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La amenaza de intervención de Caja Ávila y Segovia precipita la fusión con Caja Madrid
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La amenaza de intervención de Caja Ávila y Segovia precipita la fusión con Caja Madrid

La fusión virtual (SIP) anunciada ayer por Caja Madrid se precipitó por la amenaza de intervención del Banco de España de Caja Ávila y Caja Segovia,

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La amenaza de intervención de Caja Ávila y Segovia precipita la fusión con Caja Madrid

La fusión virtual (SIP) anunciada ayer por Caja Madrid se precipitó por la amenaza de intervención del Banco de España de Caja Ávila y Caja Segovia, según confirman fuentes no oficiales del supervisor. Las dos pequeñas entidades castellano-leonesas habían anunciado el jueves su rechazo a integrarse en otro SIP, el de Banca Cívica (liderado por Caja Navarra y CajaCanarias) y, al igual que ocurrió con CajaSur hace una semana, el supervisor entendía que no estaban en condiciones de seguir en solitario. De ahí que hubiera que formalizar a toda prisa el proyecto con Caja Madrid, en el que también participarán Caja Rioja, Insular de Canarias y Laietana.

El proyecto ha tenido que armarse deprisa y corriendo por una conjunción de numerosos factores. Por el lado de la entidad que preside Rodrigo Rato, la decisión de la CAM de montar un SIP con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, anunciada el martes, le dejaba sin su pareja de baile preferida y con la que llevaba semanas negociando. Como contó entonces El Confidencial, la única caja grande que quedaba libre era la también valenciana Bancaja, que se ha negado en redondo a su integración con la caja madrileña. En esta tesitura, la única opción que le quedaba era aglutinar un SIP con varias cajas pequeñas. Además, la decisión del Banco de España de no pedir una prórroga para el FROB (con la que contaba le entidad) le ha obligado a buscar compañeros a toda prisa.

Desde el lado de las cajas pequeñas, todas ellas se habían quedado al margen de los procesos de fusión en sus respectivas comunidades autónomas o, en el caso de Rioja, estaba atrapada entre la previsible fusión de las cajas vascas, Banca Cívica y la unión de Caja Duero-Caja España. Por tanto, la única salida que tenían era echarse en brazos de una grande; la alternativa de hacer un SIP de pequeñas habría necesitado más participantes, con las dificultades que conlleva para llegar a acuerdos sin un líder claro.

Asimismo, el fin del FROB el 30 de junio y el rechazo al proyecto de Banca Cívica por parte de las citadas Ávila y Segovia exigía una solución inmediata, sin olvidar que otras participantes tampoco están mucho mejor que ellas:  Laietana también presenta una debilidad peligrosa.

Así las cosas, la amenaza de intervención del Banco de España, el viernes por la mañana, precipitaba los acontecimientos. Caja Ávila y Segovia tenían que unirse a Caja Madrid si querían seguir vivas e invitaban a sumarse a las otras dos, con las que también habían hablado en los últimos días. Éstas asentían y los rumores que habían circulado durante toda la mañana eran confirmados a mediodía por el vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, José Manuel Soria. Por la tarde, todas las participantes ratificaban la operación a la CNMV.

Un camino muy difícil por delante

Según los hechos relevantes remitidos, el proceso "está en fase preliminar" y "sujeto a la aprobación de los órganos de Gobierno de las respectivas entidades y de las autorizaciones administrativas competentes". Esta fusión virtual no servirá para que Caja Madrid adelante a La Caixa, puesto que las seis cajas suman activos por valor de 227.000 millones frente a los 272.400 que tenía la primera caja española al cierre de marzo. Para lo que sí le servirá es para pedir una inyección de capital al FROB que distintos asesores consultados consideran imprescindible dado el desplome de las cuentas de la entidad de Rato en los últimos trimestres y las fuertes provisiones que todavía tiene por delante. Ésta será la mayor que ha concedido el fondo de rescate.

Por otro lado, las seis cajas integrantes del SIP tienen un arduo camino por delante, ya que tienen que decidir sus órganos de gobierno -estarán liderados por Caja Madrid pero las pequeñas exigirán su cuota de poder-, su estrategia de negocio, de financiación y comercial, e incluso el nombre del proyecto. además, tendrán que superar importantes resistencias políticas; por ejemplo, en Cataluña habrá que vender muy bien por qué Laietana ha preferido irse con Caja Madrid antes que entrar en una de las dos fusiones de cajas catalana (CaixaCatalunya-Manresa-Tarragona y Caixa Sabadell-Manlleu-Terrassa) o con La Caixa, como ha hecho Caixa Girona.

Aparte, será difícil que esta unión resuelva los problemas de las entidades participantes, dada la extrema debilidad de varias de ellas y la debilidad de Caja Madrid., según los expertos consultados. En todo caso, queda demostrado que los dos movimientos radicales del Banco de España en la última semana, la intervención de CajaSur y el cambio de la circular contable para endurecer las provisiones por morosidad y por los ladrillos adjudicados, han conseguido que por fin el sector se 'ponga las pilas' y que las entidades que se estaban haciendo las remolonas por fin entren en algún proceso de integración.

La fusión virtual (SIP) anunciada ayer por Caja Madrid se precipitó por la amenaza de intervención del Banco de España de Caja Ávila y Caja Segovia, según confirman fuentes no oficiales del supervisor. Las dos pequeñas entidades castellano-leonesas habían anunciado el jueves su rechazo a integrarse en otro SIP, el de Banca Cívica (liderado por Caja Navarra y CajaCanarias) y, al igual que ocurrió con CajaSur hace una semana, el supervisor entendía que no estaban en condiciones de seguir en solitario. De ahí que hubiera que formalizar a toda prisa el proyecto con Caja Madrid, en el que también participarán Caja Rioja, Insular de Canarias y Laietana.

El proyecto ha tenido que armarse deprisa y corriendo por una conjunción de numerosos factores. Por el lado de la entidad que preside Rodrigo Rato, la decisión de la CAM de montar un SIP con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, anunciada el martes, le dejaba sin su pareja de baile preferida y con la que llevaba semanas negociando. Como contó entonces El Confidencial, la única caja grande que quedaba libre era la también valenciana Bancaja, que se ha negado en redondo a su integración con la caja madrileña. En esta tesitura, la única opción que le quedaba era aglutinar un SIP con varias cajas pequeñas. Además, la decisión del Banco de España de no pedir una prórroga para el FROB (con la que contaba le entidad) le ha obligado a buscar compañeros a toda prisa.

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