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Jessica Vall, ejemplo de constancia y esfuerzo para subir a un podio mundial
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LOGRÓ EL BRONCE Y BATIÓ EL RÉCORD DE ESPAÑA

Jessica Vall, ejemplo de constancia y esfuerzo para subir a un podio mundial

Constancia, esfuerzo, trabajo… y en el camino, una medalla de bronce en un Mundial de natación, que se dice pronto. Jessica Vall ha hecho historia con el podio logrado en los 200 braza

Foto: Jessica Vall, tras la final del 200 braza (Efe).
Jessica Vall, tras la final del 200 braza (Efe).

Constancia, esfuerzo, trabajo… y en el camino, una medalla de bronce en un Mundial de natación. Jessica Vall se subió este viernes al podio de Kazán entre lágrimas y muy emocionada después de terminar tercera en los 200 metros braza. La catalana llegó a la final con el séptimo mejor tiempo, el podio se veía lejano, pero un último largo épico le sirvió para lograr un histórico bronce y para dar a España la primera medalla en natación en esta cita mundialista. Vall paró el crono en 2:22.76, el mismo que la actual campeona de Europa, la danesa Rikkie Moller Pedersen, y que la china Jinglin Shi. A sus 26 años, este podio le llega en plena madurez deportiva, después de estar unos años apartada de la natación.

Además de ser una de las mejores brazistas del mundo, Jessica Vall es también licenciada en Biología Humana por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y trabaja en un laboratorio. Cuando llegó a la edad universitaria, esta catalana dejó a un lado la natación para dedicarse a estudiar. Sólo entrenaba para divertirse, pero por su cabeza no pasaba dedicarse a la natación a un nivel tan exigente. Todo cambió cuando terminó. Quería darse la oportunidad, ver a dónde podía llegar y hace dos años, en Barcelona 2013, le tocó vivir el primer Mundial de su vida con 24 años. Fue una cita muy especial para ella. Terminó decimotercera en 200 braza, un puesto que la animó a seguir luchando. La puesta de largo en un podio llegó en el Europeo de Berlín del año pasado, cuando se colgó su primera medalla internacional, un bronce.

“Estoy que no me lo creo. Este bronce es un sueño hecho realidad”, reconocía nada más salir de la piscina. No lo había tenido nada fácil. Jessica nadó los primeros 50 en 32.93 para ser sexta; era séptima en el paso por los 100 (1:09.59) y última antes de empezar el último 50 (1:47.19). Sin embargo, ese último largo lo hizo en 35.57, la más rápida de las ocho finalistas, para conquistar la medalla de bronce. "Había hablado con (Jordi) Jou -su entrenador- de que no diera la carrera por perdida, de ir al máximo en el último viraje, de que no me volviera loca en las primeras tres brazadas y que de allí fuera progresivo hasta que tocara la pared. Mi entrenador es el rey de la táctica. Es como si él tuviera el mando de la 'play', y cuando él me ha dicho aprieta, yo lo he hecho. Si las cosas no salen bien, la culpa es suya", ha dicho entre risas.

Vall aseguró que ella misma analizó la prueba mientras la nadaba: “A los 150 metros me he dicho: 'Jessica, estás ubicada muy atrás'". Fue ahí cuando la catalana metió el turbo para terminar llegando tercera. Pero como ella lo hicieron dos nadadoras más, lo que confundió a la española: “Veía demasiados treses en el marcador y mi poyete no lo veía con luz y no entendía nada. Un tres, otro tres y otro tres más. Entonces he entendido que había tres terceras".

El bronce de Jessica es el mejor ejemplo de a dónde te puede llevar la pasión, la fe y la garra competitiva. No importa que trabaje 32 horas a la semana como técnica de laboratorio en el Parque de Investigación de Biomedicina del Hospital del Mar de Barcelona, que estudie un Máster en Bioética por la UCAM y tampoco que su despertador suene cada mañana a las 5:00 de la mañana para estar entrenando a las 6:00, ella puede con todo. "No me considero una chica talentosa, simplemente todo se debe al trabajo duro y a la constancia, con eso se puede llegar a todos los lados", insiste.

Además, la catalana no ha vivido un año fácil, por eso ha dedicado el éxito a su entrenador, a su familia y especialmente a su marido. Jessica se casó el pasado septiembre y hace unos meses su esposo tuvo un problema de salud. Por eso no se ha cansado de enseñar a todas las cámaras de televisión y a los objetivos de los fotógrafos su anillo con orgullo. "Este año no ha sido bueno. Hemos tenido algún problema de salud y nos hemos tenido que adaptar un poco todos, también mi entrenador. Al final, las cosas han salido bien, por eso se lo dedico a él por esos malos momentos", afirmó. A Jessica le toca ahora analizar lo que ha pasado y empezar a asimilar que ya ha marcado, y con mayúsculas, la historia de la natación española.

Constancia, esfuerzo, trabajo… y en el camino, una medalla de bronce en un Mundial de natación. Jessica Vall se subió este viernes al podio de Kazán entre lágrimas y muy emocionada después de terminar tercera en los 200 metros braza. La catalana llegó a la final con el séptimo mejor tiempo, el podio se veía lejano, pero un último largo épico le sirvió para lograr un histórico bronce y para dar a España la primera medalla en natación en esta cita mundialista. Vall paró el crono en 2:22.76, el mismo que la actual campeona de Europa, la danesa Rikkie Moller Pedersen, y que la china Jinglin Shi. A sus 26 años, este podio le llega en plena madurez deportiva, después de estar unos años apartada de la natación.

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