¿Piedad? El Dakar no va de eso: cuando eres el mejor y a los 50 kilómetros te vas para casa

"Te lleva diez mil kilómetros ganar un Dakar, y puedes perder todo en cinco metros". Sam Sunderland ha personalizado en la presente edición la definición que él mismo daba del Dakar justo antes de comenzar la prueba más dura del mundo. El ganador de la última edición (2022) y triunfador del Campeonato del Mundo de Raids del pasado año, líder de la marca española Gas Gas, terminaba en el hospital por una fuerte caída. En la primera etapa. Había recorrido solo 52 km.

Era la segunda vez en su trayectoria que comenzaba con el número 1 en su motocicleta. Un año entero de preparación en diferentes raids, test privados, con diez dakares de experiencia a sus espaldas, ganador en 2015… Pero el Dakar confirma que ni con semejante ‘mochila’ esta carrera ofrece garantía alguna desde su primer kilómetro. Su crueldad se ceba en cualquier momento también con los más fuertes y experimentados. Sunderland vio como todo un año de trabajo se fue por los suelos sin haber completado ni un día de carrera.

"Me siento avergonzado de escribir esto"

"Me siento bastante avergonzado de estar aquí escribiendo esto", confesaba en las redes sociales el propio Sunderland, por la noche, en el hospital. "Estar fuera del Dakar en el primer día es algo difícil de asumir". El británico se disculpaba con su equipo "que ha trabajado tan duro para darme las herramientas para defender el título". Para la marca española, el prematuro abandono de su líder ha supuesto un duro golpe, nada más comenzar la prueba que más visibilidad global otorga a un fabricante con intereses en las monturas off road. De la gloria de los triunfos a la amarga píldora que también hace tragar la fortuna, “en cinco metros”.

Primer británico ganador de un Dakar en motos, ha pasado desde su condición de amateur hasta la de profesional con Honda, KTM y Gas Gas. Muy joven, emigró a Dubai para trabajar en un concesionario local del KTM, y llamó la atención de los equipos profesionales cuando, como un desconocido amateur, ganó a los profesionales en su primera cita internacional, el Abu Dhabi Desert Challenge. De aquellos inicios, a ganar el Dakar. Pero también a sufrirlo.

Un doble ganador del Dakar no es un cualquiera. Sunderland ha participado en diez dakares, incluido este tan fugaz de 2023. Ha logrado tres podios, con seis abandonos en el resto de participaciones. Su porcentaje de podios sobre llegadas a meta es sobresaliente. Pero no pudo evitar una piedra en una zona ondulada que luego denunciaría como mal señalada el español Óscar Fuertes, quien también salió volando espectacularmente con su buggie en el mismo punto. El británico se fracturó el omoplato y tuvo que ser evacuado.

Tras ganar el Dakar y el Abu Dabhi Dessert Challenge, Sunderland hacía un largo parón en el Rallie de Marruecos. Allí, reconoció que le costaba encontrar el ritmo (iba lesionado en una muñeca), aunque aseguró el título con sufrimiento en el Rally de Andalucía, en España. Allí le esperaba su cuñado, el francés Adrien Van Veberen, fichado por Honda este año. Van Veberen ha tenido el Dakar en sus manos en dos ocasiones, pero también ilustró en su día aquello de perder la victoria "en cinco metros". En 2022, el francés lideraba a tres días de terminar la carrera. Por sexta vez, pero de nuevo sin poder terminar. En dos ocasiones abandonó por caídas brutales que le produjeron graves lesiones.

Las primeras jornadas del Dakar son particularmente difíciles para coger ese ritmo. Varios de los pilotos de la actual edición (el español Joan Barreda, Sunders, Price…) han tomado su oxígeno durante la presente temporada a causa de las lesiones. No hay un solo entre los pilotos de élite que no arrastre un largo currículo de fracturas y operaciones. "No me gusta parar por mucho tiempo, porque te adaptas a la vida normal de nuevo, y volver a las carreras asusta un poco, tienes que adaptarte". A Sunderland no le dio tiempo.

El ritmo adecuado y el cebo de los rivales.

Un año más, el nivel del Dakar en la categoría de dos ruedas es extraordinario. Con varios ganadores en la lista de salida (el propio Sunderland, Ricky Brabec, Toby Price, Kevin Benavides…) y una nueva generación de pilotos de enorme talento que imponen un ritmo brutal (como el joven americano Mason Klein, que ya se colocó líder en la segunda jornada), el propio Sunderland reconocía antes de empezar la gigantesca dificultad de lograr una victoria. “Primero, tienes que ser realmente rápido, hay que navegar perfectamente, te hace falta una moto muy fuerte, un buen equipo, que esté bien organizado. Y tienes que prepararte lo mejor posible, porque si estás físicamente fuerte, lo estás mentalmente, porque no sufres tanto”. El último ganador del Dakar olvidaba otra clave: no caerse, no hacerse daño cuando ocurre. Pero cuando sucede en la primera jornada y da al traste con el trabajo de un año en todas esas áreas, resulta desolador.

Sunderland comentaba antes de partir una de las claves fundamentales en el Dakar: encontrar el punto adecuado entre la velocidad y la seguridad, siempre con el cebo de otros rivales que sí están dispuestos a arriesgar. “Como piloto, he adquirido mucha experiencia para saber que no hay que forzar, que no se puede competir durante doce días en todos esos terrenos de locura durante diez o doce horas al día, y no tener problemas. Ahora, reconozco que no se puede forzarlo”. Aun así, se cayó el primer día.

El número 1 en la moto no parece darle suerte a Sunderland tampoco en esta edición. En 2018, la edición siguiente a su primera victoria, abandonó en la cuarta etapa. Solo seis pilotos han conseguido tres triunfos en la historia del Dakar. De momento, Sam Sunderland tendrá que esperar para poder estar con Cyril Neveu, Stephane Peterhansel, Edi Orioli, Richard Sainct, Cyril Despres y Marc Coma. En África se acuñó una estoica y lacónica sentencia para definir al Dakar: "Ces´t le Dakar, patrón".