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La 'guardiolización' del Tata surte efecto y el Barcelona recupera la sonrisa
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La 'guardiolización' del Tata surte efecto y el Barcelona recupera la sonrisa

Tras las críticas en el entorno azulgrana a la metodología implantada, el técnico da un paso atrás y de forma inteligente regresa a la senda de Pep

Foto: Gerardo 'Tata' Martino da instrucciones a sus jugadores desde la banda del Camp Nou en el encuentro de Liga ante el Elche. (Efe)
Gerardo 'Tata' Martino da instrucciones a sus jugadores desde la banda del Camp Nou en el encuentro de Liga ante el Elche. (Efe)

No debe ser fácil llegar a un equipo hecho a sí mismo, incapaz de renunciar a un estilo acuñado concienzudamente durante cinco años, y querer cambiar sus señas de identidad. Peor aún cuando ese ADN ha sido el culpable de que el equipo se erija en el dominador del fútbol de los últimos años. Eso fue lo que quiso llevar a buen puerto Gerardo Martino cuando aterrizó en Barcelona el pasado mes de julio. La sombra de Guardiola siempre le persiguió. Sin embargo, el rosarino siempre quiso llevar a cabo su propio proyecto. Unlibro de estilo que distaba del desu precedesor. Tras24 partidos (18 victorias, 4 empates y 2 derrotas), y algunas piedras en el camino,Martino recula y da un paso atrás en su tesis para acercarse a un fútbol que tantas alegrías ha dado a la parroquia culé.

"El Barcelona tiene un compromiso con la estética". Esas palabras sirvieron de amable carta de presentación de un hombre que casi antes de aterrizar en El Prat ya estaba en el disparadero. Sobre su forma de entender el fútbol Martino lo dejó claro desde el primer momento."Quizás tengo una mirada sobre lo lindo más variada que la de ustedes. Me parece lindo lo que tiene 20 toques y lo que tiene tres”, comentabaen unode sus innumerables alegatosante los medios.Pero en la pizarra del Tata subyacíauna idea que sedistancia de lo vivido hasta el momento.El equipo no lograba practicar ese fútbol de toque que rozaba la excelencia para algunos (al tiempo que servía de somnífero para otros) . La tensión y los nervios se dispararon con los dos pinchazos consecutivos en ante el Ajax y el Athletic.Cada partido se convertía en un nuevo examen y la presión era insoportable.

Como ocurre enlas relaciones personales, las comparaciones suelen ser odiosas. El amor incodicional que elBarça ha profesadoaGuardiola no es fácil de olvidar. El Tata firmó por dos temporadas con opción a una tercera, pero el argentino siempre quiso condicionarlo suscrito a un clima favorable.Envuelto en un ambiente enrarecido, por momentos hostil y tendente a la eterna comparación con el pasado, nunca se leha regalado nada. Por si fuera poco, las lesiones, lasrenovaciones que parecían eternizarse en el tiempo, han supuesto un obstáculo añadido a la hora de enderezar el rumbo. Un rumbo que sólo los incontestables guarismos han encargadode mantener con velocidad de crucero.

Ahora todo parece volver a su sitio. Lanueva versión del Barça del Tata quiere parecerse más al de Guardiola.Los pesos pesados del vestuario entienden con mejor agrado el sistema de rotaciones implementado. Del mismo modo, el Tata da más cancha que en el comienzo del curso los Xavi, Iniesta, Cesc y compañía.Elparón navideñoha servidopara reflexionar acerca de la fase decisiva del curso y desintoxicar una mente cargada de opiniones, críticas y mensajes incendiarios. Algo que atormentaba a Martino y le hacía ennegrecer sufuturo.

Para muestra un botón. El pasado domingo, en el partido ante el Elche se vio un Barça total. Un equipo que anestesia con toque preciso, viveza constante y mordiente letal. A pesar de que el rival no ofreció lucha y salió entregado, el Camp Nou pudo ser testigo de los encuentros más ‘guardiolescos’ de Martino. Alexis, con su primer ‘hat-trick’ desde que aterrizara en la Ciudad Condal, y Pedro, con un gol y una asistencia, brillaron y apretaron una sana competencia que agrada a cualquier técnico.

Y es que, paradojas del destino, con la vuelta de Messi y Neymar, probablemente uno de los dos podría quedarse fuera del once que salga en el Calderón.Tras el choque,Martino quiso transmitirun mensaje optimista y ambicioso, defendiendo un planteamiento y una forma de jugar que cada día se acercaasu versión máslinda. “Las sensaciones son muy buenas. El equipo está bien, en forma, pero nuestro mejor momento está todavía por verse”. Una lindeza sobre el césped que tiene continuidad en el rostro sonrientede un Barça que está preparado.

Vuelve la ‘mano dura’ a Can Barça

Más allá de sus planteamientos tácticos y su forma de entender el fútbol, el Tata, aunque los jugadores hayan querido reseñar su autoridad, siempre ha sido visto como un entrenador laxo a la hora de imponer una férrea disciplina fuera del campo. Un aspecto que también le alejaba de sus predecesores en el cargo. A su llegada, se flexibilizaron algunas de las principales normas disciplinarias instauradas en la época de Guardiola y Tito Vilanova.

Para el argentino, la confianza y la buena onda con el grupo eran suficientes para lograr el equilibrio. Por este motivo, las sanciones y las multas habían sido territorio virgen. Una estabilidad que, en vista de las turbulencias en la nave durante algunos momentos del curso, no ha resultado ser tan evidente. Algo que cambiará con la llegada del nuevo año.

Hasta ahora, con el Tata, los jugadores tenían la opción de llegar a los entrenamientos hasta 15 minutos antes de su comienzo,en lugar de la hora de antelación impuesta en la era Pep. Incluso, se ha hablado de la existencia de una hoja de visitas donde los jugadores debían anotar su hora de llegada a la ciudad deportiva.Otro de los aspectos del día a día del equipo modificados atañe a los desayunos. Tras eliminar la norma de desayunar todos juntos en los días de partido en casa, el cuerpo técnico ha rectificado y los jugadores tendrán que compartir la primera comida del día.

En consecuencia, según informó en los últimos días ‘Mundo Deportivo’, vuelvenlas multas leves para aquellos que no cumplan con lo acordado. Una forma de tensionar a sus pupilos al tiempo que se recuperansanas costumbres establecidas en el pasado.Así las cosas, y con la parte decisiva de la campaña a la vuelta de la esquina, el Tata regresa a los orígenes dentro y fuera del campo. Y es que cuando la receta del éxito es tan simple, renunciar a una filosofía nunca será un fracaso.

No debe ser fácil llegar a un equipo hecho a sí mismo, incapaz de renunciar a un estilo acuñado concienzudamente durante cinco años, y querer cambiar sus señas de identidad. Peor aún cuando ese ADN ha sido el culpable de que el equipo se erija en el dominador del fútbol de los últimos años. Eso fue lo que quiso llevar a buen puerto Gerardo Martino cuando aterrizó en Barcelona el pasado mes de julio. La sombra de Guardiola siempre le persiguió. Sin embargo, el rosarino siempre quiso llevar a cabo su propio proyecto. Unlibro de estilo que distaba del desu precedesor. Tras24 partidos (18 victorias, 4 empates y 2 derrotas), y algunas piedras en el camino,Martino recula y da un paso atrás en su tesis para acercarse a un fútbol que tantas alegrías ha dado a la parroquia culé.

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