Carla Suárez da un paso más en su carrera al imponerse a Ostapenko en Doha

Carla Suárez tenía fama de no competir bien. Acumulaba finales perdidas y no conseguía que su juego, estético como pocos en el circuito, se convirtiese en trofeos. Eso también es parte del pasado. La canaria ha encontrado a los 27 años su mejor versión, ha armonizado su juego y ha estabilizado su caracter hasta convertirse en una referencia para el tenis femenino. Será, desde este lunes, la sexta raqueta del mundo y ha conseguido ganar en Qatar Total Open, un torneo Premier 5, de los que dan lustre a un historial tenístico.

Suárez venció a Ostapenko en tres sets (1-6, 6-4 y 6-4). Fue un partido complicado, en el que empezó descentrada y se llevó un contundente mazazo en la primera manga. Un comienzo así, que sería un drama para cualquiera, no lo es tanto para la canaria, que se ha hecho habitual en el arte de remontar partidos. Esta temporada ya ha ganado tres encuentroos en los que ha perdido el primer set y ganado el segundo. No ha perdido ninguno de ellos y el año pasado terminó la temporada con un global de 11 victorias y dos derrotas en esas situaciones.

"Perder el primer set no es fácil, pero tienes tiempo para volver, creer y ganar", decía la tenista canaria al terminar la final. "Ha sido un partido muy emotivo, este es un torneo muy duro porque tienes que jugar a diario", explicaba la jugadora, que se hizo con el segundo torneo de su carrera tras su victoria en 2014 en Oeiras (Portugal). Doha es, por el momento, la cumbre profesional de la tenista española.

Una jugadora liviana

La española no puede competir con sus rivales en potencia o fuerza. Su cuerpo es liviano, su saque inconsistente, es una rareza en un entorno plagado de pegadoras. No tiene esas armas, pero anda sobrada del resto. Tiene un revés perfecto, a una mano, nada que ver con los de doble agarre que tan comunes son por ahí fuera. Ella no, utiliza la raqueta como un sable para abrir la pista, mover la bola a las esquinas y desquiciar a las rivales, que necesitan correr mucho para poder seguir el ritmo que marca la muñeca de Carla Suárez.

Suárez ha madurado en los últimos meses. De la mano de Xavi Budó, su entrenador de toda la vida, ha sabido encontrarse cada día más a gusto. Ya no se va de los partidos, no pierde el ritmo y no se queja por las adversidades. Suárez ahora es otra jugadora, del máximo nivel. Capaz de competir contra cualquiera, aunque esa cualquiera sea mucho más alta y fuerte que ella. Nada importa, Doha ha demostrado que la canaria tiene tenis para ser una de las mejores. No es una extraña en el paraíso, es una habitante de pleno derecho.