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Valverde, en el laberinto del futuro del Barcelona, Valencia y Athletic
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UN AÑO DESPUÉS, EL TÉCNICO REPITE PROPUESTAS

Valverde, en el laberinto del futuro del Barcelona, Valencia y Athletic

Ernesto Valverde está preso en su laberinto. De oro, eso sí. El actual entrenador del Valencia, que ha logrado poner orden en un club ingobernable, vuelve

Foto: Valverde, en el laberinto del futuro del Barcelona, Valencia y Athletic
Valverde, en el laberinto del futuro del Barcelona, Valencia y Athletic

Ernesto Valverde está preso en su laberinto. De oro, eso sí. El actual entrenador del Valencia, que ha logrado poner orden en un club ingobernable, vuelve a vivir sensaciones de un pasado muy reciente. A estas alturas del pasado año, el técnico se despedía de Olympiacos a lo grande, ganando títulos. En sus últimas semanas como máximo responsable del equipo griego recibe dos llamadas. Una procedente de Barcelona. Zubizarreta le invitaba a convertirse en sucesor de Guardiola. La otra, de Bilbao. Urrutia le pedía paciencia, unas semanas de espera antes del adiós de Bielsa. Al final ni uno ni otro. Valverde, paciente y buen entrenador, esperó hasta que apareció el Valencia, equipo al que ha logrado enderezar pese a que desde fuera se empeñan en poner zancandillas por todos lados.

Ahora la historia se repite. Por Bilbao quieren contar con el que fuera jugador, aunque parece ser que Ziganda tiene ventaja por aquello de ya estar en la casa, en el segundo equipo. En Barcelona saben que la opción Tito Vilanova no tiene unos cimientos muy sólidos y continúan sondeando alternativas. La de Valverde es la primera. Gusta al director deportivo y no desagrada a un Sandro Rosell más centrado ahora mismo en cerrar el mediático fichaje de Neymar que de sentar las bases de un nuevo proyecto. 

Por si fuera poco, Valverde está cumpliendo con el Valencia. Se siente cómodo. Tanto que llegó a un acuerdo con Manuel Llorente dos días antes de que tuviera que salir de la presidencia del equipo valencianista, situación que ahora mismo no se ha producido con los nuevos dirigentes. Los jugadores le respetan en un vestuario complicado como pocos. El club, o lo que queda de ello, también valora lo hecho por el técnico, mientras que la afición le ve como un héroe por tener al equipo en lucha por la Champions cuando meses antes hasta veían peligrar la clasificación para Europa.

Ante este panorama Valverde duda, pero lo que tiene claro es que quiere iniciar la temporada sentado en un banquillo. El problema es el momento de la decisión, paso que tiene completamente decidido. Se siente cómodo en su actual equipo. Las incógnitas respecto al futuro de la entidad parecen no afectarle, pero siempre pesan en el ánimo a la hora de alargar su estancia en un vestuario que domina a la perfección. En el club parecen estar interesados en renovar su vínculo, pero tampoco garantizan un equipo competitivo como el actual.

El asunto del Barcelona está ahí. La primera opción es Vilanova, pero Valverde se ha convertido en la alternativa más sería. Todo está en manos de Tito y su estado anímico y físico. En el Athletic les gustaría contar con el todavía entrenador del Valencia, pero las continuas indecisiones de Urrutia no despejan las incógnitas respecto al futuro del banquillo del nuevo San Mamés. Además, en los últimos días, Valverde ha recibido la propuesta de otro gran equipo europeo. Mientras, el técnico lucha por meter al Valencia en Champions. ¿Su secreto? La normalidad

Ernesto Valverde está preso en su laberinto. De oro, eso sí. El actual entrenador del Valencia, que ha logrado poner orden en un club ingobernable, vuelve a vivir sensaciones de un pasado muy reciente. A estas alturas del pasado año, el técnico se despedía de Olympiacos a lo grande, ganando títulos. En sus últimas semanas como máximo responsable del equipo griego recibe dos llamadas. Una procedente de Barcelona. Zubizarreta le invitaba a convertirse en sucesor de Guardiola. La otra, de Bilbao. Urrutia le pedía paciencia, unas semanas de espera antes del adiós de Bielsa. Al final ni uno ni otro. Valverde, paciente y buen entrenador, esperó hasta que apareció el Valencia, equipo al que ha logrado enderezar pese a que desde fuera se empeñan en poner zancandillas por todos lados.