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Javier Fernández, la gran esperanza en Sochi, se queda a un paso de la gloria
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YUZURU HANYU, SU COMPAÑERO, FUE ORO

Javier Fernández, la gran esperanza en Sochi, se queda a un paso de la gloria

La más clara opción de medalla para España en estos Juegos de Invierno se quedó a un paso del podio. Javier Fernández fue cuarto en patinaje artístico

Foto: Javier Fernández durante su ejercicio en la final (Reuters).
Javier Fernández durante su ejercicio en la final (Reuters).

La más clara opción de medalla para España en estos Juegos de Invierno se quedó a un paso del podio. “Como me ha dicho mi entrenador, sigo en el juego”. Y así era, pero su ejercicio en la final sólo sirvió para ser cuarto. Este jueves, Javier Fernández acabó su actuación en el programa corto de patinaje artístico con cierta amargura. En su casillero, la tercera mejor nota, pero las sensaciones no eran las mejores. A un “día difícil” como él lo describió, le siguió una jornada en la que el español no logró quitarse el sabor agridulce ya que vio cómo el japonés Yuzuru Hanyu (oro), el canadiense Chan (plata) y el kazajo Ten (bronce) le adelantaban en una tabla en la que su nombre aparecía en cuarto lugar. La posición que, quizás, más duele porque contempló las medallas sin poder acariciarlas: “Ya me hubiese gustado traer la medalla a España, no ha podido ser y me he quedado a un escalón”.

Javier Fernández se quedó a 1,18 puntos de lograr un bronce histórico en Sochi. Estuvo muy cerca de acabar con 22 años de sequía y no pudo relevar a Blanca Fernández Ochoa, la última española que conquistó una presea en los Juegos Olímpicos de Invierno. Antes que ella, Paquito Fernández Ochoa, su hermano, fue pionero cuando en los Juegos de Sapporo 1972 obtuvo el oro en el eslalon especial. El madrileño, que creció como patinador en Leganés, firmó un ejercicio sensacional, pero la actuación de este jueves pesó demasiado. Los errores, menos apreciables que los de sus rivales a ojos del gran público, terminaron por pasar factura al español que, desde que fue calificado por los jueces, sabía que sería muy complicado pisar el podio: “Las notas han sido un poco bajas pero ya no se puede hacer nada. No me voy a venir abajo, he tenido fallos y no hay nada que hacer. Da rabia ver que estás a un paso por una tontería: no me han contado el último Salchow. Esto me lo tomo como una lección para el futuro. Me quedan dos Juegos Olímpicos por delante”.

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Sus oponentes, que incluso llegaron a besar el hielo, lograron mejor nota. La prueba se la adjudicó el japonés Yuzuru Hanyu (280.09 puntos), la plata fue para Patrick Chan (275.62) y el bronce se lo llevó Denis Ten (255.10), que este jueves había estado menos brillante en el Programa Corto con una novena posición. Sin embargo, la regularidad no fue lo que más se premió en el ‘Iceberg’ de Sochi. Javi, que apostó por patinar al son de Peter Gun (soundtrack) y 'Harlem Nocturne', olvidó realizar un cuádruple salto por intentar mantener la posición y no arriesgar, mientras que su última intentona fue considera inválida por los jueces al ser el mismo salto que ya había ejecutado segundos antes.

El gran peligro para el madrileño, doble campeón de Europa, era la cercanía de otros cinco patinadores: el japonés Takahashi (86,40), el alemán Liebers (86,04), el estadounidense Brown (86,00), el francés Joubert (85,84) y el chino Yan (85,66); incluso Ten y el sueco Majorov podrían tener opciones de podio. Precisamente el patinador kazajo había sido señalado como uno de los tapados de una final que surgió como el momento idóneo para mostrar sus maneras sobre los patines.

Un patinador más equilibrado

Y detrás del patinador madrileño, apareció Brian Orser al que considera “un padre” y el artífice que ha conseguido situar a España en el patinaje artístico. Conocido por su intuición para descubrir talentos, bañó en oro a Yuna Kim hace cuatro años y trabaja con Nam Nguyen (15), ahora entrena a Yuzuru Hanyu y a Javier Fernández, rivales y compañeros en los entrenamientos aunque no en el podio de Sochi, donde Orser se colgó el oro pero no el bronce. Doble medallista de plata olímpico (en los Juegos de Sarajevo 1984 y Calgary 1988) y campeón del mundo en Cincinnati 1987, le acompaña desde que hace dos años se instaló en Toronto (Canadá).

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El trabajo de Brian, complementado por su ayudante Tracy Wilson y por las coreografías de David Wilson, ha generado un cambio en Javier Fernández: “Estoy muy satisfecho con su forma. Es menos inseguro de lo que era y se enfrenta mejor a la presión, ha ganado en confianza, tiene más equilibrio y puede confiar más en sus pies”. Su progresión es de sobra visible siendo uno de los pocos capaces de dibujar dos saltos cuádruples distintos de forma habitual.

Y es que su propio entrenador aseguraba que “ha habido muchas competiciones y prácticas como el ‘Skate Canada’, en el que no podía lograr algo en los entrenamientos, pero cuando llegaba la competición le salía”. En Sochi no ha sido así, pero Javier Fernández ya mira con esperanza a un futuro en el que seguirá luchando por estar entre los tres mejores del mundo. De momento, ya ha logrado que España sepa un poco más de patinaje artístico.

La más clara opción de medalla para España en estos Juegos de Invierno se quedó a un paso del podio. “Como me ha dicho mi entrenador, sigo en el juego”. Y así era, pero su ejercicio en la final sólo sirvió para ser cuarto. Este jueves, Javier Fernández acabó su actuación en el programa corto de patinaje artístico con cierta amargura. En su casillero, la tercera mejor nota, pero las sensaciones no eran las mejores. A un “día difícil” como él lo describió, le siguió una jornada en la que el español no logró quitarse el sabor agridulce ya que vio cómo el japonés Yuzuru Hanyu (oro), el canadiense Chan (plata) y el kazajo Ten (bronce) le adelantaban en una tabla en la que su nombre aparecía en cuarto lugar. La posición que, quizás, más duele porque contempló las medallas sin poder acariciarlas: “Ya me hubiese gustado traer la medalla a España, no ha podido ser y me he quedado a un escalón”.

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