Cuando Carlos Alcaraz se ve obligado a "jugar diferente" porque no se fía de su antebrazo

Carlos Alcaraz continúa brillando en el Mutua Madrid Open. Después de derrotar a Alexander Shevchenko y a Thiago Seyboth Wild, este martes se medirá en tercera ronda del torneo español a Jan-Lennard Struff, en un partido en el que tratará de seguir demostrando que busca su tercera corona consecutiva en la capital. Sin embargo, el español reconoce seguir preocupado por su antebrazo y, sobre todo, afirma que ha cambiado su juego para evitar problemas.

Si por algo destaca Alcaraz desde que llegó al tenis profesional es por ser uno de esos jugadores que termina ganándote por aplastamiento. Según pasan los minutos de partido, su ritmo va in crescendo, sus piernas se vuelven más rápidas, sus golpes más profundos y su derecha más potente. Cuando el cansancio empieza a hacer mella en el rival, el nivel de juego del español sigue mejorando, lo que provoca que muchos tenistas sean sometidos ante su dictadura.

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Especialmente esa que intenta imponer con su drive, uno de sus mejores golpes. Según evoluciona el partido, esa derecha sigue mejorando en precisión y fuerza, lo que hace que muchos tenistas se vean abocados a ceder, ante la incapacidad de responder a un nivel tan elevado de juego. Pero en Madrid se está viendo a un Alcaraz diferente, que está echando mano de manera más habitual a una de sus armas más comunes... y con un drive menos duro por culpa de su antebrazo.

Los esfuerzos acumulados en el comienzo de curso provocaron que Alcaraz renunciase a jugar el Masters 1.000 de Montecarlo. Un problema en el músculo pronador de su brazo derecho le tuvo de baja varios días y, de hecho, le ha hecho reaparecer en Madrid con una protección especial en su extremidad para evitar una hipotética recaída. Sin embargo, fue el propio jugador el que afirmó que no se encuentra al cien por cien y que, de hecho, se ha visto obligado a cambiar su juego.

Esa derecha contundente, potente, cada vez más incisiva, no está apareciendo en Madrid, dando lugar a otra más comedida... pero más técnica. El propio Alcaraz ha sido el encargado de explicar el motivo: "Sigo sin fiarme del antebrazo, sigo pensando en él. No tengo dudas, pero sigue en mi mente. Me encanta competir y hacerlo bien, pero cada vez que llegó forzado a pegar una derecha más agresiva de lo normal, me viene el pensamiento de cómo va a reaccionar el antebrazo", explicaba.

O, expresado en otros términos, Alcaraz sigue con cierto miedo a golpear fuerte y sentir dolor en el brazo. ¿Cómo está tratando de lidiar con ello? A pesar de tenerlo constantemente en mente durante los partidos, la solución está pasando por dos claves: la primera, por aumentar el número de dejadas por partido; la segunda, por no buscar golpes tan fuertes en beneficio de la profundidad y los ángulos, muchas veces acabados con subidas a la red para acabar los puntos.

"De momento, lo importante es no hacerme daño. Estoy jugando de una manera diferente. Todos estáis acostumbrados a verme pegar la derecha al 200% y cada vez más fuerte. Pero Ferrero me dice que no hace falta y que, a veces, solo hace falta relajar la mano e ir hacia adelante. Estoy pegando la derecha muy relajado, hacia delante y haciendo correr a la bola", explicaba tras su última victoria. Una nueva realidad que, de momento, no le está yendo nada mal.

Será este martes cuando Alcaraz se mida a Struff en busca de los cuartos de final de Madrid, en un partido en el que el español deberá de seguir mostrando esa nueva versión que está asumiendo a la perfección. El murciano busca su tercera corona consecutiva en el Mutua Madrid Open y, para ello, se ha tenido que reinventar para tratar de no forzar su maltrecho antebrazo. No se fía de una posible recaída y, por esa razón, ha decidido "jugar diferente" en la capital española.