Wawrinka, ante la oportunidad de brillar sin la sombra de Federer

Cualquier torneo de Gran Slam, en un circuito tan extenuante como el de ATP del tenis, siempre saltan sorpresas. Unas veces por un mal día, otras por picos de forma y otras, las más extrañas, por morir de éxito. Esto último le sucedía el pasado jueves a Andy Murray. El británico, vencedor en 2012 del Abierto de Estados Unidos, y flamante ganador de la última edición de Wimblendon, no afrontó con la mentalidad suficiente el torneo americano. “Cuando trabajas duro para algo durante años, y lo consigues, lleva tiempo emocionarte de nuevo (con la competición), ponerte a entrenarte de nuevo al 110%”, declaraba tras caer derrotado ante Wawrinka. El suizo, número 10 del mundo, rompía la baraja y se colaba por primera vez en unas semifinales de torneo grande.

Rompía a llorar el pasado mes de enero el suizo Stan The Man Wawrinka en el Abierto de Australia. Eran los octavos de final del torneo australiano. Wawrinka, agresivo y fiero como pocos, llevaba al límite a Novak Djokovic. Ahora, volverá a verse las caras con él. Esta vez en semifinales, las primeras de un gran torneo. A las 18h. de este sábado, buscará asaltar su primera final de Grand Slam. A sus 28 años, se cotiza al alza el suizo que este año ya ha conseguido vencer a siete top-10. Se siente preparado para el reto mayúsculo. “Siempre intentándolo. Siempre fallando. No importa. Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor”, lleva tatuado en su cuerpo. Unas palabras del dramaturgo Samuel Beckett, que le sirven de inspiración.

Siempre a la sombra de Roger Federer, ha tardado en despuntar este chicarrón de 1’83 de altura. Pareja con su compatriota en Pekín 2008, conquistando el oro en dobles, buscará en este Abierto de Estados Unidos su reafirmación. Eliminados Murray y Federer, y tras rozar la machada en Australia, Wawrinka pide sitio entre los poderosos. Que mejor lugar que el Abierto de Estados Unidos.