hasta después de los comicios, según las fuentes consultadas.