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Nadal sabe que si hoy tampoco juega bien será su despedida de Roland Garros
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SE ENFRENTA A SODERLING EN LOS CUARTOS DE FINAL

Nadal sabe que si hoy tampoco juega bien será su despedida de Roland Garros

Ganar cinco de las últimas seis ediciones de un Grand Slam te convierten inevitablemente en favorito, pero también en el centro de todas las miradas y blanco de

Foto: Nadal sabe que si hoy tampoco juega bien será su despedida de Roland Garros
Nadal sabe que si hoy tampoco juega bien será su despedida de Roland Garros

Ganar cinco de las últimas seis ediciones de un Grand Slam te convierten inevitablemente en favorito, pero también en el centro de todas las miradas y blanco de la presión mediática. Ése es el escenario de Rafa Nadal en Roland Garros. Pero si además tu juego no es tan brillante como en otras ocasiones, la exigencia aumenta mucho más y la intención de ganar el torneo y revalidar el título se convierte en poco menos que una obligación. Dos ingredientes que, unidos, pueden provocar cóctel nada bueno.

El cinco veces campeón, el rey de la arcilla de París, el invencible en tierra, no está al cien por cien, y él es plenamente consciente de ello. No ha negado que se siente nervioso y que le falta confianza. Nunca lo ha ocultado y ha hablado de su actuación en los últimos torneos sin tapujos. Tras vencer a Ivan Ljubicic y conseguir el pase a cuartos reconoció no haber jugado lo suficientemente bien como para ganar el torneo. Sin embargo, a quien tendrá hoy al otro lado de la red será a Robin Soderling y el partido será crucial.

La eliminatoria dependerá de la raqueta y de la cabeza de Nadal. Es decir, si juega con agresividad, intensidad, y una actitud positiva, sabe que sus posibilidades se multiplican. Pero si de lo contrario vuelve a ser presa de los nervios, el partido ante el sueco se le complicará sobremanera. "O estoy bien todo el rato o va a ser imposible. Si gano es porque estoy jugando bien. Si no, me veo entrenándome en hierba el próximo día", dijo Nadal.

Pero liberarse de la presión es otra de las complicadas tareas del manacorí. Aunque va a intentar ganar, lo que no quiere es que sea una exigencia, por muy bien que haya respondido en circunstancias de este tipo. "Ya he ganado cinco veces antes y no tengo la obligación de ganar seis (...) El problema es que no se puede jugar siempre bien y llevo siete años entre los dos primeros". Mensaje claro y directo para todos aquellos que han cuestionado su nivel.

Soderling, su único verdugo en París

Ésta será la tercera vez que de forma consecutiva se enfrente a Soderling en Roland Garros. El sueco no solo es uno de los mejores (número 5 del mundo), sino que es el único que ha sido capaz de ganar a Nadal sobre la tierra de París en 2009 frustrando su quinto título seguido. Sin embargo, se volvieron a cruzar un año después, esta vez en la final, y Nadal se vengó proclamándose de nuevo campeón.  

Las cuatro finales perdidas ante Novak Djokovic este año -Indian Wells, Miami, Madrid y Roma- pesan sobre el número uno del mundo, pero tiene ante sí una nueva oportunidad de reivindicarse, y además, en su terreno preferido, en su torneo. De llegar ambos a la final, el tenis mundial disfrutaría de nuevo de un cara a cara entre los dos favoritos. De lo contrario, lo de Nadal será interpretado como un fracaso. Lamentablemente, es lo que sucede cuando uno pierde después de ganarlo todo.

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Ganar cinco de las últimas seis ediciones de un Grand Slam te convierten inevitablemente en favorito, pero también en el centro de todas las miradas y blanco de la presión mediática. Ése es el escenario de Rafa Nadal en Roland Garros. Pero si además tu juego no es tan brillante como en otras ocasiones, la exigencia aumenta mucho más y la intención de ganar el torneo y revalidar el título se convierte en poco menos que una obligación. Dos ingredientes que, unidos, pueden provocar cóctel nada bueno.

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