La primera semana de Sochi confirma que el invierno sigue siendo el gran lunar español

Pasada la primera semana de los Juegos de Sochi, España volvió a evidenciar que sigue en el diván. No terminan de despuntar los deportes de invierno. Ni siquiera en estos Juegos, con Javier Fernández convertido ya en una realidad, España pudo sacar pecho, con el patinador cuarto en la prueba final. Otras de las grandes esperanzas, por los resultados en las jornadas previas, caso de Carolina Ruiz y Queralt Castellet, fueron a la lona cuando se decidían las medallas. Sólo Lucas Eguibar, campeón mundial júnior de boardercross, aparece como opción más o menos real, más por su pasado reciente que por su historial olímpico, pues es su debut olímpico. Tampoco Mirambel pudo dar la sopresa, al acabar 26º, quedándose fuera de la final de skeleton.

Sin embargo, el guipuzcoano junto al cántabro Laro Herrero saldrán en la segunda serie, mientras que el ceutí de la federación andaluza Regino Hernández lo hará en la cuarta, de la ronda de octavos de la prueba de 'boardercross' de snowboard de los Juegos Olímpicos de Sochi (Rusia), que se disputa en el Extreme Park de Rosa Khutor. Así lo determinó el cuadro de competición, confeccionado después de haberse suspendida la calificación por falta de visibilidad, atendiendo al ránking mundial de la FIS (Federación Internacional de Esquí).

La expedición, que había levantado ciertas expectativas a su llegada a la ciudad rusa, se irá con otra decepción mayúscula que invita a la reflexión. La familia Fernández Ochoa seguirá en soledad en el cuadro de honor de los deportes de invierno en España. En el descalabro se ha mezclado la mala fortuna con las consabidas carencias. España sigue siendo un país con nieve pero recreativa. La mejoría sigue siendo escasa. Potencia en disciplinas como el fútbol, baloncesto o el balonmano, los deportes de invierno siguen siendo el luna de España.

Las derrotas de Carolina Ruiz y Queralt Castellet quizá fueron menos inesperadas porque entraban dentro de lo posible. La cuarta plaza de Javier Fernández, por el contrario, fue una mezcla de sorpresa y desilusión. Todos los focos de la expedición española recaían en él. El cambio sobre la marcha en su ejercicio impidió al español lograr un bronce del que sólo le separaron 1’18 puntos. “El patinaje es así”, contestaba Fernández, decepcionado a medias consigo mismo y con los jueces.

Carolina Ruiz afrontaba sus cuartos Juegos, los primeros desde que se convirtió en la primera española en ganar un descenso de la Copa del Mundo, los celebrados en Meribel (Francia). La confianza lograda y una buena puesta a punto, en palabras de la propia Ruiz, hacían entrever unos resultados más esperanzadores que la frustrante realidad. ““Lo que más duele de esto es que sé que son mis últimos Juegos Olímpicos, no voy a a tener otra oportunidad”, declaró la esquiadora al terminar el supergigante, prueba en la que 18 de las 50 participantes no pudieron acabar la prueba.

Más cruel si cabe fue el fracaso de Castellet. Tras bordar por la mañana una de sus rondas en el halfpipe, sólo superada por la americana Kelly Clark, dejaba entrever que el podio no era remoto en la prueba de la noche. Pero fue en el séptimo salto de la primera bajada, que hasta ese momento había sido inmaculada. “Ha sido un pequeño fallo, muy pequeño, en el último truco. He querido cambiar un poco la salida para caer más arriba y me he quedado atrás. He puesto la mano y eso me ha costado la medalla”, contaba después de la prueba la esquiadora catalana de 24 años, que se entrena en Nueva Zelanda.