El Tata Martino no encuentra amigos ni apoyos antes del Clásico

Gerardo Martino se juega todo en un mes y lo hace porque su equipo sigue vivo en las tres competiciones. Su orgullo deportivo está en juego, no así su futuro. El mérito del argentino ha sido llegar a ese punto rodeado de soledad. El técnico no ha encontrado apoyo alguno desde que aterrizó en pleno verano por el Camp Nou. Se siente solo y, lo que es peor, en medio de un fuego cruzado que no logra entender por más que ha intentado acercarse a ese llamado entorno azulgrana.

El problema es que nunca le han aceptado. Los jugadores porque puso en duda una manera de jugar que han idealizado. El club porque llegó como urgencia y sin el cartel de favorito, siendo Rosell su único avalista y la afición porque nunca ha gustado el juego que ha exhibido su equipo. Pese a todo, llega al Bernabéu vivo y coleando, pero muy solo y convencido de que su aventura en el Barcelona tiene fecha de caducidad en un par de meses, tal y como contó El Confidencial el pasado mes de diciembre. Así lo confesó en su regreso a Rosario en las fechas navideñas y continúa convencido de ello. En este tiempo no se ha producido gesto alguno que le pueda hacer cambiar de idea.

Al poco de llegar al Camp Nou se dio cuenta de que contaba con un factor decisivo en contra y era el sello de procedencia. Ni holandés ni crecido alrededor de La Masía. Pero lo que no esperaba jamás el argentino era encontrar la batería de misiles lanzados desde su propia casa en los días en los que el equipo azulgrana se juega el todo por el todo. La filtración de la confesión de su próximo adiós en un medio tan cercano al club como es TV3 ha sido un golpe bajo para el técnico. Rexach, conocedor como pocos del entorno del club catalán, lo confesó ayer durante el Desafío Nacex. “Las noticias contrarias a Martino han nacido en Barcelona”, despejando cualquier duda respecto al origen de las supuestas campañas mediáticas. Bartomeu intenta acercarse al entrenador, pero el argentino piensa que ya es tarde. Demasiado.

La relación que ha mantenido con la plantilla, que se encontró hecha y sin opciones de modificar, ha sido distante y fría. Nunca le han tenido entre sus oraciones. Su escasa aportación en los entrenamientos y su manera de entender el fútbol son los motivos. Los jugadores, parte de la plantilla mejor dicho, no aceptaron esa renuncia a un estilo que ponía en peligro la pelota como método del discurso futbolístico. La victoria ante el Rayo Vallecano, pese al 0-4 que reflejó el marcador, marcó un antes y después. Hablamos del porcentaje de la posesión y no de los tres puntos, que viajaron hacia Barcelona como el que no quiere la cosa.

El Tata se atrevió a entregar el control del balón. Sentenciado. En estas, la afición ha decidido dar la espalda a su equipo, dejando desnudo el Camp Nou y al aire muchas localidades. Tanto es así que en sólo tres años la petición de entradas de la afición para la final de Copa, en el mismo escenario y con idéntico rival, ha quedado reducida a la mitad. De 72.767 a 36.323. Tal cual.

Mientras, sus dos estrellas aparecían más en las páginas de sucesos o economía que en las de deportivas. Messi y Neymar se vieron salpicados en escándalos financieros que siempre pasan factura en el rendimiento del equipo. Además, Valdés ya está fuera desde hace un año y Puyol ya ha confirmado su adiós. ¿Quién da más? Ni un solo factor a favor al que agarrarse para pensar en un escenario ideal para entrenar a un equipo como el Barcelona.

La prensa especializada catalana tampoco le ha ayudado a encontrar un entorno favorable. Martino ha sido un blanco fácil, empezando por las listas de posibles sustitutos y terminando con el famoso debate de la posesión. Nunca se ha sentido cómodo y no ha encontrado esa mano amiga que tanto ha ayudado a sus antecesores en el cargo. Así llega al Clásico el entrenador de un Barcelona que contará con todos y todo en el Bernabéu y cuya única duda es saber si Neymar será titular o no. La afición, según las encuestas, prefiere a Pedro.