Bautista no es el típico español: se desenvuelve a la perfección en pista rápida

“Estoy muy feliz por la victoria, es una de las mejores de mi carrera”. Roberto Bautista (25) no cabía en sí después de eliminar a Del Potro, un tenista al que las apuestas le había señalado como favorito y alternativa a Rafa Nadal y Djokovic en Melbourne. El español sorprendió al argentino con un juego que le rompió los esquemas porque no era ‘typical spanish’. Caracterizados por su buen hacer sobre la arcilla, Bautista es un soplo de aire fresco que se desenvuelve en pista rápida como pez en el agua. El Villarreal perdió a un buen futbolista y España ganó a un tenista capaz de coger el relevo de los más veteranos de la ‘Armada’.

Amante de los caballos, el propio Bautista confesaba después de protagonizar la primera campanada de la cita australiana que “jugaba incluso que mejor al fútbol que al tenis”. Así fue. Su madre le inculcó la afición al tenis a los cinco años aunque los primeros pinitos de este joven castellonense en el mundo del deporte también tenían que ver con una pelota, pero ésta la golpeaba con los pies intentando meterla en una portería defendiendo los colores del Villarreal hasta que a los catorce años cambió los campos de fútbol por las pistas de tenis porque “estaba más cómodo, cuando eres pequeño te mueves por tus impulsos” e hizo de Juan Carlos Ferrero uno de los espejos en los que mirarse.

Bajo la atenta mirada de Carlos Moyá, capitán de España en la Copa Davis, y resistiendo las altas temperaturas que tanas polémicas están suscitando desde que el torneo comenzó, Roberto Bautista paseó un juego bonito complementado por su fe y fortaleza mental. Sobre una superficie que, tradicionalmente, no ha sido el punto fuerte de los tenistas españoles, el castellonense mostró sus buenas maneras con el revés y la derecha dibujando golpes veloces, secos y planos, estáticos o en carrera y sin la necesidad de grandes espacios para desenfundar. Poco amigo de los efectos y los puntos largos, Bautista aparece por una vía alternativa, la de la pista rápida, diferente a lo que se espera de los jugadores españoles y, por lo tanto, sorprendente. En Auckland llegó hasta semifinales, donde Isner fue un muro imposible de derribar aunque dejó claro que puede tutear a los grandes nombres del circuito.

Roberto Bautista no tardó en apuntar maneras, pero las lesiones le han jugado alguna mala pasada. La última, en febrero de 2013 cuando no pudo formar parte del equipo español que acabaría cayendo ante Canadá en la Copa Davis; antes, en 2006, estuvo junto a España en Italia y Santander como ‘sparring’. Con trece títulos en su palmarés (tres Challengers y diez Futures), ocupa el puesto 62 en la ATP y ahora podría acabar defendiendo los colores de España junto a uno de sus ídolos, David Ferrer. La ‘Armaday el tenis español respiran tranquilos, hay cantera.