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La inocente expulsión de Curtois abrió la puerta para que el Real Madrid cumpliera con el guión
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DE NADA SIRVIÓ EL BUEN ARRANQUE DEL ATLÉTICO QUE TERMINÓ GOLEADO

La inocente expulsión de Curtois abrió la puerta para que el Real Madrid cumpliera con el guión

Lo que parecía iba a ser un paseo del Real Madrid no fue tal pese al contundente resultado final de cuatro a uno. El equipo de

Foto: La inocente expulsión de Curtois abrió la puerta para que el Real Madrid cumpliera con el guión
La inocente expulsión de Curtois abrió la puerta para que el Real Madrid cumpliera con el guión

La expulsión del portero rojiblanco cambió todo, volteó un choque que pintaba en rojiblanco, pero no sólo por el hecho de que el Atlético se quedara con uno menos, si no también por el mensaje que mandó Manzano al retirar a Diego y por el mensaje positivo que recibió el Real Madrid, equipo que necesita un simple estímulo para meterse en cualquier partido. A partir de ahí la historia fue otra. Sin jugar un gran partido, el Real Madrid fue superior, tanto en lo futbolístico como en lo físico. Ronaldo en dos ocasiones, ambas de penalti, Di María e Higuaín hicieron que el tanto de Adrián se quedara en nada.

Capítulo aparte se merece Mateu Lahoz. El valenciano acertó en las decisiones más trascendentales del partido, pero hay que tener el pulso muy relajado para marcar el límite de lo que es un contacto de una falta. Los jugadores empiezan a respetar al colegiado, pero en ocasiones pasea por el filo de manera peligrosa. Moda o no, Mateu está consiguiendo adeptos a su manera de ver el fútbol y en todo un derbi ha juzgado a su manera: dejando jugar. Y eso el público y los jugadores nobles lo agradecen.

El Real Madrid empezó con muchas dudas

Tanto hablar de lo que iba a ser un paseo madridista, que el partido se inició con el guión cambiado. El Real Madrid saltó al terreno de juego timorato, con miedo, como asustado. Nada que ver con ese equipo que se llevaba todo por delante en los primeros minutos de los últimos partidos. El Atlético era el que la tocaba, el que estaba mucho mejor colocado, con un Diego situado entre líneas que se movía a su antojo para desesperación madridista. Siempre buscaba a Adrián y lo encontraba. El dominio no se plasmaba en ocasiones claras, pero al menos bastaban para meter al Real Madrid atrás, lejos del área de Curtois.

Del Real Madrid ni rastro. Pasaban los minutos y Mourinho ya empezaba a moverse. Veía venir algo más que el simple dominio rojiblanco. Lo intuía. Reclamaba a su equipo tener más pelota, adelantar líneas, pero nada de eso sucedía. La pelota quemaba en los pies de un individualista Ronaldo y de un Özil sin el toque, desborde y claridad de la pasada temporada.

La conexión Diego-Adrián no fue suficiente

El fútbol rojiblanco pasaba por esa sociedad formada por Diego y Adrián. Se entienden, conectan y ambos se inventaron una jugada perfecta, en la que también colaboró Salvio, que terminó en gol del internacional sub 21. El tanto ratificó lo sucedido en el primer cuarto de hora: superioridad rojiblanca, con destellos de los antes mencionados. El Real Madrid estaba entregado, roto, con un agujero en la banda de Marcelo. No acertaba ni con el ritmo ni la estrategia para romper la doble barrera de cuatro que colocó Manzano por delante de su portería.

El problema para el Atlético llegó con el gol. Minuto quince, mucho tiempo por delante y el vértigo en el Bernabéu se suele pagar. Sin quererlo el gol de Adrián sirvió para que el Atlético diera dos pasos atrás, que buscara defender más que atacar y claro cuando enfrente tienes a un equipo que le hace falta media ocasión para marcar como este Real Madrid, pues lo terminas pagando. Lo que nadie esperaba, por lo que se estaba viendo, era que el empate iba a llegar en la primera jugada con peligro del Real Madrid y gracias a un prodigioso desmarque de Benzema, que ejerció de delantero sabio, buscando al novel Curtois en lugar de lanzar a portería nada más encarar al belga. Penalti y expulsión como dice el reglamento. Empate y uno menos en el Atlético en el minuto 22.

Manzano tenía que quitar a un jugador y sacrificó el talento por el trabajo. Quitó a Diego y renunció al fútbol. Y la fórmula le aguantó hasta el descanso, ante un Real Madrid lento, premioso y sin la capacidad para presionar como en otros partidos. Era cuestión de tiempo. Resistir en el Bernabéu tanto tiempo y con el único argumento de defender es misión casi imposible ante este ambicioso Real Madrid.

Ficha técnica:

4 - Real Madrid:
Casillas; Lass, Pepe, Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Di María (Higuaín, m.60), Özil (Coentrao, m.78), Ronaldo y Benzema (Callejón, m.74).

1 - Atlético Madrid: Courtois, Perea, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Assunçao, Gabi; Arda Turan (Reyes, m.77), Diego (Asenjo, m.23), Salvio (Miranda, m.83); y Adrián

Goles: 0-1, m.16: Adrián. 1-1, m.24: Cristiano Ronaldo, de penalti. 2-1, m.50: Di María. 3-1, m.65: Higuain; 4-1, m.82: Ronaldo, de penalti.

Árbitro: Mateu Lahoz, del Colegio Valenciano. Expulsó con roja directa a Courtois (m.20) y Godín (m.82). Mostró tarjeta amarilla a Diego (m.17), a Turan (m.27), Perea (m.32), Gabi (m.36), Xabi Alonso (m.40); Filipe Luis (m.68)

Incidencias: encuentro de la decimocuarta jornada de Liga de Primera División disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 80.000 espectadores. Antes del partido Iker Casillas recibió el homenaje del estadio Santiago Bernabeu por sus 127 encuentros internacionales, el máximo hasta ahora en la historia de la selección española.

La expulsión del portero rojiblanco cambió todo, volteó un choque que pintaba en rojiblanco, pero no sólo por el hecho de que el Atlético se quedara con uno menos, si no también por el mensaje que mandó Manzano al retirar a Diego y por el mensaje positivo que recibió el Real Madrid, equipo que necesita un simple estímulo para meterse en cualquier partido. A partir de ahí la historia fue otra. Sin jugar un gran partido, el Real Madrid fue superior, tanto en lo futbolístico como en lo físico. Ronaldo en dos ocasiones, ambas de penalti, Di María e Higuaín hicieron que el tanto de Adrián se quedara en nada.