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La Martona, sin calefacción ni comida: así preparaba España los Mundiales
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LLEGARÁN A BRASIL CON DIEZ ENTRENAMIENTOS

La Martona, sin calefacción ni comida: así preparaba España los Mundiales

España llegará al inicio del Mundial con 9 sesiones. Atrás quedan las preparaciones de mes y medio como la vivida antes del Mundial de Argentina 1978

Foto: La Selección en su último entrenamiento en Las Rozas (Reuters)
La Selección en su último entrenamiento en Las Rozas (Reuters)

España llegará al inicio del Mundial con apenas diezentrenamientos. Atrás quedan los tiempos de mes y medio de preparación que daban lugar a todo tipo de anécdotas y a malos rollos en una convivencia imposible. Ahora todo está medido al detalle, por algo España es la campeona del mundo y sus jugadores los que pelean por todos los títulos, lo que lleva a la Roja a preparar un Mundial en poco más de una semana.

Así está montado el fútbol de hoy en día; prima la competición por encima del deportista o las condiciones en las que afrontar las citas deportivas. Los entrenadores y preparadores físicos se han adaptado a un fútbol en el que lo más importante es la competición. Atrás quedan los tiempos en los que un Mundial se preparaba durante mes y medio, con concentraciones largas y tediosas al máximo. Del blanco, al negro.

La FIFA ‘obliga’ a que todos los jugadores que acudan a Brasil hayan disfrutado de una semana de falta de actividad antes de colgarse la acreditación al cuello. En lo que no repara es en las condiciones en las que llegan los jugadores ni las que van a sufrir en Brasil, con partidos que se jugarán a la una de la tarde con más de 35 grados centígrados y un 80% de humedad.

Ante este panorama, lo que buscan los preparadores físicos es adecuar el cuerpo, no prepararlo. No hay tiempo. Es imposible. Ahora, a un Mundial, un internacional español llega con 60 partidos en sus piernas. Antes, la cifra tope era los 46. Van rodados y en menos de un mes ya tienen que afrontar la próxima competición oficial como es la Supercopa, en este caso los jugadores del Real Madrid y los sevillistas que están repartidos por otras selecciones tipo Bacca, Beto o Rakitic. En esos diez entrenamientos, JavierMiñano buscará que el jugador no pierda el punto de forma y los que vienen de tres semanas de inactividad ir recuperando el mejor punto progresivamente.

Lo que busca Del Bosque –él no sufrió el suplicio del Mundial de Argentina y su larga preparación de cinco semanas con una concentración en la legendaria ‘Martona’, en la que por no haber no había ni calefacción en las habitaciones– es dar la espalda al aburrimiento. Se intenta que el jugador mantenga el punto de forma y que poco a poco vayan subiendo la intensidad de los trabajos, pero seleccionando el esfuerzo y, sobre todo, intentando evitar las lesiones. A la más mínima fatiga muscular, se regula la carga de trabajo, esa es la máxima.

En ese Mundial del 78, Del Bosque se cayó por una rotura de tibia pese a estar recuperado de la misma y España, de la mano de Kubala, se estrelló en el intento rodeada de polémica por todos lados. “El Mundial lo perdimos en La Martona. No había nada alrededor, ni luces. En el interior no llegaba la comida y, por supuesto, no había calefacción. Se dormía con el chándal. Sin embargo, Holanda se alojaba en el Hindú club con sus mujeres y todo. A nosotros nos llevan al medio de la nada (hoy es un selecto club de golf) y teníamos que subirnos a un autobús para ir a entrenar. Todo esto después de cuatro semanas de una preparación similar a la de una pretemporada de las de antes”, comentó Rubén Cano a AS cuando el diario llevó al exdelantero hasta La Martona. A las primeras de cambio, a la calle. Lógico.

Cuatro años más tarde, con Santamaría de entrenador, otras cuatro semanas de concentración. En este caso en Cercedilla y sin libertad para poder pisar la calle por el acoso mediático y popular. Los jugadores llegaron al inicio del Mundial cansados y sin apenas energía. Más adelante, y ya con menos tiempo, llegó la época del balneario que puso de moda Clemente y que siguió Camacho. Una semana de recuperación, otra de trabajo, más una tercera de partidos lejos de España. Algo parecido a lo actual, pero con más tiempo. Luis Aragonés introdujo un matiz, el de los días libres entre partido y partido de competición, matiz que también ha hecho suyo Del Bosque, partidario de cambiar el escenario cada cinco días para combatir el aburrimiento.

En esta ocasión, España se ha refugiado en Washington. Hotel Mandarín, nada que ver con La Martona, y con la libertad de poder pasear por la calle sin agobios de ningún tipo. Nada parecido a esa escena en la que Rubén Cano metió a diez internacionales en un Renault al término de la participación española en busca de fiesta y del que tuvieron que salir a punta de rifle. La policía militar de Videla les hizo tirarse al suelo hasta que comprobaron de quiénes se trataban. Buscaban diversión en Buenos Aires, la que no encontraron en mes y medio de concentración y partidos. Ahora no hay tiempo para el aburrimiento. Las preparaciones son exprés y a la carta.

España llegará al inicio del Mundial con apenas diezentrenamientos. Atrás quedan los tiempos de mes y medio de preparación que daban lugar a todo tipo de anécdotas y a malos rollos en una convivencia imposible. Ahora todo está medido al detalle, por algo España es la campeona del mundo y sus jugadores los que pelean por todos los títulos, lo que lleva a la Roja a preparar un Mundial en poco más de una semana.

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