Demasiado inocente para tanta pasión: el Sevilla hunde al Betis

Por si hay algún despistado a estas alturas, un derbi de Sevilla es algo muy grande. En la capital andaluza, la rivalidad futbolística entre sus dos clubes más importantes ocupa a diario un puesto de honor en las conversaciones y sentimientos de sus habitantes. De ahí que a toda esa pasión haya que responder en el campo como se merece.

El Real Betis volvió a repetir la escena del pasado año, cuando se llevó un histórico y doloroso 5-1, y en dos minutos ya había dado todas las facilidades a su eterno adversario para que subiera el 1-0 al marcador. Reyes, resucitado por enésima vez, dio cómodamente un balón en profundidad a Bacca, para que el colombiano corriera sin oposición a batir a Sara.

Si la imagen de inocencia ya había retratado a los béticos, colistas en la tabla, el siguiente error es de los que marcan a un equipo y a un jugador. El central brasileño Paulao, nada más recibir la primera amarilla, cometía una flagrante falta sobre Reyes como reacción infantil tras perder la pelota tontamente. El defensa se marchó entre lamentaciones a la ducha antes del descanso y, para colmo, el Sevilla aprovechó ese lanzamiento para hacer el segundo con un cabezazo de M’Bia, quien remató sólo.

Por muchos llamamientos a la fe que Mel bridaba a los suyos desde el área técnica, el Betis se mostró en todo momento como un equipo menor en manos de los locales. Ni rastro del equipo de juego bello y vertical que el pasado curso quedó por encima de los sevillistas clasificándose a la Europa League. Los problemas son ya graves, hundido en la última plaza con sólo nueve puntos, aunque sólo a tres de varios equipos que le preceden.

“A segunda, a segunda”

En cambio, Nervión disfrutó con su equipo y ya tiene media Liga por delante para burlarse del vecino, del compañero de trabajo o del familiar verdiblanco, mientras su equipo va confirmando la mejoría. Emery consigue un importante acicate con esta victoria, que sin duda dará tranquilidad a un proyecto demasiado nuevo pero llamado a decir cosas importantes en España a medio plazo.

El tercer gol, obra de Vitolo en otro uno contra uno ya en la segunda parte, certificó el triunfo, confirmó de nuevo la fragilidad bética y convirtió el último cuarto de partido en un mero trámite. La temperatura volvió a subir con el postrero tanto de Iborra, de nuevo a balón parado, en el 88. La grada pidió la ‘manita’ mientras todo el Sánchez Pizjuán cantaba “A segunda, a segunda” a su rival. El fútbol, los goles, la pasión y la mofa las puso el Sevilla. En el peor escenario posible, el Betis ahondó en su pesadilla particular de la presente temporada.

Ficha técnica:

4 - Sevilla: Beto; Diogo Figueiras, Fazio, Carriço, Albero Moreno; M'Bia, Iborra; Reyes (Perotti, m.70), Rakitic, Víctor Machín (Jairo, m.86); y Bacca (Gameiro, m.76).

0 - Betis: Sara; Juanfra, Paulao, Amaya, Dídac Vilá; Nono, Xavi Torres; Steinhöfer (Jordi Figueras, m.46), Verdú, Vadillo (Rubén Castro, m.60); y Jorge Molina (Matilla, m.68).

Goles: 1-0, M.02: Bacca. 2-0, M.43: M'Bia. 3-0, M.59: Víctor Machín. 4-0, M.88: Iborra.

Árbitro: Javier Estrada Fernández (Comité Catalán). Expulsó por dos tarjetas amarillas al bético Paulao, quien las vio en los minutos 36 y 42, y al segundo entrenador del Betis, Roberto Ríos, en el minuto 45 por protestas airadas. Además, amonestó a los visitantes Vadillo (m.37), Nono (m.46+), Xavi Torres (m.51) y Matilla (92) y al local Reyes (m.46+).

Incidencias: Partido de la decimocuarta jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante cerca de 45.000 espectadores, entre ellos unos 1.300 béticos situados en una zona acotada de la grada de Gol Sur. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio por las víctimas del reciente tifón sufrido en Filipinas. El Sevilla lució en sus camisetas la leyenda 'Reto 28028' de la campaña de UNICEF para la ayuda a los damnificados en esta catástrofe y el Betis saltó al campo con otras con el mismo lema. También antes del choque, se homenajeó a varios jugadores del Sevilla de la década de los sesenta, quienes saludaron desde el césped. Terreno de juego en buenas condiciones.