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Nani Roma: "El subidón de adrenalina es brutal al empezar una especial del Dakar"
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SóLO DOS PILOTOS ganaron EN COCHES Y MOTOS

Nani Roma: "El subidón de adrenalina es brutal al empezar una especial del Dakar"

El piloto catalán afronta nuevamente el Dakar y su nombre está en todas las quinielas diez años después de su triunfo en la categoría de motos

Foto: Nani Roma en la última edición del Dakar (Efe).
Nani Roma en la última edición del Dakar (Efe).

Ahora se cumplen diez años de su victoria en motos. ¿Cómo ve el Nani Roma del presente, compitiendo en coches, a aquel que competía en dos ruedas? ¿Cómo ha evolucionado?

Evidentemente, con unos años más (se ríe), más viejo, pero con más experiencia. El primer año del Dakar todo era nuevo, tenías que aprender muchísimo de técnica, de conducción. Ahora buscas el límite, antes era más difícil porque era un piloto de motos que conducía coches, ahora lo soy de coches.

Desde el exterior no se aprecia lo que supone buscar el límite en un todoterreno en pistas. ¿Es complicado técnicamente? ¿Es arriesgado y peligroso?

Sí, a mí me ha costado llegar al límite. En la moto siempre sabía dónde estaba, cuando tirar y cuando no. En coche cuesta más porque en un circuito conoces la pista, en los rallies conoces los tramos… Aquí vas con un coche de dos toneladas por sitios que desconoces, las sensaciones son diferentes cuando viene el peligro. Buscar ese límite aquí es complicado y más en un Dakar. Lo que he aprendido en estos años es que al principio te cuesta hacerte al coche, tienes que dejar que pasen los días y cogerle poco a poco el rollo.

El Dakar, ¿lo gana uno o lo pierden los demás? ¿Es una carrera de velocidad, de no cometer fallos, de sangre fría?

Creo que lo gana y lo pierde uno mismo. Es cierto que cuando más tranquilo vas, la gente va cometiendo errores, lo que pasa es que en los últimos dakares se han cometido menos. Pero, en todo caso, lo más importante es saber que vas a tenerlos y que cada fallo te cueste poco tiempo. Por ejemplo, Peterhansel los hace como todos, pero le cuestan pocos minutos. En moto, cuando gané, era lo mismo.

placeholder Nani se proclamó ganador del Dakar en 2004 (Cordon Press).

Se trata de una prueba que tiene muchas facetas y matices. ¿Dónde disfruta más Nani Roma? ¿En la competición pura y dura, en los paisajes y el ambiente o en la atmósfera de los competidores?

Es un conjunto de cosas. La sensación de la adrenalina es difícil de explicar. Si te fijas, muchos pilotos que se retiran luego vuelven y lo hacen para recuperar el subidón de adrenalina. Es una sensación agridulce de tensión, de ganas… El subidón de adrenalina es brutal antes comenzar una especial, la competición, la batalla en la pista, el intentar ganar… Hace que al final esto te enganches. ¿Los paisajes? Nos gustan los desiertos, pero es algo que tampoco disfrutas en el momento. Hay vivencias que recuerdas, pero en carrera te centras en lo que ves a la derecha, a la izquierda y al frente del coche, poco más.

En el futbol profesional, por poner un ejemplo, hay mucho juego subterráneo que no se ve: codazos, agarrones, patadas… ¿Existe también en los coches, en las pistas y entre los pilotos del Dakar?

Creo que poco, este un deporte que no hay contacto… Por ejemplo, en las motos de circuito, en Moto GP y demás, sí que puede haber más juego sucio. También hay un reglamento técnico que cumplir y en un mundo donde hay marcas oficiales detrás que dan tu imagen y la suya, no se puede hacer juego sucio. Sí es cierto en que hay ciertas situaciones como cuando alguien no te deja pasar cuando va más lento y te obliga a rodar detrás, envuelto en el polvo... Aunque en este caso siempre son los mismos pilotos y ya sabemos cómo hay que actuar.

¿Cómo se vive y convive con tu copiloto, durante tantas horas al día, con el cansancio acumulado y la tensión de la carrera? Seguro que habrá muchas broncas...

En mi caso echo pocas broncas porque tengo la suerte de que soy ‘ex motard’ y entiendo la dificultad de la labor del copiloto. En la moto es muy difícil navegar, pero también tienes más visión del terreno. En el caso de mi copiloto, me cuenta por dónde tengo que ir yo, pero tiene pocas posibilidades de ver el terreno y por eso le entiendo. Es cierto que a veces hay ciertas tensiones, pero todo lo que pasa tiene que quedarse dentro del habitáculo y nunca sale. Al final, el éxito y el fracaso es tanto del piloto como del copiloto porque en los raids es tan importante uno como otro.

placeholder Este año se cumple una década de su triunfo en el Dakar.

El año pasado llegó justo de kilómetros con el Mini All4 Racing, su misma montura para este Dakar y Peterhansel dice que le ve como posible ganador…

Yo creo que sí, pero voy con mucha tranquilidad. Va a ser una carrera larga y difícil, estamos muy bien preparados. El Dakar es otra historia, es un rollo complejo y difícil, pero me veo con ambición. Tenemos buenas sensaciones, volveré contento con lo que haya hecho porque hemos trabajado muy duro, pero también va a ser una carrera dura, dura, dura.

Nani Roma ha conocido lo mejor y lo peor del Dakar, antes en África y ahora en Sudamérica. ¿Sigue disfrutando con el espíritu de la prueba?

A mí me gustaría que fuera un poco diferente, pero la vida va cambiando y los tiempos también. Tuvimos la suerte de vivir unos momentos geniales en África, ahora toca vivir en otras cosas en un continente que nos ha recibido muy bien y con gente súper apasionada con el Dakar. Es otra historia.

También ha experimentado la evolución de los coches. Peterhansel reconocía que en dos años su coche no ha sufrido una avería a pesar de la tralla que le meten en las pistas, las piedras y las dunas…

Sí, es realmente increíble, la gente no se lo puede imaginar. Para empezar, yo ya alucino con los coches de serie: un coche de diez mil euros aguanta una barbaridad. El otro día me reí mucho con una historia. Bill Gates decía que si los coches hubieran evolucionado como la informática serían la leche. Y el presidente de General Motors le contestó que, por suerte, no lo han hecho como los ordenadores porque cada veinte kilómetros estaríamos parados y reseteando con el coche (se ríe). Fue una respuesta brillante porque es así. ¿Cuántas veces se cuelga un ordenador? Tú coges un coche, y hoy, los de serie, siempre funcionan.

Luego están los nuestros. Un coche de rallies después de dos especiales se cae. Pero flipas con lo que podemos tirar en un día con un coche de raids, los agujeros por los que pasamos… De hecho, no es el coche el que se rompe, soy yo el que se rompe la espalda al final del día. Es espectacular cómo han evolucionado, su tecnología, es una pasada.

En el Dakar también competirá su mujer, Rosa Montero, un caso único. ¿Cómo lo llevan? Al final del día no le podrá contar batallitas, ¿no? Ella sabe de qué va la historia…

Bien, lo llevamos bien. Antes de conocernos, a Rosa ya le gustaba el desierto y había ido antes que yo a África; fue subcampeona de España de enduro y hace muchas carreras. No lo tiene fácil porque estoy viajando siempre y tenemos tres hijos, pero se organiza. Aquí nada de contar milongas porque ella ya sabe lo que se da en este mundo (risas).

Ahora se cumplen diez años de su victoria en motos. ¿Cómo ve el Nani Roma del presente, compitiendo en coches, a aquel que competía en dos ruedas? ¿Cómo ha evolucionado?

Bill Gates