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Guerra familiar y de accionistas por las galletas de Gullón
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LA EMPRESA SE ENFRENTA A SU MOMENTO MÁS DECISIVO

Guerra familiar y de accionistas por las galletas de Gullón

La familia Gullón está viviendo uno de sus momentos más críticos como empresarios. La cuarta generación que controla una de las mayores galleteras de España, está

Foto: Guerra familiar y de accionistas por las galletas de Gullón
Guerra familiar y de accionistas por las galletas de Gullón

La familia Gullón está viviendo uno de sus momentos más críticos como empresarios. La cuarta generación que controla una de las mayores galleteras de España, está protagonizando un serial de desencuentros sentimentales y judiciales, que bien podría ser argumento para una telenovela. Después de un año de juicios, la compañía de galletas se enfrenta a sus momento más decisivo.

Y es que el fallecimiento de su anterior dirigente, José Manuel Gullón, ha provocado una guerra abierta entre viuda e hijos por el control de la empresa. En septiembre de 2009, María Teresa Rodríguez Sáinz- Rozas, presidenta del consejo de administración de la empresa, fue destituida después de veinte años en el puesto con los votos favorables de tres de sus cuatro hijos y el de sus dos hermanos. Aún así seguía contando con el 55,29% del accionariado de la galletera.

Poco después, Juan Miguel Martínez Gabaldón fue destituido de su cargo de director general de la compañía después de 22 años, acusado de deslealtad y de hacer negocios al margen de la familia, entre ellos, adquirir unos terrenos a su nombre donde posteriormente Gullón construiría una fábrica. Pese a todo, el empresario seguía contando con el 16% del accionariado de la galletera.

Estas dos decisiones provocaron un revuelo mediático y judicial que ha terminado con una guerra con dos bandos claramente enfrentados: por un lado el de los hijos varones y los hermanos de María Teresa—suman entre todos el 15,71% del capital—, y en el otro, la empresaria, su hija, y Gabaldón, que sumados sus activos cuentan con el 75,15% del capital de la empresa y el 80,23% de los derechos de voto.

El objetivo que se marcó la máxima accionista de Gullón fue solicitar una convocatoria de la junta general extraordinaria en la que pudiese hacer valer su mayoría accionarial y poder recuperar el control del consejo de administración y restituir a Gabaldón en la dirección general.

Mientras tanto, el ex director general reclamó a la empresa 14 millones de euros en concepto de indemnización por su despido improcedente. La justicia le dio parcialmente la razón y obligó a la empresa a abonarle 8,23 millones de euros, la mayor cuantía solicitada vía judicial en España por este asunto, o readmitirle en su puesto.

En primer lugar la empresa decidió pagar la indemnización mientras recurría la sentencia. Para conseguir el crédito bancario, María Teresa pignoró sus acciones -dejarlas en garantía - con un préstamo que vence el próximo 27 de agosto. Sin embargo, la empresa ahora ha cree que lo mejor es readmitir a Gabaldón en su puesto, algo que el ex director general no ha aceptado. Las malas lenguas aseguran que Gavalón pretende hacerse con el control de las acciones de la máxima accionista de Gullón.

Mientras tanto, el consejo de administración sigue retrasando la convocatoria de la junta extraordinaria en la que María Teresa pretende recuperar el control de la empresa. Gullón ha provisionado 16 millones para hacer frente a los procesos judiciales.

La empresa sigue creciendo

Todo esto ocurre al mismo tiempo que la empresa presentó unos datos de facturación de entre enero y julio de este año, que han ascendido a 98,8 millones de euros, un 7% más que en 2009. Además, la compañía ha producido 66 millones de kilos de galletas mientras que ha vendido algo más de diez millones.

Galletas Gullón es una de las principales empresas de alimentación de España y una de las principales galleteras de Europa. La empresa cuenta con una plantilla de 450 trabajadores, que ascienden a 700 en los momentos de máximo trabajo. Sus planes de expansión pasan por la construcción de una tercera fábrica con la que espera duplicar su producción en los próximos cinco años.

La familia Gullón está viviendo uno de sus momentos más críticos como empresarios. La cuarta generación que controla una de las mayores galleteras de España, está protagonizando un serial de desencuentros sentimentales y judiciales, que bien podría ser argumento para una telenovela. Después de un año de juicios, la compañía de galletas se enfrenta a sus momento más decisivo.