Alcaraz no da opción a Bautista y repetirá duelo español en cuartos ante Davidovich (6-3 y 7-5)

Las noticias son como el viento, que a veces sopla a favor y otras en contra. El mismo día que Rafa Nadal anunció que no competirá en el Mutua Madrid Open, Carlos Alcaraz venció a Roberto Bautista con mucha seriedad (6-3 y 7-5). El murciano tiene entre sus planes arrollar en tierra batida esta temporada para recoger el testigo del mallorquín. Y todo pasa por empezar con buen pie en el Conde de Godó, un torneo en el que defiende el título.

Por mucho que se empeñe en que se le llame Carlitos, hace tiempo que dejó de ser un niño. Alcaraz es un tenista en el mayor sentido de la palabra. Por antonomasia, más bien. Es difícil predecirlo porque siempre se inventa algo nuevo, igual que esos magos que en cada actuación muestran nuevos trucos. Eso sí, uno de los que ya estaba en el repertorio son las dejadas.

Los rivales saben que antes o después la pelota acabará cerca de la red, porque Alcaraz tiene esas ocurrencias. En una de esas dejadas, la cara de Bautista fue todo un poema. Eres conocedor del truco, pero no eres capaz de adivinarlo. La impotencia es total.

Un juego de niños

Siempre hay momentos en los que uno tiene que creerse las cosas. Por algo dicen que la fe mueve montañas. Bautista consiguió un break en el primer set que le allanaba el camino para ganarlo y ponerse por delante. Sin embargo, Alcaraz, cuya mentalidad ha mejorado en el último año, no se achantó tras perder ese juego. Y le devolvió el break en el siguiente.

Porque Alcaraz tiene esa inconsciencia de los niños. En algunas ocasiones, no parece siquiera que esté jugando en un campeonato delante de miles de personas. Carlitos es desvergonzado porque ni siquiera piensas las cosas y tampoco es cuestión de ponerse a imaginar otros escenarios. Su calidad está tan fuera de duda como su inocencia.

Se le veía tranquilo en los descansos a Carlitos, quizá porque sabía que sería el ganador del partido. Avanzó con paso firme y sin muchos contratiempos, confiado en repetir trofeo en Barcelona. El año pasado, ese fue el inicio de un año que todavía no ha olvidado. Y que concluyó con su primer triunfo en un Grand Slam, el US Open.

Ya espera Davidovich

Con Nadal en el dique seco, a la afición española no le queda otra que apoyar a Carlitos. Del niño sólo queda su cara, señal inequívoca de la pubertad, porque hace tiempo que se convirtió en uno de los tenistas más serios del panorama mundial. Enfrentarse a él es algo parecido al dolor de muelas, aunque haya ocasiones en las que no satisfaga las expectativas que hay puestas en él. En esos casos, conviene recordar que sólo tiene 19 años. ¿Qué hacían ustedes a esa edad?

El break en el segundo set llegó en el primer juego. Sin demoras. Carlitos tenía las mismas ganas de jugar que de acabar con rapidez el partido. Sabe cómo es Bautista (son bastante amigos) y no quería que se le complicara el asunto. Lo mejor es despacharlo todo rápido, porque en cuartos espera otro duelo español, en esta ocasión frente a Davidovich. Aunque Roberto consiguió un break para igualar a tres, Alcaraz se lo devolvió en el siguiente juego. Con un rival así no hay opciones de ilusionarse. Luego hubo que sudar para ganar el segundo set, que casi rozó el tie-break.

Este Godó no es moco de pavo, porque hay rivales de talla como Tsitsipas y Sinner. Eso, sin embargo, no parece importarle a Carlitos. Está disfrutando con su tenis y tiene confianza. Su raqueta es un fusil con el que deja por el camino a cualquiera de sus adversarios. Y en Barcelona quiere dejarlos a todos para alzarse con el título. A este paso, va a tener que ampliar las vitrinas del salón.